188. ARREGLOS

Después que se retira el capitán con todos sus soldados, el día se fue muy rápido. En lo que se acomodaban todas las hermanas y los niños, se nos fue pasando las horas sin que apenas nos percatáramos de ello. Cuando vinimos a ver, ya era la hora de la cena, los niños se habían bañado felices y estaban locos por salir a correr al jardín.

Como el comedor era lo suficientemente grande, cabíamos perfectamente todas las hermanas, a los niños los ubicamos en las mesitas del salón del té, justo al lado de nosotros y eran atendidas por las sirvientas que había contratado del pueblo y lo hacían muy felices. La propia Tomaza les había enseñado cómo realizar el trabajo de la casa. Sus esposos, trabajaban con el ganado, y estaban esperando que ellas terminarán para irse juntos al poblado.

Había sido una idea del padre Bartolomé contratar a matrimonios para evitar cualquier tipo de problema o confusión. Incluso permití que trajeran a sus hijos para que recibieran clases junto con los niño
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