Dejo mi ropa bien doblada en el baño y cojeo hasta sentarme de nuevo en su sofá. Escaneo un poco su apartamento, todo con colores neutros, más grande de lo que esperaba y con muy poca decoración.
Escucho como cruje la tarima cuando Blake se acerca y se deja caer a mi lado en el sofá. Deja un vaso de agua en la mesa de centro de cristal, cuando lo cojo, lo hago con el brazo que no me duele.
—¿Me vas a decir quién era ese? Porque te conoce.
—Mi exnovio —respondo.
Se revuelve a mi lado y por fin lo miro. Solo lleva unos pantalones del pijama, solo eso. Se ha tatuado un ágila en el pecho y todos sus tatuajes desde los brazos hasta el cuello, hasta el pecho, están conectados con más tinta negra. Le quedan bien. Le hacen tener una apariencia intimidante pero Blake no es malo.
Las yemas de los dedos me cosquillean por tocarlo pero no lo hago, le doy un trago al agua.
—Es un puto gilipollas.
—Es un agresivo de m****a —le corrijo—. Le puse una orden de alejamiento que venció hace cosa de un mes, por eso también me vine. No es que le hiciera mucho caso porque siempre estaba vigilándome... pero no se acercaba.
—Y no se te va a acercar.
—Ya... Tengo que renovar ese papel.
Es todo tan lioso...
Levantar el brazo para quitarme el pelo de la cara ya me duele, igual me quejo, no lo sé, pero Blake me coge por la muñeca y me lo estira para revisar el color tan malo que tiene. Se notan sus dedos ahí marcados, duele. Siseo cuando pasa sus dedos por encima.
—¿Desde cuando tú eliges tan mal?
Sí, yo, que tenía todo pensado para mi futuro.
—Era lo más parecido a ti —confieso.
Se le oscurecen tanto los ojos que ya no distingo su mirada. Me arrepiento al segundo. ¿Pero cómo se me ocurre? Que idiota que soy.
Él no dice nada y yo no rectifico mi verdad. El aire se hace tan pesado que inspiro con fuerza e intento que suelte mi brazo para aplastarme más contra el brazo del sofá. Pero no me suelta y ya no sé si él tira de mi o si nos acercamos los dos, pero cuando su respiración se mezcla con la mía y estamos tan cerca que le veo hasta los poros, las neuronas me conectan.
—¿Que...? —exhalo, pero se traga mis palabras con sus labios.
Mi cuerpo entero reacciona a él. Han pasado muchísimos años pero no he olvidado lo bien que se siente ni lo mucho que gusta. Blake fue mi primer todo. La delicadeza con la que me besa hace que me olvide de lo que fuera que estaba pensando. Siento como desliza su mano por mi pierna desnuda, sus dedos se hunden en mi de una forma placentera para empujarme más cerca suya. Me monto en su regazo. Estoy deshinibida y me pego tanto a él que el calor de su torso desnudo me envuelve. Abro la boca y su lengua me invade, me hace jadear. M****a.
—Blake —susurro. No deja de besarme y yo me he dejado llevar de más—. Blake, para...
Y para. Su cara se queda tan cerca de la mía que sus labios rojos e inflamados son una tentación.
—¿Qué pasa?
¿Que qué pasa? ¿Es que no es obvio?
—Tienes novia.
—Sabes por qué estoy con ella.
Me hundo más en el sofá, abrumada por todo, empieza a dolerme la cabeza y no dejo de arrepentirme de haber bebido tantas cervezas. ¿Y ahora qué? Yo no quería llegar y descolocarle la vida a nadie, mucho menos a Blake. Y su novia me cae bien, es una buena chica y no se merece esto, ¡por Dios! ¡Llevan tres años juntos!
Veo como intenta apaciguarme porque debe ver lo fuerte que me ha golpeado esto. Me aplasto más contra el sofá.
—Estoy cansada —digo—. Quiero dormir un rato.
—Tenemos que hablar de esto —me dice.
Lo sé, pero no ahora.
Me deja dormir en su cama aunque yo insisto en hacerlo en el sofá. De todas formas es muy de madrugada y no planeo quedarme hasta tarde.
Son las ocho de la mañana cuando me despierto, hago la cama, recojo mis cosas y me planto mi vestido. Tengo pensado irme a casa dando un paseo aunque esté a casi una hora de caminata y el pie me esté matando. Llamo a Lilly, pero no lo coge. Llamo a Tina.
—¿Puedes venir a por mi? —le pido en voz baja.
—Claro, mándame tu ubicación.
Agarro mis botas y me deslizo con mis calcetines por la tarima hasta la salida. Blake está dormido en el sofá, que es grande pero es muy estrecho para un cuerpo como el suyo. Se ha tapado un poco con una manta pero ya está enredada en él y casi en el suelo. Me acerco para colocársela y me guardo las ganas de quedarme mirándolo todo el día. Yo tengo cosas que resolver y que no pueden esperar, y él tiene cosas que hablar y que pensar.
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El echo de haber pasado la noche con Blake no es lo que a nadie le interesa. Tengo un esguince en el pie y un moretón gigante en el brazo.
—¿No quieres que te lleve al hospital a que te revisen? —insiste Tina.
Yo niego con la cabeza.
—No, gracias.
Sin embargo, cuando me deja en casa y se lo cuento todo a mi madre, ella sí me arrastra al hospital y después a comisaría. Es un proceso pesado, el día entero se me echa encima y cuando llego a casa de mi madre solo quiero dormir un par de horas más.
El sueño no me dura mucho. Una pelirroja entra en mi habitación y se me tira al lado en la cama. Refunfuño.
—No refunfuñes —me dice—. He estado preocupada. ¿Qué tal estás?
—Bien. Mejor.
—Has ido al médico por lo que veo. —Apunta mi pie vendado, Blake lo hizo bien anoche.
—Sí, y a comisaría.
Se gira y se mete entre mis sábanas mirándome a la cara. Se va a dormir. No puede ocultar las ojeras ni el chupetón que tiene en el cuello.
—¿Qué te han dicho?
—Que tardarán un poco en tramitarlo todo pero lo van a detener. —Hoy ya he hablado demasiado de esto. Estiro la mano y apoyo el dedo en su marca—. ¿Y esto? ¿Con quién has estado?
Abre la boca y se me acerca más.
—Con Josh.
—¡¿Con Josh?!
Me tapa la boca.
—Shhh. Que nos va a oir tu madre y luego se lo cuenta a la mía.
—Ya ya, pero cuéntame —le pido.
—Y tú cuéntame de Blake —contraataca.
Se me escapa un suspiro, no he tenido tiempo ni cabeza en todo el día para pensar en ello, pero ahora lo hago y no sé cómo sentirme. Nos besamos y a mi me encantó, pero estuvo mal.
—Cuando os fuistéis ayer parece que se olvidó de ella. La escuchamos decir que hoy hablaría con él —me dice Lilly cuando termino de contarle todo—. Pero no es tu culpa.
—Ya... Es muy buena chica.
—Pero él te quiere a tí. Y tú a él.
Yo no lo sé. ¿De verdad lo quiero? ¿Lo quiero como lo hacía antes? ¿Acaso he dejado de estar enamorada de él?
Lilly se queda conmigo hasta que se hace de noche y el cotilleo se nos ha cansado. Mi madre le invita a cenar pero ella, tapándose el chupetón, le da un abrazo y le dice que mejor a la próxima. Durante la cena mi madre no deja de preguntarme si estaré bien quedándome sola por las mañanas y yo no dejo de asentir. —Esta semana me tienen que llamar de la entrevista que hice, de todas formas voy a estar ocupada viendo más ofertas de trabajo. Estaré bien. Aun así, por la mañana cuando le toca irse a trabajar me lo repite un par de veces y yo pongo mi mejor sonrisa para que se marche tranquila. Yo me quedo sentada en el sofá de casa navegando por páginas web que ofertan trabajos. No quiero tener que volver a trabajar en un bar. Mi búsqueda se ve interrumpida por el timbre de casa. Dejo el ordenador en el sofá y cojeo hasta la puerta. Antes abrir ojeo por la mirilla y casi me caigo de culo. ¡¿Pero qué hace aquí?! > Vuelve a llamar y me paso los dedos por el pelo antes d
Cuando me quedo sola, vuelvo a lo mismo del trabajo hasta que me llaman del ayuntamiento de la ciudad y me entretengo con otros cientos de trámites. Tengo que cambiar mi domicilio y renovar un montón de papeles.Estoy liada hasta que se hace tarde y llamo a Lilly. Necesito contárselo a alguien.—Creo que hemos vuelto —le digo.Chilla a través de la línea.—¡Te lo dije! ¿Cuándo habéis hablado?—Ha estado aquí ésta mañana y hemos hablado de algunas cosas... Akira lo ha dejado.—¿Ella a él? Pobre chica.—Ya...—Pero bueno, era obvio que pasaría. ¿Estás feliz?No lo tengo que pensar mucho, si hablamos solo de Blake, sí, claro que estoy feliz.—Sí. Supongo que tenías razón.—¿Supones? Sois almas gemelas y todas esas cursiladas, sabes que tenía razón. ¡Jo! Ahora tengo ganas de veros juntos y que me déis envidia.Me hace reír.—¿Y qué hay de Josh? —curioseo.La escucho gruñir y me quedo pegada al teléfono casi veinte minutos escuchándola quejarse de lo mucho que odia que la llame "pelirroja"
Me quedo con él hasta que se hace tan tarde que lo mejor es dormir aquí, con él, esta vez los dos en la cama. Nos hundimos bajo las sábanas tan pegados que su piel se mezcla con la mía y si no fuera por toda esa tinta que tiene no distinguiría el inicio de uno del otro. Dibujo las formas de sus tatuajes, de cada trazo negro que parece hecho con furia. Siento como su piel se eriza bajo mis dedos, a mi me pasa lo mismo cuando su mano el camino de colarse bajo su camiseta para acariciarme la espalda desnuda. Me quita todo el sueño. Solo tengo que elevarme un poco para alcanzar su cuello con mis labios, lo oigo suspirar y saber lo que provoco en él me da más ganas de hacer cualquier cosa. Le lleno de besos hasta que alcanzo su boca y el clima entero en la habitación se vuelve más caluroso. Siento como la sábana deja de envolverme, me molesta, sobretodo cuando su mano se apoya en mi culo y empuja sobre él. Solo tengo que rozarlo para darme cuenta de lo duro que está. Hace tanto que no es
A la mañana siguiente me llama la policía: han detenido a Danny porque se ha metido en otra pelea en el bar del polígono. Saber que no está rondando me deja mucho más tranquila, y a mi madre que ya no revisa hasta las ventanas antes de dejarme sola en casa por las mañanas.El sábado tenemos una noche de chicas y me paso toda la tarde arreglándome porque no tengo otra cosa mejor que hacer. Mientras me maquillo, Blake me llama y lo pongo en altavoz para seguir intentando hacerme un buen delineado.—Hola, guapa —me saluda.Me hace reír.—Como te conozco demasiado bien deja que te diga que hoy tengo noche de chicas con Tina y con Lilly.—Ah, ¿hoy no eres mía? —se burla—. ¿Dónde váis?—No lo sé, por ahí pero no sé donde. ¿Tú no harás nada?Me acerco al espejo y abro la boca como un pez para concentrarme con el trazo.—No lo sé. Te diré algo con lo que sea.Hablamos hasta que el coche de Lilly frena en la calle, lo veo por la ventana. Me enfundo mis zapatillas cómodas y una chaqueta de cuer
El lunes hago lo de siempre: enviar currículums, escribo cartas de presentación personalizadas para cada empresa pero no da resultados. Es un asco y por si fuera poco, creo que mi coche no tiene arreglo.Una de esas mañanas de la semana accedo a ir con Blake a pasar la mañana en taller. Josh me saluda en cuanto me ve pero yo estoy más pendiente a mi coche medio desmontado en la parte trasera del taller junto a un montón de chatarra.—He probado mil piezas nuevas pero joder, es que es una chatarra de coche —me dice.Quiero lloriquear. No tengo dinero para comprarme otro coche por ahora, aunque no lo necesite porque no es que haga mucho y si lo necesito en algún momento podré usar el de mi madre si ella no lo necesita.—No pasa nada, Josh.Él, descamisado, vuelve a encorvarse por el motor de un coche.—¡Gina! —me grita Blake desde lo lejos.Levanto la mano para que se adelante, ya lo buscaré, quiero hablar un rato con Josh. Desde la distancia lo veo resoplar y eso me saca una sonrisa.—
A eso de las siete y media, cuando la cena ya está casi lista, suena el timbre de la casa. Sé que es Blake, sigue llamando al timbre como lo hacía antes: dos veces seguidas, muy rápido, casi impaciente.Me deslizo en mis calcetines hasta la puerta y abro de un tirón. Los ojos de Blake repasan la casa como si no la reconociera del todo aunque está igual que cuando me marché. Es la primera vez que se abraza a mi madre, no recuerdo que nunca lo hicieran. Mi madre le quería por el simple hecho de que él me quería a mi, y Blake aguantaba muchas de las reglas que mi madre me ponía por eso mismo, por que me quería.—Te hemos echado de menos por esta casa —dice mi madre.Blake la tiene tan envuelta que casi la esconde.—Yo también echaba de menos venir a joder.Me trago las ganas de regañarlo. Mi madre se acostumbró a estas cosas suyas muchos años atrás. Los dos se ríen y cuando se separan, Blake me ayuda a arreglar la mesa. No mucho después vuelven a llamar al timbre. Ahora la nerviosa es mi
Ver a mi madre feliz a mi me hace feliz, pero eso de la convivencia con Ted no se me está dando del todo bien. Me dan asco.—Son como Blake y tú —se ríe Lilly.—¡No! Es mi madre, joder.Las dos se ríen. Han ido a buscarme al taller después de salir del trabajo y llevamos dos horas cotilleando en el sofá de su piso compartido. Después de pasar por mi relación con Blake, por Akira y las pocas veces que me la he encontrado, y por mi madre y Ted, es hora de lo reciente.—¿Y eso de que Josh y tu habláis todos los días? —canturreo.—No hablamos toooodos los días —dramatiza—. Tiene mi sujetador.—Ya se lo habrá dado a otra —bromea Tina.—Que haga lo que quiera —suelta.Este rollito que se traen es bastante divertido. A veces cuando va a por mi después del trabajo se quedan hablando o discutiendo lo que sea que hagan. Parecen niños, me recuerdan a Blake y a mi cuando nos conocimos. Pasa mucho, ya empiezo a creer que va más por ver a Josh que por mi.Una mañana mientras reviso papeles, Blake s
Una mañana cuando llegamos al taller está lloviendo tan fuerte que atravesamos por recepción hasta el despacho. —Como llueve, ¿no jefe? Buenos días, Gina.—Hola, Ben —digo.Blake gruñe y se revuelve el pelo mojado. Dije que tendríamos que haber salido con paragüas. Me coge de la mano y me lleva hasta la puerta del despacho que conecta con este interior. Si no hubiera una tormenta tan intensa seguro que hubiéramos escuchado antes de abrir la puerta.—¡Joder!Cerramos la puerta enseguida y no sé si reirme o preocuparme de que me esén arrugando todos los papeles.—¿Y ahora qué? —dudo.—Yo te he dicho que era un día de mierda y tendríamos que habernos quedada en casa a follar como ellos.Estoy a punto de admitirle que tiene razón, pero se escucha el ajetreo dentro del despacho y Josh sale casi tropezándose con Lilly detrás arreglándose la ropa.—¿Vienes a eso? —le regaña Blake y le tiro de la camiseta.No puede reprocharles algo que nosotros hemos hecho infinidad de veces.—Joder —suelta