DaphneAcompaño al hombre hasta la caseta donde desembolsan el dinero de las apuestas. Miro hacia atrás esperando ver a Josh perseguirlo y reclamarle el premio. Estaba tan furioso cuando salimos del casino que no dudo que sea capaz de hacerlo.—¿Lo deposito a su cuenta? —pregunta el hombre de lentes y calva que está del otro lado del vidrio.—No. Lo quiero en efectivo.¿Efectivo? Se nota que le gusta fanfarronear, Seguramente irá a bailarle los billetes en el rostro a mi ex novio.El tipo de la caseta suspira y se va para la parte de atrás a buscar el dinero. Me sorprende que tenga tanto efectivo en el barco, no obstante, el mismo James me había dicho que es capaz de conseguir lo que quiera.Es posible que el pobre hombre calvo tenga que sacar cada centavo de la tripulación si es necesario, para darle al señor King todo lo que desea.Se demora varios minutos, una larga espera para lo incómoda que me siento ahí. El vestido, la cartera, los accesorios, hasta los zapatos, nada de eso soy
JamesEl momento mágico que había preparado para Gabriela lo está disfrutando ahora otra mujer. La misma con la que me acosté hace poco por error. Si la vida es un stand up de comedia, esta debe ser la parte donde todos se ríen a carcajadas de mí.Le puse el anillo en el dedo a esta muchacha solamente porque quería imaginar que era a mi novia a quien se lo estaba entregando. Por un ínfimo segundo quise pretender que por fin aceptaba mi propuesta. No esperaba que el inepto del camarero la confundiera con Gabriela.Yo había dado la orden de que trajeran a los fotógrafos y encendieran los fuegos artificiales y los drones, para hacer de la pedida de mano un recuerdo inolvidable. Ahora le entregaron el ramo de flores, y nos ciegan con los flashes de las cámaras.No me conviene que salga en los tabloides mi falso compromiso con esta mujer, así que le cubro el rostro con el ramo para evitar que la vean. Tal vez los inútiles del barco no ven la diferencia, pero mi familia y la de ella seguro
James He pasado un mes entero evitando a mi abuela y al resto de mi familia. No he querido confrontarlos para que terminen reclamándome una vez más que no pude proponerle matrimonio a Gabriela, así que he avocado todo mi tiempo en la empresa. Casi no salgo del edificio, mucho menos de mi oficina. El grupo Kingdom es un lugar bastante ameno para estar. Frank cumple a cabalidad todas las órdenes que le doy, me trae la comida a la oficina, y en cuanto al baño; en mi oficina cuento incluso con una ducha para poder bañarme con tranquilidad. Por el momento, todo parece cubierto, y me libro de mi fastidiosa abuela un rato; aunque sé que eso no me durará demasiado, pronto vendrá a buscarme y no tendré más remedio que decirle la verdad. Escucho que llaman a la puerta y le digo que pase sin siquiera levantar la vista. —¿Qué sucede Frank? —Señor, tiene esa reunión a las dos con la señora Violet Martin —avisa. Levanto la mirada lo suficiente como para notar que parece algo nervioso. —¿Y ell
DaphneTodavía no puedo asimilar que haya pasado un mes desde mi loco viaje en ese crucero. El chisme en mi lugar de trabajo se corrió bastante rápido. Cometí el error de contarle a una de mis compañeras de trabajo que Josh me había engañado con otra mujer, y ella se encargó de decirlo a todos, aunque me juró una y otra vez que no lo había hecho.—Daphne, te llegó esto —avisa Clara; otra compañera; arrojando el recibo en mi escritorio.Lo agarro con fastidio, debe ser otra maldita notificación del banco. Cuando lo abro, la cuenta asciende a mucho más de lo que puedo pagar. Ni siquiera con lo que me dio James King alcanzo a cubrirlo, porque ya usé parte del dinero para los gastos de mi madre.Me quito los lentes nuevos que conseguí y entierro mi cara entre los papeles del escritorio. Las ganas de morirme de nuevo vuelven a mí. ¿Cómo se supone que voy a pagar todo eso? Josh no solo me dejó con el corazón roto, también rompió mi bolsillo sin piedad alguna.La única medida que conseguí fu
JamesNo sé qué es lo que pasa por mi mente cuando se me ocurre pedirle salir de ahí conmigo. Verla tan indefensa e inocente me provoca una gran necesidad de protegerla de todo y de todos. Odié ver cómo la trataron sus compañeros de trabajo. Ella me mira con los ojos muy abiertos, sorprendida por mi repentina proposición.—¿Salir? ¿A dónde? —pregunta con un tono de voz suave.—No lo sé, a donde tú quieras.—Pero no puedo abandonar mi puesto de trabajo —se apresura a decir.—No te preocupes, yo me puedo asegurar de que Field te deje el día libre.Saco mi celular y envío un mensaje al abogado pidiendo a la asistente el resto de la tarde. Field jamás se arriesgaría a decirme que no a mí. De inmediato me contesta con un “sí” y yo sonrío triunfante ante ello.»Listo.Su expresión de sorpresa me divierte mucho, pero lo disimulo bastante bien.—Ah, bueno, iba a ir hasta después, pero si quieres puedes acompañarme a la iglesia. Soy voluntaria allí cada vez que puedo, ayudo a los niños abandon
Daphne Me quedo como una tonta ahí con su tarjeta en la mano y sin poder responderle nada más. James sale casi corriendo al otro lado de la calle, se sube en su auto y me deja sola. Es increíble lo rápido que se acobardó tan solo de creer que pudiera estar embarazada. Fue eso, o le di demasiado asco al verme vomitar.Me guardo su tarjeta en el bolsillo y pego la carrera adentro de la iglesia para buscar un trapeador y un balde con agua para limpiar el desastre que dejé en la entrada. Me avergüenza mucho lo que hice; no puedo creer que haya vomitado en plena puerta de la casa del señor. «Dios, si estás viendo esto, lo siento, no era mi intención».—Daphne, ¿qué haces? ¿a dónde se fue ese guapetón que te acompañaba? —me pregunta Dalilah.—Oh, tuvo que irse, pero me dejó el dinero para los helados. —Saco el rollo de billetes y se lo entrego en las manos. Dalilah no disimula su sorpresa al ver tantos billetes verdes juntos.—¿Voy a comprarles helados a los niños o la heladería completa?
Regina—Tráeme una píldora para este dolor de cabeza —le pido a mi asistente.—Como ordene señora Mars.La chica sale corriendo de mi oficina y cierra la puerta de un azote. Vuelvo a presionar los dedos contra mis sienes, siento que la cabeza me va a explotar. Ese muchachito de James King va a acabar con mi paciencia.No entiendo por qué le cuesta tanto darme el nieto que le pido. Estoy segura de que se debe a la odiosa de su noviecita, la bailarina, Gabriela.Ya me he enterado que se fue, siempre termina haciéndole lo mismo a mi nieto, no sé cuándo es que él se va a dar cuenta de la realidad, a esa muchachita no le interesa él para nada, solo está detrás del estatus que él puede darle, y diría que hasta su dinero.Me pongo de pie para recoger un par de papeles que se han caído cuando de pronto entran a mi oficina de improvisto.Me levanto para ver quién ha sido la insolente. Una mujer como de la edad de mi hijo entra con un sobre en las manos. A su lado, un muchacho joven, poco menos
JamesPiso el acelerador al máximo sin siquiera darme cuenta de la velocidad a la que estoy conduciendo. Tengo que frenar en seco cuando noto que estoy a punto de chocar contra el tránsito. Las llantas del carro friccionan contra el suelo y hacen un chirrido agudo que asusta a más de uno, sin embargo, logro frenar a tiempo, antes de que cause un terrible accidente.Daphne no sale de mi cabeza.«No es lo que crees, no estoy embarazada». Sus palabras se repiten en un bucle sin fin en mi mente. ¿Por qué tenía que decir algo así de la nada? Se me acelera el corazón tan solo de pensar que ella podría tener un hijo mío en su vientre. Ya tengo suficientes problemas en mi vida como para que esto me pase ahora.Vuelvo a arrancar el auto; esta vez, a la velocidad establecida. Ya ha entrado la noche y las luces artificiales de Nueva York iluminan los bellos caminos. No hace tanto frío como en otras épocas del año; sin embargo, mantengo mis vidrios arriba para no dejar entrar el aire del exterio