Para cuando llega el viernes por la noche y aún no me han llamado, no me quiero desanimar, me dieron una semana de plazo para recibir algún tipo de respuesta. A modo de darme ánimos y de celebrar que ya es viernes, me veo de nuevo en el bar del polígono con una cerveza en la mano.
—Venga, ¡anímate! —me dice Tina—. Sino es en esa empresa será en otra.
—Ya...
—No es solo eso. Está así por lo de Blake —se entromete Lilly y me mira tan de cerca que le veo hasta las pecas con esta mala luz.
Ni yo sé qué de todo es lo que me tiene así.
—¿Y qué es lo de Blake? Según tú —digo, igual así me ilumina.
Abre los ojos y los brazos, casi le tira su cerveza a un tío que nos mira mal.
—¡Por favor, Gina! Blake y tú estáis echos para estar juntos. Él sale con una tía que hasta tú sabes que es tu reemplazo y tú saliste con un hijo de puta que se asemejara a él. ¡Tina! Dame la razón —le exige—. Gina, nunca has dejado de estar enamorada de Blake. Jamás he visto una relación como la vuestra, eráis perfectos y todo el mundo os tenía envidia. ¡Tina!
—Tina, ¿qué? —replica ella.
—Que me des la razón —le dice.
Y mientras yo me río, sé que tiene razón. Lo admití un par de veces con mis amigas de la universidad, que yo quería a Blake, pero no tenía pensado volver y lo mejor era encontrar a alguien que pudiera parecerse a él. Danny se parece a él, es un chico malo (es mala persona), tenía algunos tatuajes y se volvió tan obseso que se tatuó mi nombre en el cuello.
Por suerte estamos pegadas a la barra y puedo pedirme una cerveza más, y otra después hasta que el alcohol me pega lo suficientemente fuerte para no dejarme pensar. Solo me lo quiero pasar bien. Cuando ya estamos algo mareadas y tenemos que ir al baño, pasamos junto a las mesas de billar que parece que siempre están apropiadas por Blake y su panda, y su novia.
—¿Qué pasa, Gina? —me saluda Josh y le doy un fugaz abrazo.
—No está solo ella, ¿sabes?
Dios. ¿Se van a poner a discutir? Necesito ir al baño.
—Ah, pelirroja, ¿pero tú no estás siempre ocupada con esos niños? —le discute él.
Escucharlos discutir me hace reír y no lo disimulo, hasta que levanto la mirada y encuentro la oscura de Blake. Puede que Lilly tenga razón... O que el alcohol no me esté sentando bien.
—Vamos, por favor, me lo voy a hacer encima —me suplica Tina.
El baño es un asco y cuando termino la primera decido esperarlas en el baño. Cierro los unos un simple segundo y cojo todo el aire que puedo. Debería haber bebido menos, demasiadas cervezas. Se me ocurre la idea de abrir la puerta trasera para coger algo de aire, pero lo deshecho.
Alguien se me adelanta. Me coge con fuerza del brazo, con tanta fuerza que casi me caigo cuando me arrastra a la calle. Se me cae el bolso dentro del bar con todas mis cosas dentro.
—¡Hey! —chillo—. ¿Qué coño haces?
Sin embargo, la valentía me dura hasta que le veo la cara.
—Joder, ¿sabes lo que me ha costado encontrarte? —Me aprieta más y más el brazo, si me zarandeo me duele más.
—¿Qué haces aquí?
—Te llevo buscando semanas. He tenido tiempo de recapacitar y ahora que la orden de alejamiento ha expirado podemos...
—No quiero nada contigo, Danny.
No quiero que esté aquí, no quiero que vuelva a molestarme. ¿Cuánto tiempo lleva siguiéndome de nuevo?
—Nena...
—Por favor, suéltame. Me haces daño —le pido como la sumisa que solía ser. No quiero esto, no de nuevo.
Se le enciende la cara y me hunde más sus dedos en el brazo, tiene las uñas cortas de alguna forma consigue dejármelas marcadas en la piel. Está enfadado, veo que su terapia para el control de la cólera no ha servido.
—¿Y sabes el daño que me has hecho tú largándote de casa? ¿Sabes la cara de gilipollas que se me ha quedado cuando he visto que el piso vuelve a estar en alquiler? Solo he querido intentar hacer las cosas bien pero tú no me dejas.
—Danny, por favor... —intendo zafarme de su agarre pero me tira con tanta fuerza que me hace gritar.
—No grites, joder. Camina, tenemos cosas que hablar.
No puedo luchar contra su fuerza pero me entra tanto pánico al ver como me arrastra hasta su coche...
—No no no no no —repito y encajo los tacones de mis botas en la arena intentando que eso me frene, pero solo consigo tambalearme—. Danny, por favor... Hablamos aquí fuera por favor. Por favor.
Ha estado enfadado muchas veces, esto ha pasado muchas veces. Le gustaba montarme en el coche y dejarme tirada en cualquier gasolinera lejos de casa a modo de castigo. Me hacía suplicarle para que no lo hiciera.
—Entra en el coche.
—No.
—Que no me lleves la contraria. ¿Quieres que te meta yo? Entra.
Me amenaza con todo, con su cuerpo grande, con sus ojos oscuros soltando fuego, con la vena del cuello tan marcada que atraviesa la tinta que forma mi nombre. ¿En qué momento decidió tatuarse eso? ¿Y por qué a mi me gustó en su día?
Hago fuerza con los pies, me tuerzo un tobillo y duele como mil demonios, mi pequeño grito hace que su agarre se suavice y casi consigo soltarme. Estoy tan a punto que para intentar que me suelte del todo le doy un pisotón en el pie. Es tan repentina la forma que tiene de levantarme la mano que me encojo en mi misma.
Antes de que llegue siquiera a tocarme escucho como cruje la grava del aparcamiento. Alguien grita algo y me lo quitan de encima. Cuando abro los ojos ya no tengo a Danny delante, sino la espalda ancha y tenas de Blake.
—¿Y tú quién coño eres? ¿Ya te vas de zorra con otros?
Me engancho al brazo de Blake y tironeo.
—Vámonos, por favor.
—¿Y tú quién coño eres? —contraataca Blake y me quita de su brazo—. Vuelve dentro, Gina.
—No, vámonos, por favor.
Estoy llorando como no quería volver a llorar.
—Gina, sube al puto coche —me ordena Danny y le da un golpe tan duro que sacude el coche—. Ahora.
—No va a ninguna puta parte contigo.
—¿O qué?
<< Ay Dios >>
Escucho más pasos, al girar la cabeza veo a casi todo su grupito acercarse, y a las chicas que ya saben que es Danny porque les he enseñado fotos.
—¡Gina! —chilla Lilly—. Ay, Dios, ¿estás bien?
Lleva mi bolso entre las manos y lo veo entre las lágrimas. Entre lágrimas también veo como Danny saca algo que destella de su bolsillo y el corazón se me sube a la boca. No tengo mucha fuerza pero sí la necesaria para empujar a Blake. La navaja de Danny me pasa rozando por la espalda.
Y todo pasa tan rápido... Blake le coge por el cuello, a Danny se le cae la navaja y todos se nos acercan para intentar separarlos.
—¡Blake! —grito pero no puedo sujetarlo por ninguna parte.
—Joder, Gina, apartáte —me dice Josh—. ¡Lilly, joder, sácala de aquí!.
Lilly intenta alejarme pero yo no me muevo, intento separarlos también. Son hombres grandes enfadados, me llevo unos codazos en la trifulca. Todo se llena de gritos, de tiras y afloja, pero siento que pasa una eternidad hasta que los amigos de Blake consiguen empujar a Danny y retenerlo.
Con la pelea más estable Lilly por fin me puede quitar de enmedio y soy más consciente de lo mucho que me duele el tobillo y el brazo.
—Que no me toques, joder —escucho que gruñe Danny.
—Cierra la puta boca —brama Blake y en un santiamén su mano está en mi espalda—. Nos vamos.
—¿Y qué hacemos con este? —pregunta uno de sus amigos.
—Ya nos ocupamos nosotros —dice Josh—. Llévatela de aquí.
Lilly me mira y me pasa mi bolso. Tina intenta dejarme su chaqueta pero no la quiero, no tengo frío, solo quiero irme. No dejan de preguntarme si estoy bien hasta que llegamos al todoterreno de Blake.
—Mañana hablamos, ¿vale? —me dicen y yo asiento.
Mientras Blake rodea el coche para sentarse tras el volante, yo me bajo la cremallera de mi bota y siseo de dolor.
—Ponte esto por encima, hace frío.
Me deja su chaqueta en el regazo y la uso como manta. Me aplasto contra la puerta del coche y me veo por el retrovisor con todo el maquillaje corrido, me lo quito con los dedos.
Sé que me mira pero no dice nada. Llegamos a un edificio de ladrillo rojo con grandes ventanales, es una buena zona para vivir. Blake baja del coche, yo no digo nada, me calzo mi bota y su chaqueta, y sujetando mi bolso apoyo los pies en el suelo.
—Espera, no te muevas —dice, su voz corta la noche.
Me coge en brazos, no me suelta ni para abrir la puerta del edificio ni para después de tres pisos en ascensor, abrir la puerta de su apartamento. Me deja sentada en el sofá de cuero negro y me quita las botas y los calcetines. Desaparece por una puerta y cuando vuelve, me pone una pomada en el tobillo y una venda tensa. No sé si es para tanto pero se lo agradezco.
—Gracias —susurro.
—Te dejaré algo para que estés cómoda.
Yo asiento con la cabeza. Lo que me deja es una camiseta suya y me acompaña hasta la puerta del baño. Cuando me quito su chaqueta veo el moretón que empeizo a tener en el brazo. Mientras me desnudo y solo me dejo las bragas bajo su camiseta, no dejo de pensar en todo lo que tengo que hacer ahora. Mi madre me ayudó a pagar al abogado el año pasado y tendrá que ayudarme otra vez a renovar la orden de alejamiento. La otra razón de mi vuelta es referida al término de esa orden.
Dejo mi ropa bien doblada en el baño y cojeo hasta sentarme de nuevo en su sofá. Escaneo un poco su apartamento, todo con colores neutros, más grande de lo que esperaba y con muy poca decoración.Escucho como cruje la tarima cuando Blake se acerca y se deja caer a mi lado en el sofá. Deja un vaso de agua en la mesa de centro de cristal, cuando lo cojo, lo hago con el brazo que no me duele.—¿Me vas a decir quién era ese? Porque te conoce.—Mi exnovio —respondo.Se revuelve a mi lado y por fin lo miro. Solo lleva unos pantalones del pijama, solo eso. Se ha tatuado un ágila en el pecho y todos sus tatuajes desde los brazos hasta el cuello, hasta el pecho, están conectados con más tinta negra. Le quedan bien. Le hacen tener una apariencia intimidante pero Blake no es malo.Las yemas de los dedos me cosquillean por tocarlo pero no lo hago, le doy un trago al agua.—Es un puto gilipollas.—Es un agresivo de mierda —le corrijo—. Le puse una orden de alejamiento que venció hace cosa de un me
Lilly se queda conmigo hasta que se hace de noche y el cotilleo se nos ha cansado. Mi madre le invita a cenar pero ella, tapándose el chupetón, le da un abrazo y le dice que mejor a la próxima. Durante la cena mi madre no deja de preguntarme si estaré bien quedándome sola por las mañanas y yo no dejo de asentir. —Esta semana me tienen que llamar de la entrevista que hice, de todas formas voy a estar ocupada viendo más ofertas de trabajo. Estaré bien. Aun así, por la mañana cuando le toca irse a trabajar me lo repite un par de veces y yo pongo mi mejor sonrisa para que se marche tranquila. Yo me quedo sentada en el sofá de casa navegando por páginas web que ofertan trabajos. No quiero tener que volver a trabajar en un bar. Mi búsqueda se ve interrumpida por el timbre de casa. Dejo el ordenador en el sofá y cojeo hasta la puerta. Antes abrir ojeo por la mirilla y casi me caigo de culo. ¡¿Pero qué hace aquí?! > Vuelve a llamar y me paso los dedos por el pelo antes d
Cuando me quedo sola, vuelvo a lo mismo del trabajo hasta que me llaman del ayuntamiento de la ciudad y me entretengo con otros cientos de trámites. Tengo que cambiar mi domicilio y renovar un montón de papeles.Estoy liada hasta que se hace tarde y llamo a Lilly. Necesito contárselo a alguien.—Creo que hemos vuelto —le digo.Chilla a través de la línea.—¡Te lo dije! ¿Cuándo habéis hablado?—Ha estado aquí ésta mañana y hemos hablado de algunas cosas... Akira lo ha dejado.—¿Ella a él? Pobre chica.—Ya...—Pero bueno, era obvio que pasaría. ¿Estás feliz?No lo tengo que pensar mucho, si hablamos solo de Blake, sí, claro que estoy feliz.—Sí. Supongo que tenías razón.—¿Supones? Sois almas gemelas y todas esas cursiladas, sabes que tenía razón. ¡Jo! Ahora tengo ganas de veros juntos y que me déis envidia.Me hace reír.—¿Y qué hay de Josh? —curioseo.La escucho gruñir y me quedo pegada al teléfono casi veinte minutos escuchándola quejarse de lo mucho que odia que la llame "pelirroja"
Me quedo con él hasta que se hace tan tarde que lo mejor es dormir aquí, con él, esta vez los dos en la cama. Nos hundimos bajo las sábanas tan pegados que su piel se mezcla con la mía y si no fuera por toda esa tinta que tiene no distinguiría el inicio de uno del otro. Dibujo las formas de sus tatuajes, de cada trazo negro que parece hecho con furia. Siento como su piel se eriza bajo mis dedos, a mi me pasa lo mismo cuando su mano el camino de colarse bajo su camiseta para acariciarme la espalda desnuda. Me quita todo el sueño. Solo tengo que elevarme un poco para alcanzar su cuello con mis labios, lo oigo suspirar y saber lo que provoco en él me da más ganas de hacer cualquier cosa. Le lleno de besos hasta que alcanzo su boca y el clima entero en la habitación se vuelve más caluroso. Siento como la sábana deja de envolverme, me molesta, sobretodo cuando su mano se apoya en mi culo y empuja sobre él. Solo tengo que rozarlo para darme cuenta de lo duro que está. Hace tanto que no es
A la mañana siguiente me llama la policía: han detenido a Danny porque se ha metido en otra pelea en el bar del polígono. Saber que no está rondando me deja mucho más tranquila, y a mi madre que ya no revisa hasta las ventanas antes de dejarme sola en casa por las mañanas.El sábado tenemos una noche de chicas y me paso toda la tarde arreglándome porque no tengo otra cosa mejor que hacer. Mientras me maquillo, Blake me llama y lo pongo en altavoz para seguir intentando hacerme un buen delineado.—Hola, guapa —me saluda.Me hace reír.—Como te conozco demasiado bien deja que te diga que hoy tengo noche de chicas con Tina y con Lilly.—Ah, ¿hoy no eres mía? —se burla—. ¿Dónde váis?—No lo sé, por ahí pero no sé donde. ¿Tú no harás nada?Me acerco al espejo y abro la boca como un pez para concentrarme con el trazo.—No lo sé. Te diré algo con lo que sea.Hablamos hasta que el coche de Lilly frena en la calle, lo veo por la ventana. Me enfundo mis zapatillas cómodas y una chaqueta de cuer
El lunes hago lo de siempre: enviar currículums, escribo cartas de presentación personalizadas para cada empresa pero no da resultados. Es un asco y por si fuera poco, creo que mi coche no tiene arreglo.Una de esas mañanas de la semana accedo a ir con Blake a pasar la mañana en taller. Josh me saluda en cuanto me ve pero yo estoy más pendiente a mi coche medio desmontado en la parte trasera del taller junto a un montón de chatarra.—He probado mil piezas nuevas pero joder, es que es una chatarra de coche —me dice.Quiero lloriquear. No tengo dinero para comprarme otro coche por ahora, aunque no lo necesite porque no es que haga mucho y si lo necesito en algún momento podré usar el de mi madre si ella no lo necesita.—No pasa nada, Josh.Él, descamisado, vuelve a encorvarse por el motor de un coche.—¡Gina! —me grita Blake desde lo lejos.Levanto la mano para que se adelante, ya lo buscaré, quiero hablar un rato con Josh. Desde la distancia lo veo resoplar y eso me saca una sonrisa.—
A eso de las siete y media, cuando la cena ya está casi lista, suena el timbre de la casa. Sé que es Blake, sigue llamando al timbre como lo hacía antes: dos veces seguidas, muy rápido, casi impaciente.Me deslizo en mis calcetines hasta la puerta y abro de un tirón. Los ojos de Blake repasan la casa como si no la reconociera del todo aunque está igual que cuando me marché. Es la primera vez que se abraza a mi madre, no recuerdo que nunca lo hicieran. Mi madre le quería por el simple hecho de que él me quería a mi, y Blake aguantaba muchas de las reglas que mi madre me ponía por eso mismo, por que me quería.—Te hemos echado de menos por esta casa —dice mi madre.Blake la tiene tan envuelta que casi la esconde.—Yo también echaba de menos venir a joder.Me trago las ganas de regañarlo. Mi madre se acostumbró a estas cosas suyas muchos años atrás. Los dos se ríen y cuando se separan, Blake me ayuda a arreglar la mesa. No mucho después vuelven a llamar al timbre. Ahora la nerviosa es mi
Ver a mi madre feliz a mi me hace feliz, pero eso de la convivencia con Ted no se me está dando del todo bien. Me dan asco.—Son como Blake y tú —se ríe Lilly.—¡No! Es mi madre, joder.Las dos se ríen. Han ido a buscarme al taller después de salir del trabajo y llevamos dos horas cotilleando en el sofá de su piso compartido. Después de pasar por mi relación con Blake, por Akira y las pocas veces que me la he encontrado, y por mi madre y Ted, es hora de lo reciente.—¿Y eso de que Josh y tu habláis todos los días? —canturreo.—No hablamos toooodos los días —dramatiza—. Tiene mi sujetador.—Ya se lo habrá dado a otra —bromea Tina.—Que haga lo que quiera —suelta.Este rollito que se traen es bastante divertido. A veces cuando va a por mi después del trabajo se quedan hablando o discutiendo lo que sea que hagan. Parecen niños, me recuerdan a Blake y a mi cuando nos conocimos. Pasa mucho, ya empiezo a creer que va más por ver a Josh que por mi.Una mañana mientras reviso papeles, Blake s