BLAKEEra una niñata exótica. Bastante atractiva pero bastante reprimida.—¿Siempre vienes aquí? —me preguntó.Casi no la oí con todo el embrollo del bar del polígono.—Sí.—Pues no hacía falta que me agradecieras tanto.Se notaba que nunca había pisado un sitio como ese con el ambiente tan cargado. Sin ser mayores de edad conseguí dos cervezas. Ni siquiera yo mismo sabía por qué estábamos allí, por qué la llevé. Quería creer que era porque se lo debía.—Te acostumbrarás —le dije y le acerqué su cerveza. La olió—. No seas cría, es una cerveza.—No soy cría, pero no podemos beber.Sí, era justo lo que pensaba de ella. Había muchas chicas que me parecían igual que ella: chicas sin experiencias, y me parecían irritantes. Sin embargo Gina tenía algo más. Al principio era un reto personal porque había estado con muchas chicas y ninguna era asiática, un reto interesante teniendo en cuenta lo contradictoria que era.Sabía como me miraban las mujeres, sabía como Gina me miraba y eso me ponía
GINAYo jamás me hubiera imaginado que ver a Blake sobetearse con una chica me pondría celosa.A Lilly y a Becca les había gustado eso de poder comprar cerveza en un bar sin ser mayores de edad y en el fondo yo ya pensaba que Lilly quería ir y ver a Josh. Por eso fuimos ese fin de semana. Y lo vi.Estaba claro que Blake era muy atrayente para cualquiera, era súper atractivo, pero nunca lo había visto con una chica y nuestras conversaciones no llegaban a eso. No éramos tan amigos. Si bien se me insinuaba de forma sexual, yo era una virgen que esperaba todavía por un "chico ideal". No quería cometer el mismo error que mi madre.Y entonces estaba allí, con una rubia despampanante susurrándole al oído montada en sus enormes tacones. Parecía más mayor que nosotros, sería universitaria y no me extrañaba que Blake pudiera conseguir mujeres como ella—Deja de mirar tanto —me picó Becca—. Se nota que te gusta.—No me gusta —negué.Lilly se río, la cerveza casi se le fue por la nariz. La miré m
GINANuestro primer beso no fue remarcable porque cada beso que Blake me daba era único, entonces todos eran remarcables. Pero era el primero. Y yo huí de allí en cuanto pude porque sabía lo que Blake buscaba de las chicas, tenía a una universitaria encima y yo solo era una cría (como él me llamaba). Lo intenté evitar en el instituto pero yo misma me encontraba buscándolo co la mirada. Era una contradicción andante.—He pensado que para las vacaciones de verano podemos... —decía Becca y se puso a toser.—¿Y si dejas de hablar y corres? —le dijo Lilly.Casi nos chocamos entre nosotras y el resto de la clase nos adelantó. Seguimos corriendo en círculos por la pista. Me faltaba el aliento y aproveché que iba de las últimas para pararme a respirar, me apoyé en las gradas y de repente fui arrastrada tras estas. Estuve a punto de gritar pero la mano grande y con olor a tabaco de Blake me hizo estar en silencio.—¡¿Pero qué narices haces?! —le grité, aunque no elevé la voz.Volver a tenerlo
BLAKEJoder. Se me puso dura cuando la vi entrar en el bar. Llevaba días preparándome para esa noche, la primera que pasaríamos juntos, y me dolía la polla de desearla tanto.Llegó con sus amiguitas y reafirmé que la quería porque me el corazón me golpeó con tanta fuerza el pecho que me puso inquieto. Yo no me ponía inquieto por las tías.—Mira qué cara de gilipollas tienes cuando la miras —se burló Josh.—Cierra la boca.Yo ya sabía que tenía esa cara. Me sentía un gilipollas. Las manos me sudaban por la necesidad de tocarla y me parecía que estaba tardando demasiado tiempo en llegar a mi. Era mía.Nos saludaron pero yo solo podía mirarle a ella. Era guapísima y que tuviera una sonrisa solo para mi me hacía sentir un capullo afortunado. Me gustaba querer a alguien y que ese alguien fuera Gina, una chica tan sencilla que no me complicaba la vida, una chica en la que confiaba.—Hola —saludó.Cruzó los pocos pasos que nos separaban y estiré los brazos anticipándome a su llegada. Sonrío
GINAMe desperté aún desnuda en su cama, sola y con su espacio en la cama ya frío. Pero el pequeño piso olía a café. Iba a levantarme cuando escuché la puerta abrirse y me quedé tumbada con la cabeza aplastada en la almohada.En silencio se acercó y el colchón se hundió con el peso de su cuerpo. Me bajó la sábana por la espalda hasta que casi descubrió mi culo y me hizo temblar el sentir sus dedos pasearse por mi espalda desnuda. Me acarició con cuidado y a los sengundos sentí la humedad de su boca ascendiendo por mi cuerpo.—Gina —me susurró. Musité contra la almohada—. Levántate y vamos a desauyunar. Tengo que llevarte a casa.Me dolía un poco la entrepierna pero lo camuflé bien aunque Blake no dejó de mirarme ni un minuto mientras desayunábamos. Me volvió a preguntar mil veces si me sentía bien y yo mil veces le aseguré que estaba mejor que nunca.—Deberías ducharte antes de irnos. Hueles a mi. Y a mucho sexo.Le di una miradita y me sonrió con inocencia fingina. Sin embargo me met
GINA La vuelta a las clases ya no era como siempre. Entre clases siempre buscaba a Blake y había descubierto que se escondía tras las gradas a fumar en los ratos libres, a veces yo lo acompañaba para charlar y besuquearnos. —Puedo hacerte las tareas de matemáticas —le dije—. No me importa. —Prefiero que me sigas enseñando. En mi casa. Nunca le enseñaba mucho, cuando Blake me empezaba a toquetear y a mirarme tan de cerca, yo ya no sabía ni de lo que hablaba. Terminábamos en su cama. Pasábamos muchísimo tiempo juntos y eso nunca nos resintió, nos veíamos en el instituto y algunas tardes tras las clases; y nos veíamos los fines de semana cuando íbamos al bar del polígono. Aunque también haciámos otros planes Para mi, estar con Blake era lo mejor de mis días. Estaba tan enamorada de él que a veces no quería irme. Cuando empezó a acercarse el fin del instituto una nube de extrañeza nos envolvió. Una parte de mi quería quedarse en casa, cerca de él y de lo que conocía; pero otra parte
Supongo que vivir por mi cuenta no es tan guay, sobre todo si cada fin de mes le tengo que estar pidiendo dinero a mi madre. Pensaba que la vida después de la universidad sería trabajar de lo mío: Economía, y que podría independizarme con más facilidad y mantener mi vida adulta con todo lo que eso conlleva. Pero no. He recogido todas mis cosas y las he metido a presión en mi chatarra de coche para conducir siete horas hasta casa de mi madre. Mi coche es tan malo que tengo que hacer un descanso de por lo menos veinte minutos cada hora y media de viaje.Son las dos de la madrugada cuando aparco en la entrada del garaje y ahí está mi madre, esperándome en pijama sentada en la silla de plástico del porche. Se contiene para gritar cuando me ve y me da un abrazo tan fuerte que me deja sin aire. Lleva mucho tiempo deseando que vuelva con ella y yo me he esforzado por demostrarle que puedo salir adelante por mi cuenta. Spoiler: no se me ha dado bien.—¡Pero mira qué grande estás! Verás que to
Cuando conocí a Blake era un "chico malo" bastante en su línea. Era alto, no tenía muchos músculos, fumaba y se metía en problemas. Sin embargo ahora que lo veo tras tantos años me vuelve a causar el sentimiento de que yo jamás he visto a un hombre tan atractivo.Sigue igual de alto pero le han salido tantos músculos que las mangas de su camiseta parecen de licra pegada a la piel. Ya no lleva ese corte de pelo estandar como el resto de chicos. Ahora tiene una hilera de tatuajes en ambos brazos que le recoren desde los dedos hasta sobresalirle por el cuello... Pero sigue fumando y sigue dando miedo como primera impresión. Ya no es un chico de instituto, es un hombre.—¿Pero qué te trae por aquí? ¡Cuanto tiempo! —me anima Josh, que suelta su taco de billar y abre los brazos para mi.Lo miro a él, que también ha dejado de ser un chico para convertirse en un hombre más grande, con el mismo pelo rapado y el piercing de la ceja.—Hola —me río y dejo que me estreche con fuerza. Antes éramos