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183. ASEDIO
Me quedé pensativa ante sus palabras, reflexionando sobre lo que había pasado con el capitán y la manera en que me miraba como si yo fuera una presa lista para devorar. Y aunque no tenía ninguna experiencia en luchar con hombres sabía que Julián tenía razón en eso, también el padre Bartolomé me había advertido.—Está bien, haré como dices. Mañana mismo iré a hablar de nuevo con el abogado. Debiste dejar que terminara de pedir a los obreros cuando comencé a hablar, es cierto que no lo había consultado contigo, pero mira ahora los necesitamos — le reproché suavemente.—Debes de acostumbrarte que ya no estás sola, tienes que consultarlo todo conmigo, hiciste unas cuantas preguntas teniéndome a mí, a tu lado, conociendo todo lo que querías saber. Antes de preguntarle a otra persona, tienes que preguntarme a mí, y si yo no sé, que lo dudo mucho, entonces preguntarle a otra persona que sería en este caso el señor abogado o el padre Bartolomé, son los más indicados para explicarte algo que y
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184. EL CAPITÁN
Volví a inclinar mi cabeza en modo de saludo de despedida, ante la mirada del capitán que me observaba desde la entrada del salón de blanco, para luego alejarse hacia la puerta acompañado de Dolores. Respiré aliviada cuando al fin sentí que la puerta se cerró detrás de ella, rápidamente entré en el comedor detrás de Julián, que me abrazó muy fuerte.—Corres un enorme peligro mi Ángel, todos corremos mucho peligro. Mandaré ahora mismo un carruaje al colegio a buscar a las hermanas, dile que traigan a los niños también.—Sí, tienes razón, ese capitán no me dejará tranquila. Mandaré por todos, mañana inicia diciembre, les vendrá bien pasarse las vacaciones aquí. Así que manda varios carruajes.—Lo haré ahora mismo.—¿Qué vamos a hacer con la ceremonia que tenemos que hacer de la maldición?—La retrasaremos hasta que todo esté calmado. Aún no sé exactamente lo que debo de hacer, pero estoy seguro de que debemos esperar con ese capitán rondando por aquí, de seguro no le va a gustar para na
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185. LA MADRE SUPERIORA
Desde una ventana en que me encontraba oculta, lo vi alejarse, rumbo a las caballerizas que estaban herméticamente cerradas, por lo que maldijo y se alejó a todo dar de su caballo. —Estoy empezando a entender por qué no le gusta el capitán, señorita Ángel —me dijo el señor abogado mientras lo observábamos alejarse. —Él no está interesado en usted, sino en lo que tiene.—¡Exacto! Muchas gracias por su ayuda. Mañana deben llegar las hermanas de mi colegio y podrá usted marcharse. La madre Superiora se hará cargo. Me sentí más segura, aunque estaba convencida de que él no se rendiría así de fácil. Ya Julián y el abogado habían contratado a muchos obreros del pueblo. Incluso mandé a arreglar el albergue por si les apetecía quedarse allí. También, había hecho desaparecer a todos mis sirvientes de la casa y contratado, a casi todas las mujeres que nos ayudaron del pueblo que eran blancas.Todos murmuraban entre ellos, lo que estaba sucediendo con el capitán y conmigo. Era muy claro que
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186.PROPOSICIÓN
Me quedé asombrada ante la idea de la Madre Superiora, de decir que mi casa se había convertido en un colegio. Era algo que tenía en mente, y además había insinuado que yo iba a ser monja. Quitándole toda posibilidad al capitán de seguir cortejándome. El capitán se había quedado por un momento sin saber qué decir o hacer, miraba unas veces a la Madre Superiora que mantenía su sonrisa amplia y otras veces a mí y el sombrero que tenía en mi cabeza, para luego depositar su mirada en Julián que estaba detrás de mí.—¿Escuché bien? ¿Ha dicho usted un colegio? —preguntó incrédulo.—Escuchó usted muy bien, señor capitán, a partir de hoy, esto será un colegio para niños huérfanos y necesitados —contestó la madre Superiora con calma. —La señorita Ángel, mi discípula, aquí presente, ha donado esto a la institución. Y toda su fortuna.—¡¿Qué?! ¡Pero usted no debe hacer eso, señorita Ángel! Con el mayor respeto, opino que es algo que debe usted analizar muy bien. —Dijo visiblemente incómo
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187. SALÓN
—Bueno, señor capitán, ese día también pensamos hacer el baile de Navidad con todos los niños del colegio y la inauguración de la escuela. Así que no veo ningún inconveniente en que usted venga con todos sus soldados y sus invitados serán bien recibidos a esta inauguración.—Señorita, me acaba de decir que lo iba a pensar lo que le propuse. Vamos a hacer una cosa, organicemos ese baile por el día para los niños y en la noche para los adultos, será el día en que usted me dé la respuesta. ¿De acuerdo? De ser positiva, que lo espero, anunciaremos ese día nuestro matrimonio.—Señor capitán, le dije que lo iba a pensar, pero también le dije que no se hiciera muchas ilusiones, porque ya yo tomé mi decisión. Lo hago por cortesía, a la petición que usted me acaba de hacer. Por favor, tómelo como se lo he dicho.—Tengo la entera convicción, de que cambiará de idea, cuando lo converse con la Madre Superiora. Estoy seguro de que ella quiere que usted sea feliz. Y le aseguro que lo va a
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188. ARREGLOS
Después que se retira el capitán con todos sus soldados, el día se fue muy rápido. En lo que se acomodaban todas las hermanas y los niños, se nos fue pasando las horas sin que apenas nos percatáramos de ello. Cuando vinimos a ver, ya era la hora de la cena, los niños se habían bañado felices y estaban locos por salir a correr al jardín.Como el comedor era lo suficientemente grande, cabíamos perfectamente todas las hermanas, a los niños los ubicamos en las mesitas del salón del té, justo al lado de nosotros y eran atendidas por las sirvientas que había contratado del pueblo y lo hacían muy felices. La propia Tomaza les había enseñado cómo realizar el trabajo de la casa. Sus esposos, trabajaban con el ganado, y estaban esperando que ellas terminarán para irse juntos al poblado. Había sido una idea del padre Bartolomé contratar a matrimonios para evitar cualquier tipo de problema o confusión. Incluso permití que trajeran a sus hijos para que recibieran clases junto con los niño
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189. JUNTAS
—Es una larga historia que les tengo que hacer después. En cuanto ese capitán que me anda rondando, estoy muriéndome de miedo.—¿Y eso por qué? — preguntó Inés saliendo lista de su baño.—Porque está empeñado en que me casé con él, pero no es por mí, es por adueñarse de todas las propiedades que poseo incluyendo el título de baronesa.—Ya me parecía a mí, que andaba detrás de todo eso, por la manera que lo vi ordenando a los trabajadores que estaban guardando unos animales. Ahora vamos a la habitación de Caridad para que ella también realice un baño. Así lo hicimos, nos trasladamos a la habitación de Caridad donde ella tomó un baño en lo que era ahora Inés la que me contaba todo lo que había sucedido en ese día, sobre todo, me contó del viaje que había sido muy incómodo, el terreno fangoso hacía que a cada rato los carros se quedaron atascados en el. Muchas veces tuvieron que bajarse para ayudar a empujar, lo cual había sido realmente una odisea.—¿Y qué pasó con los sirvientes d
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190. CONVERSACIÓN
Me abracé por un tiempo a Julián, no sé porque tenía la necesidad de sentirme protegida por tus brazos. Nos acostamos en silencio uno al lado del otro, hasta que recordé lo que había visto al salir del salón.— Julián, tengo que decirte algo que vi cuando salí del salón de baile hoy cuando se lo estamos enseñando al capitán y a la Madre Superiora. ¿Por cierto que hiciste con el altar?—No hice nada, lo dejé allí mismo, solo lo volví invisible. estoy pensando moverlo para otra habitación. —¿Puedes traerlo para esta? —¿Para esta?—O quizás en la de mi abuela que no la usará nadie. ¿Qué opinas? La podríamos mantener cerrada con llave todo el tiempo. —Puedo llevarlos para el barracón de nuevo.— No, esta es tu casa y deben estar aquí como mismo están los míos. Además me da miedo que ese capitán los encuentre, y acabé con todos ellos. Me dio la sensación que andaba buscando una excusa para intervenir mi casa. —Tienes razón en eso — dijo Julián pensativo. —Entonces los pondremos
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 191. PROBLEMAS
— Padre, buenas noches. Necesito hablar con usted urgentemente.—Sí hijo como no, acompáñame a mi casa si no es mucho pedir, estoy realmente agotado de ese viaje en el burro, ya los huesos míos no están para eso.Y sigue caminando seguido por el capitán y los dos soldados hasta introducirse en la pequeña casa, donde lo espera una sirvienta ya con la comida hecha y puesta en la mesa. El padre se gira para ellos y los invita a cenar, pero estos rechazaron la invitación diciendo que ya lo han hecho, qué esperan pacientemente que él termine. Sin embargo el padre le dice que se siente, que pueden conversar en lo que él se toma su sopa.—¿En qué puedo serte útil?—Pues verá padre —comienza a hablar el capitán— necesito realmente que me ayude. —Pues dígame de qué se trata y veré si lo puedo ayudar— contesta el padre Bartolomé sin dejar de tomar su sopa.—Hoy me confesé con la señorita del Castillo, la cual me dijo que iba a pensar sobre mi petición de matrimonio.—Muy bien, ¿que tengo
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192. SEÑORITA BARONESA
Los relinchos de los caballos me hicieron despertar asustada al otro día, me levanté rauda de la cama y me asomé a la ventana para saber de qué se trataba todo aquello. No pude dar crédito a lo que veían mis ojos. El capitán había ordenado que sacaran a todos los caballos de la caballeriza, y estaban siendo ensillados por todos sus soldados bajo la protesta de todos los obreros y del señor abogado Edmundo, junto a su hijo. Sin pensar bien en lo que hacía y sin esperar a Julián que también miraba por la ventana, me dijera qué hacer. Me vestí corriendo con un grueso abrigo, las botas de Dolores, y me dispuse a salir a ver qué era lo que pasaba con él. Julián me acompañaba invisible a mi lado, junto a todos los sirvientes que se fueron acercando poco a poco, a los caballos para tranquilizarlos.—Buenos días, capitán. Saludé en cuanto llegué, haciendo que se girara hacia mí y viniera sonriente, tomándome una mano y dándome un beso la cual le quité inmediatamente. —¿Se pued
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