Casi dos años después. —¿Casarme? —cuestionó Alexander después de que su padre le dijera que era hora de dar ese paso.—Sí, eso dije —Respondió Robert Green, su padre.Alexander miró hacia todos lados en busca de la cámara escondida y esperó a que su papá le dijera que se trataba de una broma.—No, no lo haré —dijo en cuanto se dio cuenta de lo serio que él hablaba.—No fue una pregunta —Alexander apretó los puños y lo desafió con la mirada—. Tal vez ahora no lo entiendas, hijo. Pero te darás cuenta que es lo mejor…—¿Mejor? ¿Para quién?—Para nuestras granjas, nuestra empresa y nuestro futuro en el mercado internacional del Kiwi, pero, sobre todo, lo mejor para ti.—No estoy seguro de eso, papá.Robert pensó que: por ahora sería mejor no decirle que su principal motivo era porque él deseaba ver a su hijo formar una familia, estaba seguro que sería un mejor hombre y empresario si tenía a su lado a una buena mujer, como lo había sido su madre. Por desgracia Alexander no pensaba lo mis
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