Todos los capítulos de Madre Equivocada - Inseminada por Error: Capítulo 1 - Capítulo 10
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Capítulo 1: La inseminación errada.
—Buen día señorita, vine a una revisión médica con el ginecólogo—expresa Ana tranquila. —Si como no, me permite su documento de identidad, para anotarla por favor—le indica la secretaria del consultorio. —Si claro—responde Ana esbozando una sutil sonrisa. —Me cancela por favor. —Aquí tiene—le entrega el dinero a la joven. —Espere en la sala, pronto la enfermera la hará pasar con el doctor. —Muy amable—Ana va y se sienta sonriente, a esperar su turno para ser atendida. Ana Rodríguez, es una joven sencilla de apenas 18 años de edad, estudiante universitaria, su buen rendimiento académico, la hizo acreedora de una importante beca, en una de las universidades más prestigiosas de New York, ciudad donde vive con su padre y su hermano. Toma su celular mientras espera y llama a su mejor amiga Sofía, quien también va junto con ella a la misma universidad: —Aló Sofí ¿Todo bien? —Si amiga ¿Dónde estás? —Estoy en consulta con el ginecólogo. —Ah ok. Ayer me lo mencionaste. —Si querida.
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Capítulo 2: Encuentro entre Ana y Tony.
Al día siguiente… Continua Ana, con su rutina va rumbo, a la universidad con su mejor amiga Sofía, ambas son inseparables, tanto así que hacen todo prácticamente juntas. —Que fastidio hoy empiezan las clases—expresa Sofí. —Ay Sofí tu no cambias, no entiendo como continúas viniendo a clases, si odias el estudio—la reprende Ana. —Por mis papas, que prácticamente me obligan. —Eres una malagradecida, todo el esfuerzo que hacen tus padres, por darte de todo y tú les pagas enamorándote de mi hermano y haciéndole caso omiso a la carrera. —No me regañes, que suficiente tengo con el sermón de mis padres, cuando ven mis calificaciones—frunce Ana el ceño en señal de hastío. —Mejor vamos al salón—y la toma con rudeza por la mano. Al llegar al aula de clases, allí estaba Steven, un joven que esta perdidamente enamorado de Ana, a su manera, ya que lo único que haces es molestarla, buscando de llamar su atención. —Huy miren a quien tenemos aquí a la chica genio. —El bobo de la clase haciend
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Capítulo 3: La confesión.
30 minutos más tarde… Ingresa a un restaurante de lujo, con finas lámparas y de mantelería exclusiva, sin mencionar la vajilla que era de plata autentica, busca con la mirada a su amigo, quien desde ya, lo espera en una de las mesas de distintivo lugar: —Hermano—estrechan sus manos y le propina un afectuoso abrazo. —¿Todo bien Tony? —No Justin, a ti no te puedo mentir, tengo que confesarte algo. —Wao así será, tu eres de lo que evitas los problemas. —Estoy metido en uno, por mi terquedad de ser padre. —Cuéntame, te escucho amigo. —No sé cómo empezar a narrar este enredo, sabes que contraté un vientre en alquiler, de una chica que conocí por internet. —¿Qué hiciste? ¿Qué? Te volviste loco, tu eres un hombre joven por favor, puedes tener tus hijos de manera natural, si tan solo dejaras descansar en paz a Micaela. Tony ella está muerta reacciona tienes, que seguir adelante con tu vida, si lo que más quieres es una familia e hijos, cásate tienes muchas mujeres a tu disposición. —
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Capítulo 4: El desmayo de Ana.
Un mes después… Hay una actividad recreativa en la universidad, Tony para integrarse más con los muchachos, práctica con ellos actividades al aire libre, sabe que su materia, para algunos resulta muy aburrida. Ana es la primera en decir que, si a todo lo que propone, Tony se ha convertido para ella, como una especie de amor platónico. —Ana, Ana—repite Tony dos veces su nombre—¿En qué estás pensando jovencita? —la mira con ligereza. —En nada profe—esboza un sutil suspiro, ya que estaba pensado en él. Por lo que a veces se escapa de este mundo por un rato. Ja, ja, ja. El amor está en el aire. Sofí se le acerca: —Párate vamos por algo de beber, este profesor parece mas bien de educación física—protesta Sofí producto del cansancio. Al Ana levantarse siente un fuerte mareo, su mente se nubla y no comprende el porqué, al tratar de poner firme, cae lánguidamente en el suelo. —Ana—grita de inmediato Tony, quien va junto con los muchachos a socorrerla. Es trasladada a la enfermería de l
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Capítulo 5: El embarazo.
Rápidamente el médico lee los resultados: —Señorita usted está embarazada—expresa el médico. —¿Es una broma? —reacciona Ana asombrada. —No para nada, véalo usted misma. —Debe de haber un gravísimo error. Yo no puedo estar embarazada. Ja, ja, ja, no puede ser es imposible—protesta Ana con escepticismo ante la noticia. —Bueno mientras digiere la noticia, yo me tengo que ir, tengo todavía muchos pacientes que atender. —Papá, esto es mentira. Tengo que hacerme este examen de nuevo, para dar con la falla, no es imposible que yo esté embarazada, si yo jamás he tenido intimidad con nadie. —Ya vámonos Ana—responde su padre con aprensión. —Papá usted me cree ¿Verdad? —pregunta desconcertada. —Salgamos de aquí—responde su padre con mucha seriedad Salen del hospital y antes de subirse al auto de su padre, Ana le dice: —¿Papá, usted confía en mí? —Ana, por Dios cómo pudiste. —Papá, te juro que no estoy embarazada es un error, es más paremos en la primera farmacia y me hago una prueba
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Capítulo 6: Tony descubre la verdad.
Como la familia Rodríguez lo habían acordado, se dirigen muy temprano al consultorio clínico, que Ana había visitado días anteriores. —Hija ¿Cómo se llama el médico que te atendió? —John Jhetro. Se dirigen a la recepción y allí estaba la secretaria, era la única que había quedado trabajando en el lugar, entra en pánico, sin embargo, busca de esconder su nerviosismo. —Buen día señores, que los trae por acá—expresa tragando saliva. Abel hace contacto visual con ella y le guiñe un ojo. Ni en estos momentos deja al donjuán, que lleva dentro quieto. —Señorita venimos buscando al doctor John Jhetro, el trato en éstos días a mi hija y tememos, que hizo algo muy grave—la mira el padre de Ana con severidad. —El doctor no se encuentra, de hecho, ya no trabaja aquí. —El muy canalla huyo, es evidente lo que hizo—expresa Abel, quien es muy perspicaz. —Pues de aquí no nos vamos, hasta que alguien nos atiende y nos dé una explicación, de lo que le ocurre a mi hija. —Señor no sé de qué habla,
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Capítulo 7: El protector.
—Ana, esa mujer eres tú—Ana y su padre lo miran extrañados. Sin embrago, no prestan atención a su comentario. —Si profesor, soy yo que pequeño es el mundo. —Hija tu hermano y yo tenemos que trabajar. —Espere señor, si quiere Ana se puede quedar conmigo, claro para indagar un poco en lo que le sucedió, me comprometo ayudarlos. —Está bien Licenciado, confío en usted. Hija luego tomas un taxi hasta la casa. —De ninguna manera, mi chofer puede llevarla. —Perfecto, hasta luego y gracias nuevamente licenciado—estrechan sus manos y el padre de Ana se retira. Dejándolos solos en su oficina. —Profesor su oficina es enorme, y me gusta mucho la sala de redacción. Yo siempre soñé con trabajar en un lugar así—expresa Ana con admiración. —Las puertas del periódico están abiertas para ti, cuando te gradúes, puedes ser una reportera del staff de prensa. —¿De verdad? —Si Ana, de ahora en adelante. No me separaré de ti. Las palabras de Tony se internalizan en su mente, como una esperanza en m
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Capítulo 8: Secretos no develados.
En horas de la madrugada, Tony exclama un grito con preocupación: «¡Ana!» manifiesta su nombre, en medio de la penumbra, prende la lámpara de noche y toma el retrato de su difunta esposa, se torna pensativo y luego dice mentalmente: «Micaela tengo un presentimiento, algo puede ocurrirle a Ana. Cuida a la madre de mi hijo, te lo ruego, por el inmenso amor, que nos tuvimos en vida, cuida a mi hijo» Aprieta contra su pecho la fotografía. Al oír el grito su madre, llega rápidamente a su habitación y lo mira silente, con el retrato en mano: —Tony hijo mío ¿Continúas teniendo pesadillas con Micaela? —lo mira con nostalgia. —Mamá—la abraza en medio de su preocupación. Sin embargo, aún no se atreve a decirle lo que le ocurrió, ni mucho menos dirá, por ahora que será padre, de la manera menos convencional, que su madre se puede imaginar. —Tony mi amor, ya suelta el pasado. Si quieres vamos a terapia—le propone su madre. —Tranquila mamá, ve a dormir. —No puedo estar tranquila al verte as
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Capítulo 9: El peso del embarazo.
Ana se interna, muy angustiada en la oficina de la rectora, quien desde ya la mira con aprensión. —¿Qué tiene que decirme joven Rodríguez? Apúrese que no tengo tiempo. —Lo que menos quiero, es importunarla profesora, por lo que seré breve. Tengo que contarle, que estoy embarazada—lo suelta sin tapujos. —¿Qué? ¿Qué inmoralidad es esa? —No es ninguna inmoralidad, mi hijo es una bendición—se expresa Ana con firmeza. —Me temo, que no podrá continuar con la beca. —¿Por qué? Jamás he bajado mi rendimiento académico, me parece injusto, que me quiten la beca. —Son las reglas. —¿Cuáles reglas, las que impone usted? —Más respeto Rodríguez. —Respéteme usted y a la vida que crece dentro de mí. No puedo darme el lujo, de quedarme sin mi carrera. Todo por un capricho suyo y esa manía estar en contra de la comunidad latina. —Retírese joven Rodríguez, que desde ya está expulsada—Ana se mira confundida y rompe en llanto. Sale corriendo y fuera de la oficina, la esperaba su mejor amiga Sofía
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Capítulo 10: Lo que oculta Rebecca.
Rápidamente salen las autoridades universitarias y uno de los miembros de dicho comité, busca con la mirada a Ana y de inmediato se le acerca: —Buenas tardes señorita Rodríguez, lamento lo ocurrido con usted—comenta uno de los rectores. Todos enseguida se juntan, para oír de primera mano, lo está por decir. —Más lo lamento yo, que perdí mi beca y fui expulsada sin reserva—comenta Ana entristecida. —No es así, ya deliberamos y desde ahora, se puede reincorporar a las aulas de clase, aún permanece con su beca, eso sí mientras no baje el rendimiento. Debe seguir esforzándose. —¿En serio? —pregunta Ana esperanzada. —Si señorita, yo me retiro. Agradézcale al profesor Hufman, la defendió con muchas garras. Ana le esboza a Anthony, una gran sonrisa de agradecimiento, él la mira con cariño y a lo lejos celebra su triunfo. Esperará el momento oportuno, para acercársele y conversar con la dulce Ana. Todos festejan, la euforia de los jóvenes es inmensa, la profesora Roberts sale de la dire
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