El lunes hago lo de siempre: enviar currículums, escribo cartas de presentación personalizadas para cada empresa pero no da resultados. Es un asco y por si fuera poco, creo que mi coche no tiene arreglo.Una de esas mañanas de la semana accedo a ir con Blake a pasar la mañana en taller. Josh me saluda en cuanto me ve pero yo estoy más pendiente a mi coche medio desmontado en la parte trasera del taller junto a un montón de chatarra.—He probado mil piezas nuevas pero joder, es que es una chatarra de coche —me dice.Quiero lloriquear. No tengo dinero para comprarme otro coche por ahora, aunque no lo necesite porque no es que haga mucho y si lo necesito en algún momento podré usar el de mi madre si ella no lo necesita.—No pasa nada, Josh.Él, descamisado, vuelve a encorvarse por el motor de un coche.—¡Gina! —me grita Blake desde lo lejos.Levanto la mano para que se adelante, ya lo buscaré, quiero hablar un rato con Josh. Desde la distancia lo veo resoplar y eso me saca una sonrisa.—
A eso de las siete y media, cuando la cena ya está casi lista, suena el timbre de la casa. Sé que es Blake, sigue llamando al timbre como lo hacía antes: dos veces seguidas, muy rápido, casi impaciente.Me deslizo en mis calcetines hasta la puerta y abro de un tirón. Los ojos de Blake repasan la casa como si no la reconociera del todo aunque está igual que cuando me marché. Es la primera vez que se abraza a mi madre, no recuerdo que nunca lo hicieran. Mi madre le quería por el simple hecho de que él me quería a mi, y Blake aguantaba muchas de las reglas que mi madre me ponía por eso mismo, por que me quería.—Te hemos echado de menos por esta casa —dice mi madre.Blake la tiene tan envuelta que casi la esconde.—Yo también echaba de menos venir a joder.Me trago las ganas de regañarlo. Mi madre se acostumbró a estas cosas suyas muchos años atrás. Los dos se ríen y cuando se separan, Blake me ayuda a arreglar la mesa. No mucho después vuelven a llamar al timbre. Ahora la nerviosa es mi
Ver a mi madre feliz a mi me hace feliz, pero eso de la convivencia con Ted no se me está dando del todo bien. Me dan asco.—Son como Blake y tú —se ríe Lilly.—¡No! Es mi madre, joder.Las dos se ríen. Han ido a buscarme al taller después de salir del trabajo y llevamos dos horas cotilleando en el sofá de su piso compartido. Después de pasar por mi relación con Blake, por Akira y las pocas veces que me la he encontrado, y por mi madre y Ted, es hora de lo reciente.—¿Y eso de que Josh y tu habláis todos los días? —canturreo.—No hablamos toooodos los días —dramatiza—. Tiene mi sujetador.—Ya se lo habrá dado a otra —bromea Tina.—Que haga lo que quiera —suelta.Este rollito que se traen es bastante divertido. A veces cuando va a por mi después del trabajo se quedan hablando o discutiendo lo que sea que hagan. Parecen niños, me recuerdan a Blake y a mi cuando nos conocimos. Pasa mucho, ya empiezo a creer que va más por ver a Josh que por mi.Una mañana mientras reviso papeles, Blake s
Una mañana cuando llegamos al taller está lloviendo tan fuerte que atravesamos por recepción hasta el despacho. —Como llueve, ¿no jefe? Buenos días, Gina.—Hola, Ben —digo.Blake gruñe y se revuelve el pelo mojado. Dije que tendríamos que haber salido con paragüas. Me coge de la mano y me lleva hasta la puerta del despacho que conecta con este interior. Si no hubiera una tormenta tan intensa seguro que hubiéramos escuchado antes de abrir la puerta.—¡Joder!Cerramos la puerta enseguida y no sé si reirme o preocuparme de que me esén arrugando todos los papeles.—¿Y ahora qué? —dudo.—Yo te he dicho que era un día de mierda y tendríamos que habernos quedada en casa a follar como ellos.Estoy a punto de admitirle que tiene razón, pero se escucha el ajetreo dentro del despacho y Josh sale casi tropezándose con Lilly detrás arreglándose la ropa.—¿Vienes a eso? —le regaña Blake y le tiro de la camiseta.No puede reprocharles algo que nosotros hemos hecho infinidad de veces.—Joder —suelta
Llego a casa empapada. El paragüas no me ha servido de mucho y lo tiro de mala gana al paragüero cuando entro en casa. Enseguida los pasos rápidos de Blake se aecrcan y aparece en el pasillo de la entrada. Puede que sea la primera vez en días que me mira así, preocupado.—Voy a ducharme, cuando salga tenemos que hablar —digo antes de darle tiempo a decirme nada.—Gina...Le paso por el lado, sé que estoy mojando el suelo pero no me importa. Me sigue hasta el baño pero me encierro y lo escucho trastear con el pomo.—Gina, abre, por favor.No soy tan fuerte como para ignorarlo así que pongo música en mi teléfono que se mezcla con el sonido de la ducha. No me atrevo a salir del baño hasta que estoy seca de pies a cabeza y envuelta en una toalla camino hasta la habitación. Al pasar por el salón Blake me mira sobre el respaldo del sofá y por suerte no me sigue porque así puedo tener unos últimos segundos de pensar mientras me pongo el pijama.En el salón hay mucho hueco a su lado en el sof
—¡Gina! —me grita Lilly al teléfono—. Necesito que vengas, ¡ya!Blake me mira sentado en el sofá a mi lado.—¿Ahora?—¡Sí!Muy a mi pesar me levanto del sofá y Blake me echa "esa" mirada de inconformidad. Estábamos tan cómodos aquí acurrucados.—Me llevo el coche, ¿vale? —digo.—Que sepas que la odio.Sé que no lo dice enserio así que le doy un beso y me visto deprisa con lo primero que encuentro antes de salir volando. Espero que contra antes me marche antes llegaré. El tramo entre su piso compartido y el nuestro es de unos diez minutos en coche y cuando llego parece que las dos ya llevan un buen rato esperándome. Tina me arrastra hasta el marco de la puerta de su baño y casi me caigo de culo.—¿Va enserio? —dudo, boquiabierta.—No me ha bajado todavía.Miro a Lilly a las dos pruebas de embarazo sobre el lavabo. ¿Esto está pasando de verdad? Aunque más estupefacta que yo está ella.—¿Y a qué esperas? —musito y la empujo dentro del baño—. Estamos aquí fuera.El silencio es sepulcral.
GINAEl teléfono de Blake empieza a sonar de madrugada, casi a las tres y media y de un salto estoy fuera de la cama. ¡Es Josh!—Blake, Blake —lo llamo y lo sacudo.Él gruñe pero no hay tiempo para eso. Llevamos días muy atentos a su embarazo, debía haber salido de cuentas la semana pasada y como no lo hizo, estos días ya ni siquiera salen de su casa preparados para correr al hospital.Cojo su teléfono mientras lo arrastro fuera de la cama.—¡¿Ya?!—Sí, ya, estamos en el hospital —me responde Josh y nunca lo he escuchado tan vuelto loco—. No me dejan estar con ella todavía hasta que entre al paritorio. Irá para largo, dicen.—¿Vamos?¿Tenemos que ir? Para Josh, Blake es su hermano y dice que somos su única familia (ahora junto a Lilly y su hijo). Igual quiere que estemos allí, y yo quiero estarlo para Lilly.—No hace falta que estéis aquí ahora, venid por la mañana. Es solo que... Estoy jodidamente nervioso y no sé qué hacer. Funciona así, ¿verdad? El que no me dejen estar con ella.—
GINA—¡Blake! —grito.Hay un ajetreo enorme fuera de la habitación en la que nos hemos acoplado, no sé cual de todos los pasos son los de Blake hasta que golpen la puerta y corro a abrirle.Aun no sé en qué momento Ted y mi madre decidieron derrochar tanto para su boda.Prácticamente han alquilado un castillo para la ceremonia y hemos dormido aquí, aunque no mucho porque mi madre está hecha un manojo de nervios y me ha despertado súper pronto para que le ayude con los retoques y que estuviera atenta al personal que tenía que llegar: catering, maquillaje, estilista, peluquero, el cura... No sé de dónde se han sacado tantos invitados, ¿de verdad los conocen a todos?Su cuerpo grande y bien enfundado en el traje entra en el cuarto y cierra con seguro detrás de él. Veo como se relame los labios y a mi ganas no me faltan para dejar que me desnude. Necesito quitarme el estrés de estas semanas.Cuando Ted se lo pidió el año pasado me alegré muchísimo por ellos, por mi madre que se merecía se