Capítulo 2Santiago Era cierto, que ella es una mujer muy hermosa, de muy buen ver y unos ojos verdes, que me gustaron desde que irrumpió como una tromba en mi oficina, pero no me iba a casar, ni con ella, ni con nadie.–Lo único de todo lo que has dicho y que es lo verdaderamente importante, es que Julieta es mi hija – Declaré – Así que, como mi hija que es, me comprometo a hacerme cargo de ella y a pedir una prueba de ADN para probar mi paternidad y entonces, pelear por la custodia de mi hija. Me puedo encargar de ella solo, no te necesito. –No se trata de que me necesites o no, Santiago – Me rebatió – Simplemente, yo estoy aquí para hacer las cosas bien, por el bien de Julieta y nada más por eso. Yo no me quiero casar tampoco contigo, más si eso se necesita para el bienestar de la niña, lo tendré que hacer.–Que, sacrificada, que hasta me estás conmoviendo Helena. Seguramente, ya te informaste de quién soy y el casarte conmigo, por el bien de una niña, que no es tuya, te viene co
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