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Todos los capítulos de La ex esposa infiel del CEO: Capítulo 1 - Capítulo 10
133 chapters
Infidelidad
Kate sentía la cabeza darle vueltas, no debió tomar ese trago que le ofreció David, solo tomó un sorbo, pero se sentía extraña.Ella miró nerviosamente al hombre sentado en su cama junto a ella y su mente comenzó a correr con pensamientos frenéticos.Este hombre no era su marido, entonces… ¿por qué no le impidió entrar en su habitación? ¿Por qué estaba dejándolo sostener sus manos y mirarla de forma que la ponía muy incómoda? —Lamento haber venido a tu casa sin avisar antes, Kate. —David le sonrió con amabilidad—. Es que desde la última vez que nos vimos no pude dejar de pensar en ti. —Soltó una de sus manos solo para llevar su mano enguantada con guante de seda a acariciar su mejilla. Kate se sonrojó sin poder evitarlo. Oh sí, recordó, este hombre era David Hans Vogelsberg,CEO de una empresa rival a la de su marido.La última vez que se vieron fue en un bar, y ella estaba llorando debido a lo deprimida que se sentía por el hecho de que su matrimonio parecía estarse desmorona
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No me dejes
—Ethan… —La voz le tembló.–P-por favor, Ethan… Dé-déjame explicarte —suplicó irguiéndose torpemente.Intentó acercarse a él, pero Ethan se alejó pasándola de largo e internándose más en la habitación.Jadeó horrorizada al verlo tomar una maleta. —Tienes hasta que terminé. —Lo miró confundida y esperanzada al oírlo hablar—. Tienes hasta que termine de empacar mis cosas para dar tus explicaciones. —Fue al baño adjunto a la habitación y estuvo ahí un par de minutos, saliendo con una bolsa seguramente con todo lo suyo empacado allí dentro—. ¿Y bien? Estoy esperando, Katherine. Ella se estremeció al escucharlo llamarla por su nombre completo de forma tan fría, otra vez. Nunca había sido así, ni siquiera en el peor momento de su matrimonio. Hace un mes, ellos cumplieron ocho años de casados y ella había tenido la esperanza de que su aniversario mejorara un poco las cosas que habían estado tan tensas entre ellos últimamente, pero… él jamás llegó. Había estado al borde de las lá
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Embarazada
La culpa, la frustración y el odio hacia sí misma abrumaban todos los sentidos de Kate. Aun se preguntaba… ¿Por qué tuvo que pasar esto? Sabía que fue su culpa, pero aún no se explicaba cómo es que todo había terminado tan mal. De repente, recibió una llamada de la última persona en la tierra con la que quería hablar. —Me entere de tu divorcio. —Era David, sonando borracho—. Está en las noticias. La prensa te está comiendo viva, aunque nadie sabe qué pasó. —¿Cómo te atreves a llamarme, David? Arruinaste mi vida… —habló sin ganas, sin llanto, más bien con amargura. Ya no le quedaban lágrimas, y la verdad ya todo le daba igual. —Supongo que quería disculparme… En realidad, yo… —No necesito tus disculpas. Y no vuelvas a llamarme, no te soporto. —Frotó su rostro con cansancio—. Ya no tengo nada que perder, David, si no fuera porque todavía tengo a mi consciencia te mataría. Supongo que para ti fue muy divertido obligarme a besarte, igual que fue muy divertido destruir mi fam
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Ya no te creo
Al escuchar eso, la primera reacción de Kate fue quedarse en estado de shock. ¿Embarazada? ¿Cómo podía ser? Luego recordó… la noche de su aniversario, después de discutir por dejarla plantada, Ethan le hizo el amor por horas, varias veces, por primera vez en muchas semanas. Tenía que haber sido ese día, entonces ella estaba embarazada de un mes y medio. Un bebé… Su segundo hijo con Ethan, un hermanito para Iris. Estaba creciendo en su interior y ni siquiera lo había notado, casi se lleva su vida junto con la de ella. —Oh, Dios. —Se cubrió la boca con la mano que no estaba en su vientre—. ¿E-está b-bien? Quiero decir… Oh, Dios. —Sollozó—. Y-yo no he estado comiendo, tampoco he estado durmiendo bien y yo… Oh, Dios. —Empezó a entrar en pánico. Por todos los cielos. ¡Qué descuidada había sido! Casi se mata llevándose a su hijo, pero antes de eso había estado matándolo lentamente por haber descuidado su salud de esa manera, sin mencionar el estrés al que había estado sometida.
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Tú te lo pierdes
Siete meses de embarazo. Kate se colocó de perfil frente al espejo con una sonrisa radiante. Con una mano acarició amorosamente su gran vientre redondeado, mientras con la otra tomaba una fotografía con su confiable cámara que había pertenecido a su madre, luego a su hermana y ahora le quedó a ella. Estaba en su pequeño departamento ya vestida con su uniforme de trabajo, que consistía en un vestido blanco hasta las rodillas y un gorro con una cruz roja. Aún estaba a tiempo para llegar temprano a su trabajo como enfermera en una pequeña clínica en un sector pobre de la ciudad, así que decidió que se sacaría su fotografía del día en ese momento. Cuando tuvo que juntar lo que quedaba de sus pertenencias una vez encontró un lugar lo suficientemente barato pero decente que podría pagar por unos meses, había hallado un álbum lleno a reventar de imágenes de su infancia y adolescencia junto a su hermana. Creyó buena idea iniciar con fotografiar el progreso de su embarazo, día tras día
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Su bebé
Como el matrimonio Quincy estaba teniendo ciertos problemas económicos, Kate al terminar su turno como enfermera tuvo que ponerse otro uniforme, esta vez el uniforme de camarera. Tuvo que conseguirse otro trabajo para poder comprar todo lo necesario para su bebé, aun así, siempre se aseguraba de no esforzarse de más y dormir lo suficiente. —¡Katherine Sadler, hasta que llegas! —A diferencia del otro trabajo, en este la trataban como basura. —¡Ve a la cocina y lava los platos, es lo único que puedes hacer con esa pelota de playa que tienes en el estómago! —Kate odiaba a este trabajo y estos jefes, pero necesitaba el dinero, así que solo asintió y se puso a trabajar. —Querida niña, no deberías estar trabajando con el embarazo tan avanzado —dijo una dulce anciana con preocupación cuando fue a tomar su orden. Tenía siete meses, pero su barriga ya estaba casi a reventar. Si su bebito no se viera tan claro en el ultrasonido habría temido estar embarazada de gemelos. —No se preo
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Vender su alma
Pasaron los meses, la bebé de sus jefes nació y su bebé Kitt tuvo oficialmente una amiguita para jugar, aunque eso significaba que el matrimonio Quincy estaba más corto de dinero que nunca. Como ahora los Quincy estaban muy ocupados con su hija, que además por culpa de los químicos que comía su madre tenía mechones rosas en el cabello, y Kate no había podido encontrar otro empleo, estaba más desesperada que nunca por ganar dinero, teniendo a su hijo necesitado de medicinas una vez más. —¡¿Qué?! ¡¿Solo doscientos dólares?! ¡Es un celular último modelo perfectamente funcional! —Es lo que le ofrezco, señora. Tómelo o déjelo. Al final, tuvo que aceptar. Salió a la calle con su hijito en sus brazos, que estaba enfermo y no tenía a quién lo cuidara. Tenía demasiados gastos, su bebé necesitaba muchos cuidados, y estaba desesperada. Estaba vendiendo todo lo que le quedara de valor, incluso su celular que había comprado poco antes de dar a luz después de que vendió el anterior e
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Amor y odio
Para Ethan Di Castro, la vida de soltero había sido difícil. Había tenido varias citas en los últimos meses, solo por un intento de encontrar otra madre para su hija, pero no pudo congeniar con nadie, cosa que quizás tenía que ver con el hecho de que aun no superaba a su ex esposa. Quería superarla, más por el modo tan horrible en el que terminaron, pero… ni siquiera podía deshacerse de la fotografía de su boda que se había llevado antes de marcharse de la casa. Se odiaba a sí mismo por ser tan débil, pero al menos estaba intentando salir adelante, por su hija. —Hija, ¿está todo bien? —preguntó durante la cena al verla desanimada. —No —gruñó arrugando aún más su carita. Él intentó no pensar en lo mucho que se parecía a su madre cuando estaba molesta.—Puedes confiar en mí, Iris. Puedes decirme lo que quieras.—No me escuchaste cuando quise decírtelo… -susurró en voz baja, pero él escuchó.—¿Qué? —T-tú… no me hiciste caso cuando te dije que no me agradaba la bruja… quiero dec
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Hermana mayor
Kate se sentía muy mal consigo misma. Como su hijo había vuelto a enfermarse otra vez por culpa de su inmunodeficiencia, otra vez dependía de los demás para ayudarla a salir adelante, pero lo que más la molestaba era depender de David. Lo odiaba, quería demandarlo, golpearlo, hasta matarlo, pero… para su desgracia, él era el único que le tendió la mano, y necesitaba de su dinero para tratar la enfermedad de su bebé. Ese día su bebé estuvo tan mal que tuvo a sus jefes trabajando en curarlo toda la noche, así que ella tuvo que dedicarse a cuidar a la hija de sus jefes, hasta que la llamaron para decirle que su bebé la necesitaba. Para su mala fortuna, en ese momento David se apareció para darle dinero para las medicinas de su hijo, y de paso insistió en llevarla a su trabajo. Como tenía a la pequeña Kelly con ella, Kate accedió a dejar que la llevara al trabajo, decidiendo además intentar no amargarse por tener que soportarlo. Ella ni siquiera se dio cuenta de la presencia de
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Familia rota
Iris Di Castro era una joven de dieciséis años a la que muchos llamaban genio solo por sacar buenas notas en la escuela y poder recordar con facilidad todo lo que leía en libros, pero ella siempre sentía que le faltaban muchas cosas por saber. Muchas veces quería saber por qué las cosas para su familia salieron tan mal, por qué su madre prefirió a otro hombre en vez que a su familia. Y ahora estaba llena de ansias por saber por qué su madre les ocultó todos estos años que tenía un hermanito menor. No es que Iris se hubiera quedado de brazos cruzados durante esos ocho años. Una vez intentó buscar a su madre a espaldas de su padre, acompañada de sus dos mejores amigos. Su mejor amiga Kim y su mejor amigo Erick, que en secreto tal vez le gustaba un poco. Fue hasta ciudad Bella Cruz en uno de los tres autos de su padre, el que menos usaba, a los catorce años. Volvió a su antigua casa y se dio cuenta de que ahora nadie vivía allí, cosa que la decepcionó. Solo encontró una vieja
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