6. ¡Ese si es un niño listo!
Hace mucho tiempo que Maggie no sabía lo que era tener tiempo libre. Desde hace dos años y medio, cuando tuvo que retirarse de la universidad al dar a luz y luego por el abandono del padre de su bebé y la muerte de su madre, solo se había dedicado a trabajar. Sin embargo, ese día tenía la tarde libre y aunque no había prácticamente nada en sus bolsillos, decidió tomar a su pequeño, abrir el coche, que casi parecía de juguete, y caminar hasta la heladería en la que hace tanto tiempo trabajó su madre. A pie el recorrido era de una hora y media, estaba guardando lo que tenía para poder regresar en transporte público, para su suerte su hijo solía disfrutar de las caminatas, mientras iba señalando todo lo que veía a su alrededor, hasta que finalmente consiguieron llegar. —¡Lelado, nani, lelado! Una sonrisa se formó en su rostro al ver la emoción de su hijo, pues aún con sus cortos dos años y medio conseguía recordar que este era el lugar al que al menos una vez al mes lo traía a come
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