Miré a esos bellos cachorros maravillada, el corazón me latía rápido por la alegría. Sentí una conexión apenas los vi, eran cuatro cachorros pequeños, debían ser casi recién nacidos, amontonados para resguardarse del frío. Uno de ellos era color negro azabache, otro color marrón claro y los otros dos de un rojo pardo. Eran hermosos, cargué en mis brazos al de color negro lo acuné. Me miraba con los ojos brillantes.—¿De donde han salido estos cachorros? —preguntó Seth, estaba interrogando a los que estaban afuera.Uno de los hombres respondió, estaba encogiéndose de hombros.—No tengo la menor idea, Seth. Estoy tan sorprendido como ustedes… No los vi, nadie se acercó. El que lo hizo, ha de tener una gran velocidad. —respondió, tartamudeando.—Un lobo. —dijo Seth, mirando los cachorros con desconfianza. —¿Por qué abandonaría a sus hijos?—No lo sé, pero no creo que sea buena idea conservarlos. Puede que sea una trampa, hay que llevarlos lejos. —dijo el hombre, si mal no recuerdo se lla
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