Todos los capítulos de Gemela equivocada, amor correcto: Capítulo 1 - Capítulo 10
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Capítulo 1. Una promesa que Simón debe cumplir a toda costa.
El helicóptero de Simón Barton aterrizó en Xicoténcatl, el pueblo ubicado en el estado de Tamaulipas, México, donde vivía Lucía, su abuela materna. Esa mañana, mientras revisaba las estadísticas de la producción de su más reciente pozo petrolero, recibió una llamada de la señora.―Hola, abuela ―contestó dejando a un lado su tableta.―Dios me lo bendiga, hijito, ¿Cuándo vienes a verme?―Sabes que iré el domingo, como todos los domingos, ¿deseas que te lleve algo?―No, solo que me gustaría que vinieras un poco antes, tengo un poco de dolor de estómago y el médico del pueblo me quiere obligar a ir al hospital...―Voy para allá, abuela.Lucía Rodríguez era la única persona que podía alterar al imperturbable Simón Barton y el hecho de que ella admitiera un dolor le preocupa mucho porque su abuela era fuerte como un roble y jamás se quejaba. De inmediato, Simón se levantó de la silla, tomó el traje de su chaqueta, abrió la puerta de su despacho y se encontró a sus guardaespaldas acompañad
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Capítulo 2. Madison se vio envuelta en un lío por culpa de Margaret.
Madison Fulton acababa de despedir al último de sus estudiantes del segundo grado de primaria cuando vio que su hermana gemela, Margaret, la saludaba sentada detrás del volante de un convertible descapotable rojo, que se veía nuevo, lujoso, pero sobre todo muy caro.Un gemido escapó de su garganta antes de echar a caminar hacia el coche.No sabía dónde tenía metida la cabeza su hermana, pero el coche era un mal presagio. Su familia estaba en un grave aprieto económico y a Marga no se le ocurría otra cosa que comprarse un coche, uno de lujo que evidentemente no se podía permitir y que acabaría pagando ella como siempre.Esa vez no la ayudaría, no podía con más gastos.―Imagino que vendrás a decirme que te sacaste la lotería, Marga ―dijo Madison posando sus ojos azules en los de su hermana para después mirar el coche.―Algo mucho mejor, firmé un contrato de trabajo maravilloso y tengo el dinero para pagar la hipoteca de la casa y terminar de arreglar el destrozo que dejó el incendio ―di
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Capítulo 3. El primer flechazo, pero de odio.
Dos días después, Madison esperaba en el vestíbulo de su edificio a que el chofer de Simón Barton pasara por ella.Su imagen en el espejo la hizo bufar.Su cabello castaño, que le llegaba a la cintura había sido cortado y pintado con unos reflejos dorados para parecerse más al estilo de su hermana. La ropa le quedaba apretada y el sostén con relleno que cargaba no ayudaba a que se sintiera mejor.Su hermana era más delgada y se había operado el busto aumentando un par de tallas.―Perdóname, Maddy, tienes razón, no puedo pedirte que sacrifiques tu vida por la mía, romperé con Roy hoy mismo y me casaré con Barton. También necesito deshacerme del bebé, no podré engañar a Simón diciendo que es suyo cuando no tendremos sexo.¡Por Dios! ¿Su hermana era capaz de terminar con su embarazo para casarse con ese hombre? ¿Por dinero? Pensó Madison asustada, no había pensado en su futuro sobrino o sobrina.―¡Está bien! lo haré, me casaré con Barton ―gritó Madison caminando de un lado a otro de la s
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Capítulo 4. Madison se da cuenta de la trampa en la que cayó.
Cuando llegaron a la casa de Simón las ganas que tenía Madison de matarlo no habían menguado ni un ápice. De camino él la llevó a la clínica de un amigo para que le hicieran una prueba de embarazo en sangre.Tuvo que apretar los dientes mientras le extraían un tubo de sus venas y sonreír al médico cuando Simón la presentó como su prometida.Media hora después le entregaron los resultados, como bien sabía Madison la prueba salió negativa.―Te dije que saldría negativa―No iba a seguir perdiendo mi tiempo y dinero si me estabas engañando ―respondió Simón con su acostumbrada frialdad y un leve encogimiento de hombros.«Sí, te estoy engañando, pero tú ni te imaginas cómo» pensó ella con un poco de malicia.―Después del almuerzo tienes cita con una compradora personal que contraté para ti, necesitarás un guardarropa nuevo, incluyendo un traje de novia.―Tengo un guardarropa nuevo, y un traje de novia...―Si es como el vestido que traes puesto, te diré que le falta una o dos talla más grand
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Capítulo 5. ¿Y la abuela no estaba al borde de la muerte?
Madison tuvo que darle muchas explicaciones a su madre para calmarla, sin embargo, Meredith Fulton no se quedó tranquila.―Mañana a primera hora, Marga y yo tomaremos un avión a Houston para que hablemos de ese matrimonio tan apresurado y en caso de que sigas empeñada en casarte con ese hombre en dos, días te acompañaremos en tu boda. No sé cómo pensaste en casarte sin decírnoslo.―Está bien, mamá, avísame la hora de llegada de tu vuelo para pedirle a Simón que te vayan a buscar. ―respondió Maddie.«Ya nos veremos cara a cara, Marga» pensó aún con rabia.Por culpa de su hermana estaba metida en un matrimonio de conveniencia con un hombre que no amaba, y que estaba segura de que nunca amaría porque Simón era el hombre más frío del planeta. Y lo peor de todo era que tenía que darle un hijo.Adiós a su sueño de conocer a un hombre amable y divertido del que se enamoraría, y con el que tendría la boda de sus sueños en la casa familiar. Le dolía tener que mentirle a su madre, pero estaba s
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Capítulo 6. Llegó el momento tan temido y esperado por Madison.
Las pocas horas que faltaban para la boda pasaron en un abrir y cerrar de ojos, Madison no podía dejar de pensar que iba camino al matadero, y encima de eso su madre no paraba de hablar.Optó por encerrarse en el baño para tener un poco de paz porque lo único que quería era llorar y si lo hacía se le dañaría el maquillaje.―Maddy, cariño, ¿estás bien? ―. Su madre tocó la puerta.―Sí, mamá no te preocupes ―respondió la joven saliendo del baño ―. Solo necesitaba un momento de soledad.―Ya es la hora de salir. ¿Estás segura de que en realidad quieres esta boda? ¿No hay un motivo oculto? Porque me estuve preguntando de donde salió el dinero para el pago de la hipoteca y para las remodelaciones; y ahora me pregunto si salió de Simón y si le pagas casándote con él.―No, mamá, es cierto que Simón me ayudó con parte del dinero, pero hice un préstamo en el banco. Lo pagaré con mi trabajo.―¿Y seguirás trabajando para pagar el préstamo? Porque después de conocer a su abuela no creo que Simón qu
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Capítulo 7. El loco plan de Lucía.
Madison dejó de mecerse al ritmo de la música y su cuerpo se puso rígido al instante.―¿En qué momento dije que me acostaría contigo? ―. La pregunta salió de sus labios antes de que pudiera contenerla.Simón separó su cuerpo del de ella y la miró a la cara con el ceño fruncido, su pregunta lo había desconcertado.―¿Estás hablando en serio, Madison? En la entrevista que te hice antes de firmar el contrato.―Sí, lo sé ―. Trató ella de corregirse reanudando el baile, solo que ahora se miraban a la cara ―solo que pensé que las opciones para tener un bebé por otros medios seguirían abiertas. ―Y siguen abiertas, Madison, nunca te obligaría a acostarte conmigo si no lo deseas, no soy esa clase de hombre.―Luces molesto, tu abuela se dará cuenta de que algo anda mal ―murmuró ella bajando la cara a su pecho.―Estoy molesto porque no me gustan las mujeres volubles y porque no me gustan que jueguen conmigo, Madison. Igual hubiese firmado si me hubieses dicho esto desde el principio. En fin, mi
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Capítulo 8. La reina de la noche.
Simón se acercó al grupo donde estaba su esposa acompañada de Roberto Fernández, su madre y algunas chicas más.―... En el momento en que puse mi estetoscopio sobre su pecho, la pequeña me preguntó si podía escuchar al hada que habitaba en su corazón ―. Simón casi pudo escuchar el suspiro colectivo que brotó de todos los pechos femeninos ―le dije que escuchaba una pequeña campañilla sonando...―Madison, ―llamó Simón tomándola del brazo para separarla del grupo ―Ven, quiero hacer el sorteo de tu liga a ver si los solteros del lugar encuentran su propia mujer.En un acto reflejo Madison tiró del brazo, Simón la había apretado con excesiva fuerza provocándole dolor. Al mirarlo se dio cuenta de su mirada vidriosa.―¿Estás borracho, Simón? ―preguntó Madison entre asombrada y furiosa, mientras que con su mano se sobaba el brazo.―Por supuesto que no, algunos chupitos del mejor tequila no pueden emborracharme ―gruñó su esposo ―solo que no me gusta tener que recordarte que tu obligación es es
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Capítulo 9. ¿Qué pasó ayer?
Madison despertó porque un enano estaba golpeando su cabeza con un martillo, al abrir los ojos el sol que entraba por la ventana la cegó. De inmediato la náusea la invadió por lo que se levantó de la cama y corrió al baño para vaciar el contenido de su estómago.Al mirar hacia abajo se encontró que solo tenía puesta su ropa interior, la hermosa y sexy ropa interior que estaba debajo de su vestido de novia. Un gemido escapó de su garganta y su cabeza se posó en la tapa del inodoro.―TomaAl escuchar la voz de Simón levantó su cabeza con rapidez para encontrárselo en calzoncillos tendiéndole un vaso y dos pastillas.Su aspecto era tan malo como debía ser el suyo.―¿Qué es eso? ―preguntó con desconfianza. ―Una pastilla para la náusea y otra para el dolor de la cabeza.Madison estiró la mano y él puso en la de ella las dos pastillas, se las tomó de inmediato y suspiró de placer al probar la soda de limón que él le había llevado.―¿Qué pasó anoche? ¿Acaso nosotros... dormimos juntos? ― se
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Capítulo 10. Una luna de miel, sin miel.
Llegaron poco después del mediodía a un hotel de lujo en Playa del Carmen, Simón pidió la suite más lujosa que afortunadamente contaba con dos habitaciones y una increíble vista al mar Caribe. Mientras subían el equipaje, Simón la guio hasta uno de los restaurantes de lujo del lugar para un almuerzo tardío. Durante el almuerzo Simón se dedicó a hablarle de todos los lugares de interés de la Riviera Maya. ―¿Cuál será el primer sitio que visitemos? ―preguntó ella cuando iban saliendo del restaurante. ―Tengo algunos asuntos de trabajo que resolver, puedes irte de compras a la Quinta Avenida o comprar algún traje de baño en el hotel y pasar la tarde en la piscina o en la playa ―anunció él entregándole una tarjeta de crédito con su nombre, cualquier compra que hagas en el hotel la puedes cargar a la habitación. «Hoy es domingo, el día siguiente de nuestra boda, pasó todo el vuelo trabajando, ¿y aún necesita seguir?» pensó Madison, pero se abstuvo de hacer algún comentario, de lo contra
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