Para cuando llega el viernes por la noche y aún no me han llamado, no me quiero desanimar, me dieron una semana de plazo para recibir algún tipo de respuesta. A modo de darme ánimos y de celebrar que ya es viernes, me veo de nuevo en el bar del polígono con una cerveza en la mano. —Venga, ¡anímate! —me dice Tina—. Sino es en esa empresa será en otra. —Ya... —No es solo eso. Está así por lo de Blake —se entromete Lilly y me mira tan de cerca que le veo hasta las pecas con esta mala luz. Ni yo sé qué de todo es lo que me tiene así. —¿Y qué es lo de Blake? Según tú —digo, igual así me ilumina. Abre los ojos y los brazos, casi le tira su cerveza a un tío que nos mira mal. —¡Por favor, Gina! Blake y tú estáis echos para estar juntos. Él sale con una tía que hasta tú sabes que es tu reemplazo y tú saliste con un hijo de puta que se asemejara a él. ¡Tina! Dame la razón —le exige—. Gina, nunca has dejado de estar enamorada de Blake. Jamás he visto una relación como la vuestra, eráis pe
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