196. LA MADRE SUPERIORA
Seguí en silencio la Madre Superiora hasta la capilla, todavía muy asustada con lo que había sucedido, deseando que apareciera Julián en ese instante, para que me ayudara, porque sentía que mi mente no funcionaba correctamente. Sin embargo, no lo hizo, me imaginé que estaría luchando solo contra todo tipo de demonios que habían aparecido en mi habitación, y mi corazón latió violentamente imaginando que podía pasarle algo. Así que al entrar a la capilla, caí de rodillas pidiéndole al señor, primero, perdón por haber usado su nombre en vano. Segundo, por haber pecado en lo que yo creía que había hecho con mi esposo. Tercero, rogándole que lo cuidara de que no le fuera a pasar nada malo, así como proteger a todos los niños y las hermanas que estaban allí, de esa maldición que solo me pertenecía a mí.La Madre Superiora también rezaba en silencio a mi lado, y así permanecimos por un largo período de tiempo hasta que ella creyó que me había calmado y lo había hecho en verdad. Confi
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