Ariadna había pasado una tarde agradable junto a sus hermanos. Ahora estaba en el despacho de Brian. Conocía a su padre y sabía cuándo algo le preocupaba.—¿Papá, que sucede? —Preguntó. Algo le decía que ese día no terminaría bien.—He tomado la decisión de casarte —Respondió así de la nada. Tenía muchas cosas en mente que decirle a su hija, pero en el último segundo optó por ir al grano. Ya había hablado muchas veces con ella sobre dejar ir el pasado y continuar con su vida. Ella aún era muy joven, con un gran futuro, pero parecía como si estuviera muerta en vida, su luz se había apagado y eso le partía el corazón.—¿De qué está hablando?—El mes que viene, te casaras con el hijo de Robert Green —Hace apenas media hora había recibido la llamada de Robert, confirmándole que su hijo había aceptado el compromiso.Ambos padres por razones diferentes querían que sus hijos formaran una familia.—Eso no explica nada —Ariadna se colocó de pie— Esto es una broma ¿Verdad?—No bromearía de esta
Al entrar a la casa, el alivio en el rostro de Emma al verla, la recibió. Sabía que estaría preocupada por ella. Después de salir del hospital en aquella ocasión, sus padres no querían perderla de vista, ellos temían que ella sucumbiera al dolor e intentara quitarse la vida. No lo iba a negar, lo pensó. Quería también acabar con su sufrimiento, pero ella era la culpable y lo justo era que sufriera.Logró convencer a sus padres que no intentaría ninguna locura.—¿Cariño, estás bien? —Preguntó Emma.—Mamá, no te preocupes. Solo fui a caminar y aproveché para comprar algunas cosas que necesito —Dijo levantando unas bolsas que sostenía en sus manos—¿Dónde está papá?—Ayudando a tú hermano con su tarea —Ariadna sonrío. No importaba cuanto trabajo tuviera o que tan cansado estaba su padre, él siempre dedicaba tiempo a sus hijos— ¿Te sirvo la cena?—Iré a mi habitación primero a darme un baño —Se dio un baño rápido y luego de colocarse algo cómodo, bajó al primer piso. Su madre le sirvió una
Brian y Ariadna entraron a otra oficina un poco más grande.—El joven Alexander aceptó tus términos —Dijo su padre.—¿Tan rápido? —Ella pensó que él lo iba a pensar más tiempo antes de firmar o que refutaría alguna de sus condiciones— Al parecer les urge poner sus manos en nuestra producción —dijo, no había otra explicación.—Aunque este matrimonio sea de esta forma, lo han tomado con mucha seriedad. Para Robert, este negocio es importante, pero también lo es el que su hijo forme una familia.—No me digas. Por eso ambos se pusieron de acuerdo.—Así es. Tenemos nuestros motivos para ver a nuestros hijos casados. Además, no podemos negar qué, si logramos colocarnos en el mercado de Europa tendremos grandes beneficios económicos, prestigio y podremos aportar a la economía de nuestro país cuando esta cooperativa crezca más.—Eso es muy ambicioso.—Puede ser, pero no es solo eso hija, y lo sabes. El precio con el que nos pagan en este continente no es el justo para la calidad de nuestra fr
Llegó a las escaleras y empezó a descender. Emma se había adelantado. En medio de la sala la figura de tres hombres la recibió, uno era su padre y el que estaba a su lado tenía más o menos la de edad de él, eso significaba que el joven que estaba de espalda era Alexander Green. Detuvo sus pasos a falta de un escalón porque creyó saber de quien se trataba, pero lo descartarlo de inmediato, eso no podía ser.Esperó a que su padre la mirara, porque la valentía que tenía se le había esfumado en cuanto pensó en la posibilidad de que fueran la misma persona.—Hija —Dijo al fin su papá— Ven —su padre extendió su mano hacia ella.En ese momento Alexander se dio la vuelta y descubrió que no se había equivocado, era él, Alex, el hombre que había conocido hace unos días y con el que se había besado. Las imágenes con las que había luchado para borrar de su memoria volvieron con más ímpetu.Su padre caminó hasta ella para tomar su mano y llevarla hasta el centro de la sala. Ninguno de los dos podí
En cuanto entraron al comedor, todas las miradas se posaron en ellos. —¿Todo bien? —preguntó Robert. Alexander no respondió dándole la oportunidad de que ella lo hiciera. Ariadna asintió antes de ir a su lugar para sentarse. Alexander la siguió y corrió el asiento para ella, luego tomó lugar a su lado. Él aprovechó el silencio para disculparse con los padres de ella por lo que había dicho, estaba claro que no fue para nada educado menos caballeroso de su parte, pero lo había dicho en un momento desesperado para que ella no intentara escapar de él. Los siguientes minutos no se habló de mucho, hasta que Emma decidió preguntar por la boda. —Me haré cargo de todo —respondió Alexander. Ya que sería algo pequeño, pensó que no tendría ningún problema en organizarlo. Ariadna, siguió comiendo sin prestarles mucha atención. —¿Qué opinas cariño? —preguntó su madre. —No tengo ningún problema con eso —No pensaba poner su atención en algo que no le traía ninguna ilusión. Ya lo había hecho un
—Ella puede hacerse cargo de ese trabajo —Dijo volviendo al tema principal de aquella reunión, como si en un segundo se hubiera olvidado de lo que estuvo a punto de pasar. Pero en el fondo tenía un lío con el cual lidiaría después, o tal vez no y seguirá ignorando lo que sentía cuando estaba cerca de él. Ambos posaron su mirada en la recién llegada y Nyree no entendió de lo que hablaban. Su amiga tenía la capacidad suficiente para hacerse cargo de la publicidad de la cooperativa. Nyree había dejado de trabajar en marketing solo por alejarse de su ex novio. Eso la llevó a tomar el puesto que tenía en la compañía de los Kelly, pero ahora tendría la oportunidad de volver a trabajar en lo que tanto le gustaba. Ariadna sirvió tres tazas de café mientras discutían la idea. Al inicio Nyree había puesto algunos obstáculos para aceptar. Pero luego bastó con unas palabras de Alexander para convencerla. Quizás debió sentirse resentida con su amiga por aceptar así de rápido con él, pero tambié
Ariadna se quedó de pie en el mismo lugar viendo el auto alejarse. Tenía la sensación de que pudo haberse disculpado y arreglado el desastre que ocasionaron sus palabras, pero no lo hizo. Él la había provocado primero y ella solo había reaccionado, pero porque se sentía así…—¿Por qué dije eso? —Se reclamó.Si la relación entre ellos era complicada, ahora sería aún peor. Ella le había dejado claro que lo despreciaba, cuando en el fondo ni siquiera sabía lo que sentía.No tenía intenciones de entrar a su casa, así que, subió a su camioneta y fue directo a su trabajo.Intentó hacer lo mejor posible para no pensar en nada más que no fueran los documentos que tenía en sus manos, pero estaba resultando imposible y eso era más que frustrante, no podía concentrarse. Todos sus pensamientos iban dirigidos a una sola persona: Alexander Green. Repasaba en su cabeza cada momento, desde que lo conoció hasta su encuentro esta mañana.Se dio por vencida y dejando los documentos a un lado, se levantó
¿En qué momento había pasado de no querer volver a casarse nunca más, a ser ella quien pidiera matrimonio? No tenía una respuesta a esa pregunta como para muchas otras, pero ya había tomado una decisión. Se casaría por los mismos motivos de antes y por otros nuevos que aún tenía que descubrir cuáles eran.—Pero tu dijiste…—Sé lo que dije —Ella dio un paso hacia él—. Créeme, no fue mi intención decir aquellas palabras.—¿Ah no? —Ella sí que lo confundía.—No sé si pueda explicártelo ahora, pero seguro lo haré en algún momento.—Quisiera entenderte ahora.—Está bien. Lo intentaré, pero antes prométeme que seguiremos con esto.—¿Estás tratando de negociar conmigo? —cuestionó Alexander.—Creo que sí.—¿Por qué haces esto? —En ese momento ella entendió que él le gustaba y que ese había sido el motivo de su arrebato esa mañana. Ya no solo se sentía culpable por la muerte de Oliver, ahora también por dejar que Alexander se metiera en su mente. Sentía que estaba traicionando el amor de Olive