115. INTERROGATORIO

Por otro lado, Trinidad y su padre, el señor Muñóz, escucharon atentamente toda la conversación entre el señor Humberto Fuentes y su hijo Hugo desde el cuarto de vigilancia. Se miraron el uno al otro, buscando respuestas en sus rostros.

—¿Qué opinas de todo esto, papá? —preguntó Trinidad, con una mezcla de preocupación y decepción en su voz.

—No lo sé, Trinidad. La situación de ellos es realmente lamentable. Es cierto que Leviña y Rigoberto malversaron una gran cantidad de fondos de la empresa. Lamento haber confiado en ellos y haberles dado la dirección de tu negocio —respondió su padre, con pesar en su voz.

—No te disculpes, papá. También fue mi culpa por no confiar en ti y no haberte avisado de inmediato lo que estaba ocurriendo. Pude haber tomado medidas y Viviana podría haberse hecho cargo de todo. Fue una etapa difícil para mí, papá. ¿Qué crees que debería hacer ahora?

El señor Muñóz reflexionó por un momento antes de responder. Sabía que su hija buscaba orientación y apoyo en e
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