GINA—¡Blake! —grito.Hay un ajetreo enorme fuera de la habitación en la que nos hemos acoplado, no sé cual de todos los pasos son los de Blake hasta que golpen la puerta y corro a abrirle.Aun no sé en qué momento Ted y mi madre decidieron derrochar tanto para su boda.Prácticamente han alquilado un castillo para la ceremonia y hemos dormido aquí, aunque no mucho porque mi madre está hecha un manojo de nervios y me ha despertado súper pronto para que le ayude con los retoques y que estuviera atenta al personal que tenía que llegar: catering, maquillaje, estilista, peluquero, el cura... No sé de dónde se han sacado tantos invitados, ¿de verdad los conocen a todos?Su cuerpo grande y bien enfundado en el traje entra en el cuarto y cierra con seguro detrás de él. Veo como se relame los labios y a mi ganas no me faltan para dejar que me desnude. Necesito quitarme el estrés de estas semanas.Cuando Ted se lo pidió el año pasado me alegré muchísimo por ellos, por mi madre que se merecía se
GINAUna noche, cuando Blake no llega hasta pasada la madrugada, todavía estoy despierta quedándome dormida en el sofá cuando escucho como abre la puerta del apartamento. Intenta no hacer ruido pero se tropieza con algún mueble y se le caen las llaves al suelo.—Joder —gruñe.No enciende ninguna luz pero su silueta, tan grande y majestuosa, aparece por el pasillo de la entrada hasta el salón y va directo a nuestra habitación.—¿Blake? —susurro.Me agazapo por el respaldo del sofá y él me encuentra en la oscuridad. Siento sus pasos más pesados cuando se acerca y flexiona los brazos al apoyarse en el sofá, acercándose a mi como un depredador. Huele a alcohol y a tabaco.—Hola, guapa —me dice.Sonrío.—Hola, guapo. ¿Vienes del bar? Se te nota.Aun así me estiro para darle un beso y saborearlo.—Te quiero —me dice con su voz ronca y algo pasada de cervezas. Me hace reír—. Dímelo. Di que me quieres.—Yo te quiero más, Blake.Gime en mi boca y me acaricia con su lengua.—Tengo algo para ti
GINAMe gustaba estudiar para esforzarme. Estaba trabajando duro durante los últimos años de instituto para conseguir una beca universitaria. Y lo estaba consiguiendo. Tenía unas notas increíbles y llevaba adelantados los trabajos a dos semanas de presentarlos.—¿Gina? Acompáñame, por favor.Levanté la cabeza de mis deberes y me acongojé porque toda la clase estaba mirándome. El director de orientación del instituto me hizo un gesto y recogí mis cosas. Había tenido varias charlas con él para que me aconsejara formas de recibir más oportunidades para una futura beca, por eso estaba metida en el club de matemáticas y me apuntaba a un montón de actividades extras, porque eran puntos positivos en mi expediente académico.—¿Qué pasa? —le pregunté, persiguiéndolo por el pasillo.Me miró sobre sus gafas algo torcidas con la patilla pegada con celo.—Sé que siempre haces cosas para mejorar tu expediente. Hay otro estudiante que necesita algo de ayuda con las matemáticas.—Oh, puedo ayudarlo.
BLAKEEra una niñata exótica. Bastante atractiva pero bastante reprimida.—¿Siempre vienes aquí? —me preguntó.Casi no la oí con todo el embrollo del bar del polígono.—Sí.—Pues no hacía falta que me agradecieras tanto.Se notaba que nunca había pisado un sitio como ese con el ambiente tan cargado. Sin ser mayores de edad conseguí dos cervezas. Ni siquiera yo mismo sabía por qué estábamos allí, por qué la llevé. Quería creer que era porque se lo debía.—Te acostumbrarás —le dije y le acerqué su cerveza. La olió—. No seas cría, es una cerveza.—No soy cría, pero no podemos beber.Sí, era justo lo que pensaba de ella. Había muchas chicas que me parecían igual que ella: chicas sin experiencias, y me parecían irritantes. Sin embargo Gina tenía algo más. Al principio era un reto personal porque había estado con muchas chicas y ninguna era asiática, un reto interesante teniendo en cuenta lo contradictoria que era.Sabía como me miraban las mujeres, sabía como Gina me miraba y eso me ponía
GINAYo jamás me hubiera imaginado que ver a Blake sobetearse con una chica me pondría celosa.A Lilly y a Becca les había gustado eso de poder comprar cerveza en un bar sin ser mayores de edad y en el fondo yo ya pensaba que Lilly quería ir y ver a Josh. Por eso fuimos ese fin de semana. Y lo vi.Estaba claro que Blake era muy atrayente para cualquiera, era súper atractivo, pero nunca lo había visto con una chica y nuestras conversaciones no llegaban a eso. No éramos tan amigos. Si bien se me insinuaba de forma sexual, yo era una virgen que esperaba todavía por un "chico ideal". No quería cometer el mismo error que mi madre.Y entonces estaba allí, con una rubia despampanante susurrándole al oído montada en sus enormes tacones. Parecía más mayor que nosotros, sería universitaria y no me extrañaba que Blake pudiera conseguir mujeres como ella—Deja de mirar tanto —me picó Becca—. Se nota que te gusta.—No me gusta —negué.Lilly se río, la cerveza casi se le fue por la nariz. La miré m
GINANuestro primer beso no fue remarcable porque cada beso que Blake me daba era único, entonces todos eran remarcables. Pero era el primero. Y yo huí de allí en cuanto pude porque sabía lo que Blake buscaba de las chicas, tenía a una universitaria encima y yo solo era una cría (como él me llamaba). Lo intenté evitar en el instituto pero yo misma me encontraba buscándolo co la mirada. Era una contradicción andante.—He pensado que para las vacaciones de verano podemos... —decía Becca y se puso a toser.—¿Y si dejas de hablar y corres? —le dijo Lilly.Casi nos chocamos entre nosotras y el resto de la clase nos adelantó. Seguimos corriendo en círculos por la pista. Me faltaba el aliento y aproveché que iba de las últimas para pararme a respirar, me apoyé en las gradas y de repente fui arrastrada tras estas. Estuve a punto de gritar pero la mano grande y con olor a tabaco de Blake me hizo estar en silencio.—¡¿Pero qué narices haces?! —le grité, aunque no elevé la voz.Volver a tenerlo
BLAKEJoder. Se me puso dura cuando la vi entrar en el bar. Llevaba días preparándome para esa noche, la primera que pasaríamos juntos, y me dolía la polla de desearla tanto.Llegó con sus amiguitas y reafirmé que la quería porque me el corazón me golpeó con tanta fuerza el pecho que me puso inquieto. Yo no me ponía inquieto por las tías.—Mira qué cara de gilipollas tienes cuando la miras —se burló Josh.—Cierra la boca.Yo ya sabía que tenía esa cara. Me sentía un gilipollas. Las manos me sudaban por la necesidad de tocarla y me parecía que estaba tardando demasiado tiempo en llegar a mi. Era mía.Nos saludaron pero yo solo podía mirarle a ella. Era guapísima y que tuviera una sonrisa solo para mi me hacía sentir un capullo afortunado. Me gustaba querer a alguien y que ese alguien fuera Gina, una chica tan sencilla que no me complicaba la vida, una chica en la que confiaba.—Hola —saludó.Cruzó los pocos pasos que nos separaban y estiré los brazos anticipándome a su llegada. Sonrío
GINAMe desperté aún desnuda en su cama, sola y con su espacio en la cama ya frío. Pero el pequeño piso olía a café. Iba a levantarme cuando escuché la puerta abrirse y me quedé tumbada con la cabeza aplastada en la almohada.En silencio se acercó y el colchón se hundió con el peso de su cuerpo. Me bajó la sábana por la espalda hasta que casi descubrió mi culo y me hizo temblar el sentir sus dedos pasearse por mi espalda desnuda. Me acarició con cuidado y a los sengundos sentí la humedad de su boca ascendiendo por mi cuerpo.—Gina —me susurró. Musité contra la almohada—. Levántate y vamos a desauyunar. Tengo que llevarte a casa.Me dolía un poco la entrepierna pero lo camuflé bien aunque Blake no dejó de mirarme ni un minuto mientras desayunábamos. Me volvió a preguntar mil veces si me sentía bien y yo mil veces le aseguré que estaba mejor que nunca.—Deberías ducharte antes de irnos. Hueles a mi. Y a mucho sexo.Le di una miradita y me sonrió con inocencia fingina. Sin embargo me met