—Buen día señorita, vine a una revisión médica con el ginecólogo—expresa Ana tranquila.
—Si como no, me permite su documento de identidad, para anotarla por favor—le indica la secretaria del consultorio.
—Si claro—responde Ana esbozando una sutil sonrisa.
—Me cancela por favor.
—Aquí tiene—le entrega el dinero a la joven.
—Espere en la sala, pronto la enfermera la hará pasar con el doctor.
—Muy amable—Ana va y se sienta sonriente, a esperar su turno para ser atendida.
Ana Rodríguez, es una joven sencilla de apenas 18 años de edad, estudiante universitaria, su buen rendimiento académico, la hizo acreedora de una importante beca, en una de las universidades más prestigiosas de New York, ciudad donde vive con su padre y su hermano.
Toma su celular mientras espera y llama a su mejor amiga Sofía, quien también va junto con ella a la misma universidad:
—Aló Sofí ¿Todo bien?
—Si amiga ¿Dónde estás?
—Estoy en consulta con el ginecólogo.
—Ah ok. Ayer me lo mencionaste.
—Si querida.
—Nos vemos cuando salgas, en el café que queda cerca a mi casa. Me avisas cuando vengas en camino.
—Solo si tu invitas voy—le comenta Ana carcajeándose.
—Tan ventajosa. Solo porque quiero saber más de Abel voy, sino ni te invitara nada.
—¿Todavía insistes en mi hermano?
—Me encanta—Ana frunce el ceño ante su comentario, debido a que a su hermano le gustan todas.
—Bueno te dejo, creo que voy a pasar con el doctor, nos vemos más tarde.
—Está bien, chao—cuelgan la conversación.
*****
Mientras tanto la enfermera llega al puesto de la secretaria y le pregunta:
—¿Ya elaboraste las fichas, con los datos de las pacientes, que inseminará hoy el doctor?
—Si amiga aquí están—mezclando el expediente de Ana, entre las que se realizaran el procedimiento hoy día.
—Gracias, en la mañana solo tenemos una inseminación, ya en la tarde si hay mucho trabajo—apunta la enfermera a la secretaria, quien bosqueja una sutil sonrisa y sigue trabajando en el computador.
Sin más preámbulo, la enfermera llama a Ana, quien al parecer será la única paciente diurna, está en espera, ya que llego muy temprano.
—Ana Rodríguez, es usted—le pregunta la enfermera.
—Si soy yo.
—Acompáñeme—Ana se va junto con ella, está feliz porque pronto saldrá del consultorio, debido a que tiene mucha hambre, salió sin desayunar.
El doctor se hallaba conversando con un cliente, del cual hará una inseminación a una mujer, para que éste se convierta en padre, mediante un procedimiento artificial:
—Hola señor Hufman—saluda el doctor al sujeto con gentileza.
—Doctor Jhetro, ya la joven debe haber llegado, la mande hace rato para su consultorio. Así que manos a la obra—menciona el señor mientras el doctor cuelga la llamada.
Ese hombre con quien hablada el doctor es Anthony Hufman (Tony), es uno de los CEOS de mayor prestigio del país, quien es dueño de un importante periódico de circulación nacional, llamado en español “Un Nuevo tiempo”.
Tony es un joven altruista y de buen corazón, quien siempre busca de cuidar y proteger al más desvalido, ha visto muchas injusticias ante sus ojos. De las cuales no ha sido inmune, es por ello que pone su periódico a disposición de todo aquel que es maltratado y busca justicia. También ayuda a la comunidad latina en New York, los cuales algunos son víctimas de atropellos, por su condición de inmigrantes.
El noble corazón de este hombre late en este instante, a toda velocidad y entra ansiosamente en pánico. Por lo que se halla pensativo, en el despacho de su mansión, a la espera de las noticias del doctor.
*****
En el consultorio…
La enfermera prepara a Ana para el procedimiento de fecundación, sin saber que ella, no es la mujer, que había contratado Anthony Hufman, para iniciar el proceso.
—Venga colóquese esta bata y se sienta por acá por favor—le indica.
Ana se halla sorprendida, porque ella es virgen, no entiende como el doctor, quiere hurgar en su intimidad y de inmediato pregunta:
—¿Es necesario que me desvista?
—Si joven, sino el doctor no puede hacer su trabajo—Ana ladea la cabeza con extrañeza, sin embargo, hace lo que la mujer le señala.
Llega de inmediato el doctor, para comenzar:
—Buen día señorita, quite esa cara de preocupación, que será muy rápido—Ana lo mira con nerviosismo.
Abre ligeramente las piernas e inicia el doctor el procedimiento in vitro. Ana cierra y abre sus ojos sosegada, sin saber que está siendo inseminada por error. Un ligero cosquillo invade su cuerpo, junto con su sutil brisa helada, que se posa en su interior.
Al cabo rato, el doctor le informa:
—Listo joven ya puede irse.
—Doctor ¿Y no me va a mandar nada, para el dolor de vientre?
—Tranquila, no creo que sienta dolor, con lo que acabo de hacer.
—Ah bueno usted sabrá es el médico—esboza Ana una sutil sonrisa.
En medio de su inocencia e ignorancia respecto al tema, no se percató de lo que le acaban de hacer, como nunca ha tenido intimidad con nadie, solo se ha centrado en estudiar y en sacar buenas calificaciones, para que su padre se sienta orgulloso de ella, por lo que percibió todo con normalidad.
Se viste y sale del consultorio despidiéndose, con gentileza del doctor y de la enfermera.
El Doctor Jhetro, llama de una vez, a Anthony Hufman:
—Señor Hufman listo, ya se realizó el procedimiento, solo queda esperar.
—¿Con tan solo una vez quedará embarazada?
—Probablemente sí, igual usted indíquele a la joven, que venga en caso de que comience a menstruar y hacemos otro procedimiento, todavía tengo muestras suyas.
—Si está bien estaré al pendiente, voy a llamar Rose, para decirle lo que me está comunicando.
—¿Rose?
—Si Rose Dixon, fue la chica que envíe, quien me alquilo su vientre—el doctor entra rápidamente en pánico y busca el expediente de Ana.
—Señor Hufman, la chica que inseminé no se llama Rose. Sino Ana Rodríguez.
—¿Qué? ¿Cómo? —reacciona Anthony agitado.
—Por Dios que acabo de hacer—exclama el doctor petrificado.
—Debe haber una equivocación, la chica que envíe se llama Rose y no Ana.
—Llámela tiene que haber una explicación y me llama de inmediato a mí, si cometimos un error me puede costar mi carrera de años señor Hufman.
—Debe de haber una explicación coherente. Llamo a Rose y de inmediato me comunico con usted.
El doctor llama de prisa a la enfermera y a la secretaria para comunicarles:
—Se me presento una emergencia cierren el consultorio y cancelen las citas del día de hoy. Necesito hablar muy seriamente con ustedes—las mira con evidente preocupación.
—¿Qué ocurre doctor?
—Creo que cometimos un gravísimo error, que si saldría a la luz seria el fin.
—¿Doctor me está asustando? —exclama la secretaria.
—Mary, la chica que le hizo el expediente, vino por una inseminación ¿Cierto? —Mary cae patas arribas, con lo que le dice el doctor.
—¡Diablos! No doctor ella vino por una revisión de rutina, no para una inseminación.
—Mary, pero colocaste su expediente en la carpeta de inseminaciones, el error fatal fue tuyo inicialmente, ahora todos estamos perdidos—manifiesta la enfermera, mientras que el doctor junta sus manos en su cabeza.
*****
En la mansión Hufman…
Tony llama a Rose sin tener resultados, Musita para sí mismo:
«¿Dónde diablo se habrá metido Rose?»
Rápidamente llama el doctor angustiado, para darle la mala noticia:
—Señor Hufman, sucedido algo terrible como me lo temía, fecundé a la mujer equivocada, la chica en efecto se llama Ana Rodríguez, si el procedimiento es un éxito y queda embarazada estoy acabado. No podría vivir con el desprestigio ¡Santos cielos!
—Cálmense doctor, al menos no sé, no tiene una foto para identificarla.
—No, solo su nombre ni siquiera dejo número telefónico, ni tampoco una dirección, fue un terrible error de la secretaria, que nos costará la vida a todos. Lo único que tengo es su nombre, Ana Rodríguez.
—Rayos. Donde hallaré a Ana Rodríguez, es un nombre muy común, es como buscar una aguja en un pajal.
—Dios quiera que el procedimiento falle, de igual manera tomaré mis previsiones, adiós—cuelga la llamada y decide huir sin miramientos, no se quedará presente, para ver qué ocurre luego del error cometido ¡Válgame Dios!
*****
¿Hallará Tony una salida a esta situación, que se pone de manifiesto? Acompáñenme a descubrir como comienza esta hermosa historia.
Al día siguiente… Continua Ana, con su rutina va rumbo, a la universidad con su mejor amiga Sofía, ambas son inseparables, tanto así que hacen todo prácticamente juntas. —Que fastidio hoy empiezan las clases—expresa Sofí. —Ay Sofí tu no cambias, no entiendo como continúas viniendo a clases, si odias el estudio—la reprende Ana. —Por mis papas, que prácticamente me obligan. —Eres una malagradecida, todo el esfuerzo que hacen tus padres, por darte de todo y tú les pagas enamorándote de mi hermano y haciéndole caso omiso a la carrera. —No me regañes, que suficiente tengo con el sermón de mis padres, cuando ven mis calificaciones—frunce Ana el ceño en señal de hastío. —Mejor vamos al salón—y la toma con rudeza por la mano. Al llegar al aula de clases, allí estaba Steven, un joven que esta perdidamente enamorado de Ana, a su manera, ya que lo único que haces es molestarla, buscando de llamar su atención. —Huy miren a quien tenemos aquí a la chica genio. —El bobo de la clase haciend
30 minutos más tarde… Ingresa a un restaurante de lujo, con finas lámparas y de mantelería exclusiva, sin mencionar la vajilla que era de plata autentica, busca con la mirada a su amigo, quien desde ya, lo espera en una de las mesas de distintivo lugar: —Hermano—estrechan sus manos y le propina un afectuoso abrazo. —¿Todo bien Tony? —No Justin, a ti no te puedo mentir, tengo que confesarte algo. —Wao así será, tu eres de lo que evitas los problemas. —Estoy metido en uno, por mi terquedad de ser padre. —Cuéntame, te escucho amigo. —No sé cómo empezar a narrar este enredo, sabes que contraté un vientre en alquiler, de una chica que conocí por internet. —¿Qué hiciste? ¿Qué? Te volviste loco, tu eres un hombre joven por favor, puedes tener tus hijos de manera natural, si tan solo dejaras descansar en paz a Micaela. Tony ella está muerta reacciona tienes, que seguir adelante con tu vida, si lo que más quieres es una familia e hijos, cásate tienes muchas mujeres a tu disposición. —
Un mes después… Hay una actividad recreativa en la universidad, Tony para integrarse más con los muchachos, práctica con ellos actividades al aire libre, sabe que su materia, para algunos resulta muy aburrida. Ana es la primera en decir que, si a todo lo que propone, Tony se ha convertido para ella, como una especie de amor platónico. —Ana, Ana—repite Tony dos veces su nombre—¿En qué estás pensando jovencita? —la mira con ligereza. —En nada profe—esboza un sutil suspiro, ya que estaba pensado en él. Por lo que a veces se escapa de este mundo por un rato. Ja, ja, ja. El amor está en el aire. Sofí se le acerca: —Párate vamos por algo de beber, este profesor parece mas bien de educación física—protesta Sofí producto del cansancio. Al Ana levantarse siente un fuerte mareo, su mente se nubla y no comprende el porqué, al tratar de poner firme, cae lánguidamente en el suelo. —Ana—grita de inmediato Tony, quien va junto con los muchachos a socorrerla. Es trasladada a la enfermería de l
Rápidamente el médico lee los resultados: —Señorita usted está embarazada—expresa el médico. —¿Es una broma? —reacciona Ana asombrada. —No para nada, véalo usted misma. —Debe de haber un gravísimo error. Yo no puedo estar embarazada. Ja, ja, ja, no puede ser es imposible—protesta Ana con escepticismo ante la noticia. —Bueno mientras digiere la noticia, yo me tengo que ir, tengo todavía muchos pacientes que atender. —Papá, esto es mentira. Tengo que hacerme este examen de nuevo, para dar con la falla, no es imposible que yo esté embarazada, si yo jamás he tenido intimidad con nadie. —Ya vámonos Ana—responde su padre con aprensión. —Papá usted me cree ¿Verdad? —pregunta desconcertada. —Salgamos de aquí—responde su padre con mucha seriedad Salen del hospital y antes de subirse al auto de su padre, Ana le dice: —¿Papá, usted confía en mí? —Ana, por Dios cómo pudiste. —Papá, te juro que no estoy embarazada es un error, es más paremos en la primera farmacia y me hago una prueba
Como la familia Rodríguez lo habían acordado, se dirigen muy temprano al consultorio clínico, que Ana había visitado días anteriores. —Hija ¿Cómo se llama el médico que te atendió? —John Jhetro. Se dirigen a la recepción y allí estaba la secretaria, era la única que había quedado trabajando en el lugar, entra en pánico, sin embargo, busca de esconder su nerviosismo. —Buen día señores, que los trae por acá—expresa tragando saliva. Abel hace contacto visual con ella y le guiñe un ojo. Ni en estos momentos deja al donjuán, que lleva dentro quieto. —Señorita venimos buscando al doctor John Jhetro, el trato en éstos días a mi hija y tememos, que hizo algo muy grave—la mira el padre de Ana con severidad. —El doctor no se encuentra, de hecho, ya no trabaja aquí. —El muy canalla huyo, es evidente lo que hizo—expresa Abel, quien es muy perspicaz. —Pues de aquí no nos vamos, hasta que alguien nos atiende y nos dé una explicación, de lo que le ocurre a mi hija. —Señor no sé de qué habla,
—Ana, esa mujer eres tú—Ana y su padre lo miran extrañados. Sin embrago, no prestan atención a su comentario. —Si profesor, soy yo que pequeño es el mundo. —Hija tu hermano y yo tenemos que trabajar. —Espere señor, si quiere Ana se puede quedar conmigo, claro para indagar un poco en lo que le sucedió, me comprometo ayudarlos. —Está bien Licenciado, confío en usted. Hija luego tomas un taxi hasta la casa. —De ninguna manera, mi chofer puede llevarla. —Perfecto, hasta luego y gracias nuevamente licenciado—estrechan sus manos y el padre de Ana se retira. Dejándolos solos en su oficina. —Profesor su oficina es enorme, y me gusta mucho la sala de redacción. Yo siempre soñé con trabajar en un lugar así—expresa Ana con admiración. —Las puertas del periódico están abiertas para ti, cuando te gradúes, puedes ser una reportera del staff de prensa. —¿De verdad? —Si Ana, de ahora en adelante. No me separaré de ti. Las palabras de Tony se internalizan en su mente, como una esperanza en m
En horas de la madrugada, Tony exclama un grito con preocupación: «¡Ana!» manifiesta su nombre, en medio de la penumbra, prende la lámpara de noche y toma el retrato de su difunta esposa, se torna pensativo y luego dice mentalmente: «Micaela tengo un presentimiento, algo puede ocurrirle a Ana. Cuida a la madre de mi hijo, te lo ruego, por el inmenso amor, que nos tuvimos en vida, cuida a mi hijo» Aprieta contra su pecho la fotografía. Al oír el grito su madre, llega rápidamente a su habitación y lo mira silente, con el retrato en mano: —Tony hijo mío ¿Continúas teniendo pesadillas con Micaela? —lo mira con nostalgia. —Mamá—la abraza en medio de su preocupación. Sin embargo, aún no se atreve a decirle lo que le ocurrió, ni mucho menos dirá, por ahora que será padre, de la manera menos convencional, que su madre se puede imaginar. —Tony mi amor, ya suelta el pasado. Si quieres vamos a terapia—le propone su madre. —Tranquila mamá, ve a dormir. —No puedo estar tranquila al verte as
Ana se interna, muy angustiada en la oficina de la rectora, quien desde ya la mira con aprensión. —¿Qué tiene que decirme joven Rodríguez? Apúrese que no tengo tiempo. —Lo que menos quiero, es importunarla profesora, por lo que seré breve. Tengo que contarle, que estoy embarazada—lo suelta sin tapujos. —¿Qué? ¿Qué inmoralidad es esa? —No es ninguna inmoralidad, mi hijo es una bendición—se expresa Ana con firmeza. —Me temo, que no podrá continuar con la beca. —¿Por qué? Jamás he bajado mi rendimiento académico, me parece injusto, que me quiten la beca. —Son las reglas. —¿Cuáles reglas, las que impone usted? —Más respeto Rodríguez. —Respéteme usted y a la vida que crece dentro de mí. No puedo darme el lujo, de quedarme sin mi carrera. Todo por un capricho suyo y esa manía estar en contra de la comunidad latina. —Retírese joven Rodríguez, que desde ya está expulsada—Ana se mira confundida y rompe en llanto. Sale corriendo y fuera de la oficina, la esperaba su mejor amiga Sofía