Daphne Foster—¿Aló? —contesto la llamada del celular que suena por enésima vez. Estoy demasiado ocupada en la oficina como para prestarle atención al número de remitente que me llama, pero el timbre me tiene harta así que decido responder.Al otro lado de la línea una señorita con voz amable me contesta.—¿Es usted Daphne Foster?—Sí, soy yo, ¿qué sucede? ¿quién es?—La llamamos del banco para recordarle que el fin de mes debe cancelar la deuda de su tarjeta de crédito.Abro los ojos como platos y llevo una mano a mi cabeza. Había olvidado por completo la fecha límite de pago en la tarjeta. Muerdo con insistencia el lápiz que tengo entre los dedos, presa del pánico.—Ah… eh… sí, por supuesto, pagaré —tartamudeo con nerviosismo. La realidad es que no tengo para pagar esa deuda, sin embargo, en mi corazón sé que ha valido la pena cada gasto, cada centavo y cada dólar, pues todo lo había invertido en el hombre que amo con locura, el amor de mi vida, mi perfecto novio.—Muy bien, la espe
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