Ella levanto su mirada para verlo a los ojos.—Lo sabes —No era una pregunta, de igual manera él asintió.—Perdona, no quiero incomodarte, yo… —En otro momento ella no hubiera dejado siquiera que lo mencionara, pero por alguna extraña razón quería hablarlo y ser sincera con él.—Está bien. Es más fácil para mi si lo sabes. Alex, yo aún estoy muy destrozada por dentro. No sé si algún día podré encontrar los pedazos y volver a unirlos. Perdí al hombre que amaba en aquel accidente y todo fue mi culpa. —Sus ojos se volvieron acuosos y la voz se le apagó.—¿Tu culpa? —La tomó del rostro—. Fue un accidente. —Ella negó.—No, no entiendes. Yo… yo planee aquel estúpido viaje. Él, al inicio no estaba de acuerdo, pero lo convencí. Si tan solo no hubiera… —No pudo concluir la oración, Ariadna se rompió, las lágrimas que amenazaban con salir brotaron incontrolables.Alexander la atrajo abrazándola contra su pecho y ella se aferró a él como si fuera su salvavidas en medio del enorme océano, como si
Presente:La música que empezó a sonar lo sacó de sus recuerdos. Ese era el aviso de que ella estaba ahí. Nyree le había dicho que Ariadna estaba lista y que llegaría pronto. No podría decir con exactitud cuánto tiempo transcurrió después de eso. Sacó las manos de sus bolsillos, acomodó su corbatín y se paró derecho.La idea de ir a buscarla y llevarla hasta el altar había pasado por su cabeza.Cuando le dijo hace una semana que era mejor no verse había esperado olvidarse de lo que estaba sintiendo por Ariadna. Pero eso no había funcionado porque tuvieron que verse en un par ocasiones. Aún si no hubiera sido así, estaba seguro que con nada podría haberla sacado de sus pensamientos y el efecto que habría provocado su lejanía sería lo contrario a lo que esperaba.En cuanto sus miradas se encontraron se convenció aún más de que no había sido buena idea intentar alejarse. Era muy probable que estaría en problemas por enamorarse, pero ahora que ella iba a ser su esposa usaría esa ventaja p
—La hora del baile de los novios ha llegado. —Su prima no había terminado de hablar cuando ya estaba tirando de él para que se levantara. Miró a Ariadna y ella asintió, entonces la llevó a la pista. La prima de Alexander había hecho un buen trabajo organizando todo. Incluso se había tomado el tiempo de averiguar las canciones favoritas de ambos. Y la que empezó a sonar era una de ellas. «I have nothing, de Whitney Houston» Alexander la tomó de la cintura y la acercó a su cuerpo. Por su parte Ariadna entrelazó sus manos alrededor de su cuello y se dejó guiar por él. Minutos después, algunas personas se unieron a la pista de baile. Ambos estaban en completo silencio. Ella solo podía sentir su aliento y respiración golpear unas veces su hombro y otras veces su cuello. Su mano se paseaba por su espalda con demasiada parsimonia para luego volver a su lugar en su espalda baja. Su tacto era como fuego que incluso sobre la tela de su vestido hacía que su piel ardiera. Intentó no estremecer
—¿A mi padre?—Sí. A ambos los abandonó una novia que quería ser modelo ¿No lo sabías? —Por supuesto que no lo sabía, la relación entre Alexander y ella no era lo que todos pensaban, pero su madre no tenía por qué saberlo.—¿Entonces, te agrada porque su exnovia modelo, lo abandonó?—No, claro que no. Sino porque a pesar de eso se dio la oportunidad de conocer a alguien más, al igual que tu padre. Ambos no juzgaron a todas las mujeres por igual.—Veo que te esforzaste por investigarlo. —Solo esperaba que lo dejara ahí y su madre no pudiera darse cuenta de que aquel matrimonio había sido arreglado.—Quería estar segura de que él te merecía —Tarde se dio cuenta de lo que había dicho. Vio a su hija fruncir el ceño.—¿A qué te refieres con eso? ¿Crees que Oliver no merecía estar conmigo? ¿Por eso nunca lo aceptaste?—No fue eso lo que dije, de todas formas, eso ya no importa ¿no? —Ariadna suspiró porque no obtuvo una respuesta antes y menos la obtendría ahora.—¿Cuánto te quedarás? —pregu
Él ya había aprendido que ella podía sorprenderlo con mucha facilidad, ya sea con lo que hiciera o dijera. Y esta vez no era la excepción.Ariadna acarició su mentón, el hoyuelo en su barbilla se apreciaba mejor sin su barba, sintió el impulso de morderlo para demostrar su punto, pero se contuvo.—¿No dirás nada? Fue difícil para mí aceptarlo.—Me has sorprendido, otra vez. Debiste avisarme qué harías esto.—Entonces ya estamos a mano. —Dijo recordándole como la había sorprendido él en la fiesta cuando la tomó en sus brazos frente a todos— Siento lo de esa noche…—No debes disculparte por eso. Estabas teniendo una pesadilla o algo así, es natural.—Alexander Green, eres un buen hombre. Quisiera prometerte que te amaré, pero… —Él detuvo sus palabras, colocando un dedo sobre sus labios.—Intentemos juntos descubrir a donde nos puede llevar esto que sentimos, ¿Qué dices?—Sí, quiero intentarlo —Ya no tenía dudas de eso, además él era su esposo y si no era con él ¿entonces con quién?Se q
Alexander había ordenado que abastecieran la pequeña cocina del yate con algunas comidas fáciles de preparar. Su plan era pasar un día tranquilo junto a su ahora esposa. Ella no había querido una luna de miel; podía entender sus razones y estaba bien con eso. Haría de todo por que ella se sintiera bien a su lado.Pero de seguro que Alexander jamás imaginó lo que sucedería a continuación.Él sintió los brazos de Ariadna rodearlo por su cintura. No se lo esperaba, pero no demostró su sorpresa. Él sonrió y la miró sobre su hombro.Lo que él iba a decirle murió en su boca en cuanto ella coló sus manos por debajo de su camiseta. Sus manos estaban frías. Las deslizó sobre su marcado abdomen de abajo hacia arriba y viceversa. Él hizo un esfuerzo por no gemir.Alexander tomó sus manos deteniendo sus movimientos. Lo estaba torturando y su cuerpo ya empezaba a reaccionar a sus caricias.Se aclaró la garganta.—Te serviré café —musitó él tratando de hablar con claridad.Ariadna se paró frente a
Ariadna abrió los ojos y lo primero que vio fue el rostro de Alexander tan cerca que podía sentir su respiración. Sonrió al recordar el magnífico momento que compartieron. Sentía que no había sido solo sexo, era algo… especial.Había querido a Alexander desde que se casaron o quizás desde mucho antes, no estaba segura del momento exacto en el que había decidido ceder a lo que sentía por él. Alexander era alguien de quien se podría enamorar con facilidad. Hasta podría asegurar que en ese mismo momento su corazón corría el riesgo de caer por él.«¿Era eso posible?» —Se preguntó.Cuando decidió aceptar aquel matrimonio, la idea de enamorarse nuevamente ni siquiera había pasado por su cabeza. Estaba segura de que no podría olvidarse de Oliver, nunca, ni del amor que sentía por él. Pero cuando estaba junto a Alexander se olvidaba de todo, incluso del dolor que sentía por la pérdida de su ex.El sonido proveniente de su estómago deshizo el hilo de sus pensamientos.Necesitaba comer. Se deba
—Sí —Respondió Ariadna. Connor la vio con sorpresa. Sin duda tenía algunas preguntas. Pero ella solo diría lo más importante—: Connor, él es Alexander, mi esposo.Alexander le extendió su mano y le sonrió. Se sentía tan bien cuando ella lo presentaba como su esposo. Pero nada había igualado aun, lo que sintió aquel día en el yate cuando ella le dijo que lo quería. No era lo mismo como si le dijera que lo amaba, pero se conformaba con eso, por ahora. Ninguno de los dos mencionó el asunto después, él no quería presionarla. Iría a su tiempo.Cuando Alexander vio a ese par acercarse a su esposa y darle un beso en la mejilla, sin pensarlo se había levantado como un gigante saliendo de la arena. Escuchó a sus cuñados y Jack protestar, pero no le importó dejarlos.Jack rápidamente se dio cuenta también de lo que estaba pasando. Entendió a su amigo y sin dudarlo lo siguió. No importaba que Nyree no le diera ni la hora. Él no pensaba rendirse tan fácil. Y tampoco dejaría que nadie se le acerca