James—¡Eres un maldito asesino! ¡asesino! —me grita mi abuela.Me agarra a carterazos y patadas, asestando golpes por todo mi cuerpo como una desquiciada.—¡Abuela basta! —suplico, pero la mujer está irascible y se niega a escucharme.—¡¿Cómo te atreviste a hacerla abortar?! ¡Maldito, malnacido! ¡Yo no te críe de esta manera! —insulta.Daphne retrocede unos cuantos pasos, asustada por la reacción de la vieja, y con justa razón, está a punto de tirarme en el piso y terminar de molerme a golpes.—¡Regina, basta ya! —bramo con furia.Muy pocas veces me he referido a ella por su nombre de pila, dice que es una falta de respeto que yo la nombre, para mí, siempre debe ser “abuela”.—¡Muchachito insolente! —dice levantando una vez más la cartera.—¡Señora, alto! —interviene Daphne ante la mirada perpleja de su madre, que ha estado detrás de mi abuela todo el rato, disfrutando el show.Varias personas que pasan por ahí se nos quedan mirando, incluso la gente de la clínica se asoma a ver.Reg
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