Capítulo 5
Santiago–Te diré por ahora que me he casado, solamente por mi hija – comenté lo que era verdad – Pero, antes que te hagas ideas erróneas. Ella no es la madre de mi hija, es su tutora. Es todo lo que te puedo decir por ahora.
–Esa explicación a mí no me convence de nada Santiago – Alicia hizo aspavientos – No quiero saber más nada de ti, lo nuestro se ha terminado. Adiós.
Ella se giró para darme la espalda y se alejó de mí, siendo eso lo menos que yo quería.
–Alicia, tú no me puedes dejar así ¿ya no me amas? – Le lancé la interrogante – Sí es así, acepto lo que acabas de decirme.
–Claro que te amo, Santiago – sostuvo – Pero, nunca has sido justo conmigo. No me dejas ser modelo, porque tienes celos de todos los hombres que puedan mirarme y tú si te has casado con otra que no soy yo, sin siquiera tener la atención de decírmelo.
–Lo siento y te lo explicaré todo mañana en la empresa, te lo prometo. Además de eso, te recompensaré con lo que tú me pidas.
–Quiero que me consigas en la agencia de tu amigo Silvestre que me dé una oportunidad, para hacer un casting como modelo. No te pido mucho, dado lo que me has hecho y como premio a mi lealtad y a mi amor por ti durante los últimos 4 años.
–De acuerdo, yo arreglaré eso y mañana mismo te daré noticias ¿estamos bien?
–Sí lo estamos.Me arriesgué demasiado, pero no me pude controlar de abrazar a Alicia y darle un beso apasionado detrás de unas plantas ornamentales que formaban parte de la decoración del lugar y al culminar el beso.
Me separé de ella y regresé a la mesa con mi hija y con Helena.
– ¿Esa muchacha es tu novia? – Cuestionó Helena – No es que me interesé, lo deduje por la forma en la que ha aparecido aquí.
–Tú lo has dicho y no yo – respondí muy grosero – No te interesa, lo que sea ella de mí.
–Qué bueno que lo pones así y no es para que me respondas de esa forma tan cortante - se indignó – Yo te puedo decir con toda calma que yo sí tengo un asunto pendiente con alguien y te comunico que en estos días hablaré con él para explicarle todo.
–Gracias, pero tú y yo no tenemos más relación que la de un papel firmado y limítate a eso. Lo que hagas o dejes de hacer con tu vida es tu problema.
Helena se empezó a reír sarcásticamente y eso me incomoda, es de mala educación que se burle de mí.
Pasó el resto del evento y pudimos ir a casa y en el camino.
Pude darme cuenta que ella me estaba mirando de un modo que me hacía pensar que tenía demasiadas interrogantes respecto a mi persona.
–Sé que les atraigo mucho a todas las mujeres y puedes decírmelo, estoy acostumbrado – saqué mi lado petulante – Tú no estás nada mal, pero distas mucho de ser lo que busco.
–Santiago tú ego es más grande que tu empresa, no lo puedo creer y aunque tú tampoco estás nada mal, no es eso lo que estaba mirando.
–¿Ah no? – levanté una ceja.
–No. Lo que yo me preguntaba es lo que alguien tan buena y noble como mi amiga Karla pudo ver en ti, para pasar una noche contigo. Sí yo no soy tu tipo, ella no lo era tampoco.
–Ella si se arreglaba – las palabras se salieron por sí solas de mi boca – la noche que pasamos, ella lucía despampanante y tú sabes lo hermosa que era.
–Sí, ella era hermosa, pero lo era más por dentro que por fuera. Algo que tú, no eres capaz de ver la belleza interior de una mujer, por lo superficial que eres. Deberías cambiar y no por ti, por Julieta.
No salieron más palabras de mi boca, con esta mujer siempre íbamos a entrar a un campo de batalla por lo que me estaba dando cuenta.
Era evidente que no le parecía mi modo de ser y a mí además de no parecerme el suyo, la idea que no tuviera ni un poco de sentido de la moda, me irritaba.
–Te has quedado callado Santiago, eso indica que te has puesto a pensar en lo que dije – volvió a hablar al entrar a la casa – Debes medir más tu tacto con el sexo opuesto, tienes una hija que puede encontrarse a una persona, así como tú de grosera y te garantizo que no va a gustarte.
–A mi hija nadie la va a venir a tratar mal – me exalté – ella para eso me tiene a mí que soy su padre, para hacer que la respeten.
–Siempre imponiendo no es la forma de pedir buen trato, para recibir primero se tiene que dar. Que descanses Santiago.
–Hablas de respeto y la grosera eres tú, que me quieres dejar con la palabra en la boca.
Le quité a Julieta de sus brazos y la tomé en los míos, le tenía que dar a mi hija hermosa su beso de buenas noches y eso hice.
La mecí en mis brazos y la besé con ternura, ella ya dormía, pero movió sus mejillas y eso me alegró saber que mi hija sintió mi muestra de afecto.
–Buenas noches, Santiago y que tengas buen descanso.
–Buenas noches, Helena. Igualmente, para ti.
Le devolví a mi hija y cuando la tuvo ella en sus brazos, me acerqué peligrosamente a ella queriendo medir si ella iba a aceptar un beso de mi parte y así comprobar lo que yo pensaba.
Ella estaba interesada en mí a pesar de todas las cosas sin sentido que me dijo y para mi muy incómoda sorpresa al hacer aquello, ella bruscamente giró su cabeza rechazando mi cercanía y a mí nadie me había rechazado anteriormente.
Esa mujer iba a aprender, quién era el que mandaba en esta casa.
Capítulo 6HelenaCon la llegada de un nuevo día, Julieta lloraba como todas las mañanas para pedir su biberón y yo con gusto se lo preparaba. De repente, una figura alta se puso delante de mí y me arrebató el biberón.–Yo alimentaré a mi hija con su leche.Vi cómo Santiago susurraba algo en voz baja y luego sacaba torpemente unas cucharadas de leche artificial del bote.Suspiré y reí a carcajadas mientras observaba el ajetreado cuerpo de Santiago.Era evidente que Julieta tampoco se sentía cómoda siendo cargada por su propio padre y no paraba de llorar.–Será mejor que lo haga.Tomé a la pequeña monada de los brazos de Santiago, la acaricié suavemente y luego le llevé el biberón a la boca con delicadeza.De repente siento un calor a mí alrededor y me arden los oídos.–Déjame oler si tienes un aroma especial.Justo cuando sentí que mi corazón latía más rápido y mis mejillas se sonrojaron ligeramente, sonó el teléfono.Al mirar el identificador de llamadas, dejé de sonreír, me aparté
Capítulo 7Helena–Peter, yo quería y aún quiero todo contigo y lo digo de verdad – reconocí – pensé en que formáramos un hogar y una familia juntos con Julieta, pero pudo más mi lealtad a Karla. Quise cumplir lo que le prometí en su lecho de muerte, buscar al padre de su hija y las cosas se dieron demasiado rápido.No iba a permitir que Santiago, iniciara una batalla legal y expusiera a la niña, ella estaba muy pequeña para pasar por un problema que teníamos que resolver los adultos.Santiago no se había puesto a pensar en la salud emocional de Julieta, él solo quería apartarnos y ya estábamos acostumbradas la una a la otra.–Tan rápido que te has casado con él, sin importarte ni mis sentimientos, ni mi corazón, ni el que yo quería darles todo mi amor y protección a Julieta y a ti. Cuanto me arrepiento al haber actuado tan precipitadamente, pero era eso o empezar un proceso que podía durar años. Todo lo había hecho por el bien de mi niña y de seguro lo volvería a hacer si tenía que
Capítulo 8SantiagoNo me agradó ver sufrir así a Helena por un desamor, yo mejor que nadie sabía lo que era sentirse así y en lugar de contribuir a que ella siguiera llorando vi en ese momento la oportunidad perfecta para sincerarme y así evitar problemas posteriores.–Te escucho, Santiago. –Helena, yo tengo algunos años de relación con Alicia. Sé que no tengo ni por qué darte explicaciones, ni tú a mí de nuestras vidas personales de todas formas, es mejor que lo sepas y se eviten malos entendidos.–Ambos tenemos derecho a estar con alguien más y no tienes que decirme nada – ella se rehusaba a oír lo que tenía por decirle – eres libre Santiago, de estar con ella y yo habría hecho lo mismo, hubiera continuado en mi relación con Peter, sí él me hubiera perdonado.–Prosigo, sé que tienes la peor impresión de mí por lo que sucedió con Karla y por lo que has visto de mí, pero no soy un monstruo.–Nunca dije que lo fueras y no tengo ideas sobre ti en mi cabeza. Cada quién es el que es y e
Capítulo 9SantiagoMe dirigí a la sala de juntas con un enojo que me iba a costar disimular frente a mi cliente, Alicia sabía que conmigo no iba, que ella quisiera hacer su voluntad y era infantil de su parte que ella estuviera actuando así, cuando sabe que para que ella haga algo, siempre debo permitírselo yo, era su jefe inmediato, no tenía que pedirle a una sustituta que me dijera que no iba a atenderme hoy.–Buenos días, Santiago.Alguien me dio una palmada en la espalda, me di la vuelta y vi a Armando Morales, mi cliente.–Buenos días, Armando, adelante por favor. Por poco y te me adelantas a esperarme.–Eso es imposible, eres la persona más puntual que he conocido amigo. Cedí el paso a Armando y pasamos a la sala de juntas para tratar un asunto que era del interés de ambos.–Amigo mío, te has olvidado que después de esta junta vamos a ir a la obra.Mi amigo se estaba riendo porque olvidé traer conmigo la ropa para ir a la obra y ahora, tendría que ir con la que llevaba puesta.
Capítulo 10HelenaArreglé a la hermosa Julieta y nos fuimos a mi tienda de regalos como todos los días. Mi estado de ánimo estaba de una forma que no podía ni describirlos, era tan notorio que Ximena, mi ayudante en la tienda, se percató de eso de inmediato, pues no podía disimular como me sentía.–Buenos días Helena ¿estás resfriada? Tienes muy colorada la naríz.–Hola Ximena, no estoy resfriada y no te preocupes ¿tienes algún recado para mí? –Te ha llamado tu mamá. Te dejó el recado que cuando llegaras aquí, la llames porque te ha intentado contactar al celular y le ha sido imposible.–Gracias, ahora la llamo. Échale un ojo, por favor a Julieta.–Si, yo cuido a esta niña hermosa. Huele muy rico a bebé.Ximena siempre me ayuda a cuidar en la tienda a la bebé y aparte de eso, lleva un control de todo. Me ha salvado en muchas ocasiones, cuando hemos tenido pedidos urgentes y realmente me facilita la vida y Julieta la quería mucho siempre se quería ir con ella, me fui a sentar a mi es
Capítulo 11SantiagoDormí con mi hija nuevamente y me percaté que cuando estaba con Julieta, todo mi enojo abandonaba mi cuerpo y cambiaba por una felicidad inexplicable. Mi bebé me hizo esa noche por primera vez unos ojitos de amor y con ese gesto de ternura cerré los ojos y me acurruqué con ella para dormir, era tan tierna y dulce.–Señor Santiago, vengo a traerle algo.Gloria me llamaba y me levanté de la cama para cubrirme con la bata y poder abrirle la puerta.–Buenos días, Gloria.–Buenos días, señor Santiago, le vengo a traer el biberón para Julieta. Lo manda la señora Helena, ella no lo quiso despertar y ha salido a correr.–Muchas gracias, Gloria. Yo se lo doy a mi hija.–Sí, necesita ayuda, estaré en la cocina preparando el desayuno.Mi pequeña pareciera que entendía todo lo que hablé con Gloria, se empezó a mover tiernamente y a agitar sus manitas para tomar su biberón. La cargué en mis brazos y la abracé para darle yo mismo su biberón, cada día que pasaba iba aprendiendo
Capítulo 12HelenaJulieta y yo, nos fuimos a mi tienda de regalos y estuvimos ahí con Ximena ocupadas en el trabajo y eso me distraía de mi espantosa realidad desde que me había casado con Santiago, yo soy una persona muy positiva, lo contrario a él y he llegado a pensar que es eso lo que más le molesta.–Helena, han llegado estos muñecos de peluche.Ximena desempacaba una caja de mercancía y estaba acomodando los peluches nuevos que habían llegado.–Están muy bonitos y vienen de varios tamaños, me llevaré uno para Julieta, ¿cuál te gusta, mi amor?Julieta abría sus ojitos y me entendía perfectamente. A Ximena y a mí nos enterneció que estiraba su manita para tomar el peluchito, mi niña era un amor.–Descuéntalo de mi sueldo uno de los peluches, yo se lo quiero regalar a Julieta.–Gracias, Ximena, por el noble gesto de tu parte. Ya no te diré que no, porque lo harás de todas formas.–A pesar de llevar mucho trabajando juntas, apenas me vas conociendo Helena. Yo he llegado a querer mu
Capítulo 13HelenaA la discusión de ese día siguieron muchas más en los días subsecuentes, porque él discutía por todo y por nada, para mí estaba siendo muy difícil soportar esa vida bajo el mismo techo que una persona como Santiago y necesitaba hablar con la persona que sabía que me iba a escuchar y a ayudar, tomé el teléfono y llamé a mi mamá.–Hola, hija, qué bueno que me has llamado, me tenías muy preocupada. Teníamos varios días sin hablarnos ¿te encuentras bien?–Hola, mamá, no me encuentro bien y necesito hablarte de algo. Por favor te pido que me escuches y que me digas que aunque no te guste lo que te diga, me vas a apoyar.Esto con Santiago, ya me estaba afectando anímicamente, y pensar que esta hubiera sido otra historia, la nuestra con Peter.–Sí, te apoyaré, ahora háblame hija.Desahogué y expuse lo que he vivido en éstos últimos días con mi mamá y ella sé que no estaba de acuerdo, no le pareció que me casara con Santiago y ella tenía razón, las cosas no se podían hacer