Capítulo 3
HelenaEscuché las palabras de Santiago, y el alma me vino al cuerpo, yo ya no quería ningún tipo de discusión y menos si Julieta, estaba empezando a resentir la tensión que se podía palpar entre su padre y yo.
–Ahora mismo llamo a mi abogado para que redacte un acuerdo de matrimonio, tengo pensado algunas cláusulas y me imagino que tú también.
Por un momento pensé que se iba a retractar, pero no. Había tomado una sabia decisión.
Y yo desde luego que tenía mis cláusulas, también debería llamar a mi abogado, no iba a firmar, un acuerdo sin que él viera antes.
–Claro que sí, también me voy a poner en contacto con mi abogado, también tengo una lista de ellas.
Venía más que preparada, saqué la hoja y se la di, la tomó y enseguida marcó un número, me imagino que será su abogado.
Por lo que le mandé un mensaje al mío, él ya también sabía a qué había venido y en cuanto lo vio, me envió la respuesta.
–Necesito que me tengas listo un documento de un acuerdo prematrimonial, si lo puedes tener en menos de media hora, sería mucho mejor. Te mando las cláusulas que deben estar en él, si puedes traer al notario sería excelente, te mando todos los datos.
Esto se tenía que tomar con toda la seriedad posible, así que entre más rápido pasará, mucho mejor para todos.
–Mi abogado se presentará también, su nombre es Mario Saucedo Gaitán, tiene que estar presente y además debe leer el documento antes de que yo lo firme.
A ciegas no iba a firmar nada.
Me miró como si con eso lo hubiera ofendido, pero ya ese no era mi problema, teníamos que estar parejos, a mí no me iba a sacar de la jugada con facilidad, teníamos que estudiar entre Mario y yo cada detalle.
Mario Saucedo, mi abogado, respondió que en menos de ese tiempo también estaría presente, si Santiago trabajaba rápido, yo no me iba a quedar atrás.
Santiago tomó una foto a mi lista y mandó un mensaje, luego escribió en su computadora algo y después me entregó una hoja que salió de una impresora.
Tenía detallados los puntos que él veía convenientes para este acuerdo y yo no le iba a poner un pero, todo tenía que estar a favor de Julieta y cada una de nuestras cláusulas encajaban en el perfil.
Yo iba un paso adelante, así que acomodé a Julieta mientras le daba de comer y ella miraba a Santiago un poco tímida, no estaba acostumbrada a los hombres y menos a uno que tenía una barba muy tupida.
– ¿En verdad no ha tenido contacto con muchas personas?
Julieta, había pasado más tiempo en la casa de lo que yo hubiera preferido, pero con Karla hospitalizada no la podía llevar todo el tiempo a verla.
–Creo que lo que no le gusta es tu barba, la mayor parte del tiempo se la pasa con mujeres, y ninguna de nosotras les ha crecido la barba así.
No me contestó, pero se mantuvo un poco alejado, Julieta, comenzó a comer con mucho agrado lo que le había preparado.
Tocaron a la puerta y entró un hombre de aproximadamente unos cincuenta años, muy elegante.
–Buenas tardes, Santiago, aquí estoy para lo que me necesites.
Se acercó a donde estaba Santiago y se saludaron con un apretón de manos, yo estaba esperando a que nos presentaran para saber de quién se trataba.
–Buenas tardes, Benjamín, te presento a Helena Altamirano, Helena te presento a Benjamín Sotomayor Ayuso, el notario que certificará nuestro acuerdo.
–Hola, Helena.
–Hola, Benjamín.
Nos saludamos, y de inmediato tocaron a la puerta y era Mariano que venía acompañado de la asistente de Santiago, solo faltaba que llegara el otro abogado para que estuviéramos completos.
Cuando este llegó, Santiago hizo las debidas presentaciones y me enteré que se llamaba Alfredo Martínez Medina, y fue el que se encargó de redactar el acuerdo prenupcial, esto me pareció el acuerdo más rápido que había tenido en mi vida. Julieta afortunadamente volvió a caer dormida, la pobre ni sabía que estábamos haciendo todo esto para su bienestar.
Ella vivía en su mundo como el angelito que era.
A Mario y a mí, nos entregaron el documento, yo lo leí y en efecto venían mis puntos y los de Santiago, no había nada diferente así que estaba dispuesta afirmar donde fuera, saqué mi identificación y Santiago sacó la suya, esto tenía que ser totalmente parejo.
–Entonces estamos de acuerdo con eso, solo tienen que firmar ambas partes, me encargaré de pasarlo mañana mismo a la notaría.
Dijo benjamín, y no habiendo otra cosa más que hacer que firmar, firmé donde me correspondía, luego Santiago, nuestros abonados y por último benjamín, poniendo el sello notarial a los acuerdos.
Me sería entregado uno de ellos en cuanto estuvieran registrados.
–Muchas gracias señores, eso ha sido todo, espero estar mañana en el registro para que esté el documento certificado.
Entonces mañana mismo nos íbamos a casar, esto sí que era un matrimonio exprés. Salieron los abogados y el notario, y yo todavía me quedé, pues ahora teníamos que negociar donde íbamos a vivir, pues tenía que ser bajo el mismo techo.
–Te puedo llevar a tu casa a que consigas una maleta con tus cosas y las de Julieta, llegando a casa vemos como nos vamos a acomodar, tengo tres habitaciones en la parte de arriba, y dos en la parte de abajo, se instalaran donde gustes, podemos habilitar una habitación para Julieta, si es que duerme sola.
Increíble, cómo había llegado a esa conclusión de que yo me mudaría a su casa, si nosotras estábamos muy cómodas en la mía.
Pues debería ser al revés, que él se viniera a vivir a la nuestra, y no definitivamente Julieta no dormía sola, tenía su cuna que estaba instalada en la habitación principal que era la nuestra.
– ¿Por qué tengo que ser yo la que se mude a tu casa?, ven tú a la mía, no tengo ningún problema de que vivas con nosotras, hay suficiente espacio para los tres, así que tú puedes ir a tu casa y yo te espero, busca una maleta y trae tus cosas, la casa está más cerca de lo que te imaginas, así que no tendrás problemas en venir a trabajar.
Los hombres eran lo más difícil de acostumbrar a un lugar, nosotras llegábamos a cualquier sitio o hacíamos nuestro.
–Yo pienso que Julieta también debe conocer el entorno en el que va a vivir también, ya conoce el tuyo.
Capítulo 4Santiago–Sí, asistiré, adiós.Colgué el teléfono y observé a la “madre” que jugaba con mi hija en el salón mientras me acercaba con un suspiro.–Helena disculpa lo de hace rato y quería decirte que saldremos esta noche, tenemos un evento hoy en la empresa – le anuncié educadamente.–Me parece bien, Santiago. Solo que te aclaro que a dónde vayamos a ir, Julieta viene con nosotros. Yo no la pienso dejar con ninguna niñera y en ningún lado.–Claro, mi hija viene con nosotros. De aquí nos vamos a las ocho.–De acuerdo.Cuando estaba listo, me sorprendí al ver en la sala, a mi hija vestida muy hermosa y a Helena vistiendo muy informal.– ¿Quería ir así? Pensé que sabías qué ponerte.Lleva a mi hija y camina hacia la puerta.–No tienes derecho a interferir en mi forma de vestir.Nos trasladamos con mi chofer a la empresa y en el camino, mi hija me dedicó su primera sonrisa, lo que sin duda me hizo feliz mi noche. Al llegar a la fiesta entré con mi hija en brazos y con Helena ca
Capítulo 5Santiago–Te diré por ahora que me he casado, solamente por mi hija – comenté lo que era verdad – Pero, antes que te hagas ideas erróneas. Ella no es la madre de mi hija, es su tutora. Es todo lo que te puedo decir por ahora.–Esa explicación a mí no me convence de nada Santiago – Alicia hizo aspavientos – No quiero saber más nada de ti, lo nuestro se ha terminado. Adiós.Ella se giró para darme la espalda y se alejó de mí, siendo eso lo menos que yo quería. –Alicia, tú no me puedes dejar así ¿ya no me amas? – Le lancé la interrogante – Sí es así, acepto lo que acabas de decirme.–Claro que te amo, Santiago – sostuvo – Pero, nunca has sido justo conmigo. No me dejas ser modelo, porque tienes celos de todos los hombres que puedan mirarme y tú si te has casado con otra que no soy yo, sin siquiera tener la atención de decírmelo.–Lo siento y te lo explicaré todo mañana en la empresa, te lo prometo. Además de eso, te recompensaré con lo que tú me pidas.–Quiero que me consigas
Capítulo 6HelenaCon la llegada de un nuevo día, Julieta lloraba como todas las mañanas para pedir su biberón y yo con gusto se lo preparaba. De repente, una figura alta se puso delante de mí y me arrebató el biberón.–Yo alimentaré a mi hija con su leche.Vi cómo Santiago susurraba algo en voz baja y luego sacaba torpemente unas cucharadas de leche artificial del bote.Suspiré y reí a carcajadas mientras observaba el ajetreado cuerpo de Santiago.Era evidente que Julieta tampoco se sentía cómoda siendo cargada por su propio padre y no paraba de llorar.–Será mejor que lo haga.Tomé a la pequeña monada de los brazos de Santiago, la acaricié suavemente y luego le llevé el biberón a la boca con delicadeza.De repente siento un calor a mí alrededor y me arden los oídos.–Déjame oler si tienes un aroma especial.Justo cuando sentí que mi corazón latía más rápido y mis mejillas se sonrojaron ligeramente, sonó el teléfono.Al mirar el identificador de llamadas, dejé de sonreír, me aparté
Capítulo 7Helena–Peter, yo quería y aún quiero todo contigo y lo digo de verdad – reconocí – pensé en que formáramos un hogar y una familia juntos con Julieta, pero pudo más mi lealtad a Karla. Quise cumplir lo que le prometí en su lecho de muerte, buscar al padre de su hija y las cosas se dieron demasiado rápido.No iba a permitir que Santiago, iniciara una batalla legal y expusiera a la niña, ella estaba muy pequeña para pasar por un problema que teníamos que resolver los adultos.Santiago no se había puesto a pensar en la salud emocional de Julieta, él solo quería apartarnos y ya estábamos acostumbradas la una a la otra.–Tan rápido que te has casado con él, sin importarte ni mis sentimientos, ni mi corazón, ni el que yo quería darles todo mi amor y protección a Julieta y a ti. Cuanto me arrepiento al haber actuado tan precipitadamente, pero era eso o empezar un proceso que podía durar años. Todo lo había hecho por el bien de mi niña y de seguro lo volvería a hacer si tenía que
Capítulo 8SantiagoNo me agradó ver sufrir así a Helena por un desamor, yo mejor que nadie sabía lo que era sentirse así y en lugar de contribuir a que ella siguiera llorando vi en ese momento la oportunidad perfecta para sincerarme y así evitar problemas posteriores.–Te escucho, Santiago. –Helena, yo tengo algunos años de relación con Alicia. Sé que no tengo ni por qué darte explicaciones, ni tú a mí de nuestras vidas personales de todas formas, es mejor que lo sepas y se eviten malos entendidos.–Ambos tenemos derecho a estar con alguien más y no tienes que decirme nada – ella se rehusaba a oír lo que tenía por decirle – eres libre Santiago, de estar con ella y yo habría hecho lo mismo, hubiera continuado en mi relación con Peter, sí él me hubiera perdonado.–Prosigo, sé que tienes la peor impresión de mí por lo que sucedió con Karla y por lo que has visto de mí, pero no soy un monstruo.–Nunca dije que lo fueras y no tengo ideas sobre ti en mi cabeza. Cada quién es el que es y e
Capítulo 9SantiagoMe dirigí a la sala de juntas con un enojo que me iba a costar disimular frente a mi cliente, Alicia sabía que conmigo no iba, que ella quisiera hacer su voluntad y era infantil de su parte que ella estuviera actuando así, cuando sabe que para que ella haga algo, siempre debo permitírselo yo, era su jefe inmediato, no tenía que pedirle a una sustituta que me dijera que no iba a atenderme hoy.–Buenos días, Santiago.Alguien me dio una palmada en la espalda, me di la vuelta y vi a Armando Morales, mi cliente.–Buenos días, Armando, adelante por favor. Por poco y te me adelantas a esperarme.–Eso es imposible, eres la persona más puntual que he conocido amigo. Cedí el paso a Armando y pasamos a la sala de juntas para tratar un asunto que era del interés de ambos.–Amigo mío, te has olvidado que después de esta junta vamos a ir a la obra.Mi amigo se estaba riendo porque olvidé traer conmigo la ropa para ir a la obra y ahora, tendría que ir con la que llevaba puesta.
Capítulo 10HelenaArreglé a la hermosa Julieta y nos fuimos a mi tienda de regalos como todos los días. Mi estado de ánimo estaba de una forma que no podía ni describirlos, era tan notorio que Ximena, mi ayudante en la tienda, se percató de eso de inmediato, pues no podía disimular como me sentía.–Buenos días Helena ¿estás resfriada? Tienes muy colorada la naríz.–Hola Ximena, no estoy resfriada y no te preocupes ¿tienes algún recado para mí? –Te ha llamado tu mamá. Te dejó el recado que cuando llegaras aquí, la llames porque te ha intentado contactar al celular y le ha sido imposible.–Gracias, ahora la llamo. Échale un ojo, por favor a Julieta.–Si, yo cuido a esta niña hermosa. Huele muy rico a bebé.Ximena siempre me ayuda a cuidar en la tienda a la bebé y aparte de eso, lleva un control de todo. Me ha salvado en muchas ocasiones, cuando hemos tenido pedidos urgentes y realmente me facilita la vida y Julieta la quería mucho siempre se quería ir con ella, me fui a sentar a mi es
Capítulo 11SantiagoDormí con mi hija nuevamente y me percaté que cuando estaba con Julieta, todo mi enojo abandonaba mi cuerpo y cambiaba por una felicidad inexplicable. Mi bebé me hizo esa noche por primera vez unos ojitos de amor y con ese gesto de ternura cerré los ojos y me acurruqué con ella para dormir, era tan tierna y dulce.–Señor Santiago, vengo a traerle algo.Gloria me llamaba y me levanté de la cama para cubrirme con la bata y poder abrirle la puerta.–Buenos días, Gloria.–Buenos días, señor Santiago, le vengo a traer el biberón para Julieta. Lo manda la señora Helena, ella no lo quiso despertar y ha salido a correr.–Muchas gracias, Gloria. Yo se lo doy a mi hija.–Sí, necesita ayuda, estaré en la cocina preparando el desayuno.Mi pequeña pareciera que entendía todo lo que hablé con Gloria, se empezó a mover tiernamente y a agitar sus manitas para tomar su biberón. La cargué en mis brazos y la abracé para darle yo mismo su biberón, cada día que pasaba iba aprendiendo