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Aviso de una traición
—Aquí tiene lo que me ha pedido Señor Millares, espero que la información sea lo que está buscando —dijo el hombre que contrató Alejandro para saber en qué jugarretas andaba Laila ahora —siendo todo de mi parte, yo me retiro, con su permiso. Asintió nervioso, tenía miedo de qué había encontrado él hombre, tanta indiferencia de parte de Laila daba una cosa como resultado, algo estaba escondiendo. Abrió el sobre y allí estaba, Bruno Flores, el hombre más despreciado por él, se acostaba con la que hasta hoy era su prometida, casi dos años se fueron al basurero por la sinvergüenzada de ellos dos. —¿Para qué me has llamado? —preguntó Laila sentándose en la mesa, de su restaurante favorito. Le extendió el sobre amarillo y ella lo tomó en sus manos, lo abrió con cuidado, dando con la primera foto de ella y Bruno, besándose exactamente en este mismo lugar. —¿Tu pregunta ha sido evacuada? —le preguntó serio, a lo que Laila solo abrió sus ojos, asustada de haber sido descubierta, cinco mese
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Interrumpir la boda.
Al amanecer, en el apartamento de Dannia, gritos se escuchaba, así como golpes en las ventadas, en las paredes y en la puerta, se levantó un poco desubicada por lo que podría estar pasando. Salió y abrió la puerta, sus amigas entraron consternadas, la miraban de forma extraña y no decían palabra alguna. ¿Qué estaba pasando? ¿qué significaba este escándalo? Se sentó en el sofá, soltó un bostezo y las miró esperando alguna respuesta de su parte, una respuesta que tardaba en salir. —¡Ay bueno ya! —dijo desesperada —me van a explicar que es lo que está pasando, están actuando muy extrañas y saben que eso me cae muy mal, díganme qué es lo que sucede que merita esos rostros serios y preocupados, hablen ya. Sus amigas estaban tan asustadas, tenían miedo de haber arrastrado a Dannia a sus cochinadas. —¿Dormiste sola? ¿aquí? ¿sin nadie? —cuestionó Fernanda, tomando el valor. —Sí, dormí sola, aquí, sin nadie, ¿por qué? ¿qué pasa? —respondió sin entender nada. Fernanda miró a Diana y luego
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Una boda desastrosa
Dannia desconcertada por lo que estaba escuchando, miraba a todos lados buscando una respuesta, ¿de dónde venían esos gemidos?, fue hasta que escuchó la voz de Bruno decirle: —¿Tuviste sexo con otro hombre?En la iglesia hubo un silencio profundo al escuchar la preguntas de Bruno, una pregunta fuera de lugar, una pregunta que no tenían sentido para Dannia.—Por supuesto que no Bruno ¿qué te pasa? —cuestionó ofendida ante sus palabras.Alejandro y Antonio se volvieron a ver, cuestionando tal situación, ya que Alejandro sí sabía de quién se trataba y de quién era esa voz.De repente una voz de una mujer se comenzó a escuchar, eran más gemidos y suplicas, Dannia estaba consternada por lo que estaba pasando, este debía ser el día más feliz de su vida, no un espectáculo donde creyeran que aquella mujer vil y pecadora, era ella.—¡Vamos Bruno más rápido!Tan audible fue aquella suplica que las miradas se posaron en aquel hombre, que ahora tenía sus ojos bien abiertos, y un golpe en su pecho
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Dannia es mía
En la iglesia todo era un caos, los padres de Bruno discutían con él, sabían que aquella mujer de nombre Laila era la ex prometida de Alejandro, una obsesión que Bruno tenía por obtener todo lo que era de aquel hombre. —Esto es demasiado ridículo Antonio, no comprendo qué pasa por la cabeza de Bruno, pobre chica, no se merecía un final tan desastroso —comentó Alejandro, viendo a Bruno llorar. —¿En serio te sientes mal por Dannia? ¿no estás disfrutando de la desgracia de Bruno?, mira cómo ruega perdón. —cuestionó por las palabras de Alejandro —te pusiste peor que ella. —A veces de verdad que eres un idiota Antonio —respondió ofendido. Recordaba los primeros días en los que lloró como un niño, lo de Laila había sido una doble traición, una que jamás vio venir hasta que vio aquella primera foto. —¿Lo vas a negar? eres un idiota sentimental —le volvió a reprochar. Lo fulminó con la mirada, ya que él sabía que Laila había sido un tema difícil de tratar por meses, pero le gustaba tort
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¡Vamos a divertirnos!
Marc abrió la puerta de su casa e hizo a Dannia entrar, la veía tan destruida que su corazón maldecía no saber que decirle, maldecía también no tener a su madre en este momento, aunque Sofía de mucha ayuda no era para estos momentos, ella era muy invasiva y nada bueno tenía por decir en estas situaciones. —Ve a descansar hija, haré un té para que te tranquilices, te lo llevaré a tu habitación, anda. —Ok papá —dijo con suavidad. Después de recibir un beso de su padre, caminó directo a la que alguna vez fue su habitación, pero estando en su cama, en su habitación, el recuerdo de las miradas de los invitados sobre ella, le recorría la piel carcomiéndola sin piedad. Recordaba también las voces en aquel traumático audio, que, hacía que le doliera el estómago, por supuesto que, llorar era inevitable, se sentía tan humillada, que quería tener el poder de borrar lo que había pasado. Acariciaba su frente tratando de pensar qué fue lo que le sucedió a Bruno y porqué tomó la decisión de hace
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Puedes cobrártelo
Se levantó de la cama y fue directo al baño, tomó una ducha larga hasta sentir que ya podía salir, secó su cabello y lo planchó hasta quedar completamente liso, se maquilló como nunca antes en la vida lo había hecho, se colocó con un vestido rosa escotado y de un largo que apenas cubría sus glúteos, sus zapatos eran de un tacón exagerado y de tono negro. Sus amigas al verla salir así la miraban asustadas, ninguna podría decir cuando fue la última vez que se vistió así, tal vez fue en la preparatoria o en la universidad cuando salía a bailar con sus amigos de aquel entonces, quién sabe. —¿De verdad irás vestida así? —Karly fue la primera en hablar, su boca estaba abierta y sus ojos a punto de salir de su órbita. —No, en realidad, creo que no iré chicas, no tengo cabeza para salir, por favor discúlpenme, pero quiero quedarme en casa, no es correcto que salga —Dannia la estaba pasando muy mal y sus amigas no ayudaban mucho. —Es que, si te dejamos aquí, sabemos que solo llorarás, y es
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Su mujer
Se levantó de la cama y fue directo al baño, tomó una ducha larga hasta sentir que ya podía salir, secó su cabello y lo planchó hasta quedar completamente liso, se maquilló como nunca antes en la vida lo había hecho, se colocó con un vestido rosa escotado y de un largo que apenas cubría sus glúteos, sus zapatos eran de un tacón exagerado y de tono negro. Sus amigas al verla salir así la miraban asustadas, ninguna podría decir cuando fue la última vez que se vistió así, tal vez fue en la preparatoria o en la universidad cuando salía a bailar con sus amigos de aquel entonces, quién sabe. —¿De verdad irás vestida así? —Karly fue la primera en hablar, su boca estaba abierta y sus ojos a punto de salir de su órbita. —No, en realidad, creo que no iré chicas, no tengo cabeza para salir, por favor discúlpenme, pero quiero quedarme en casa, no es correcto que salga —Dannia la estaba pasando muy mal y sus amigas no ayudaban mucho. —Es que, si te dejamos aquí, sabemos que solo llorarás, y es
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"Una noche casual"
Se levantó de la cama sintiéndose muy mal, pues, esta era la primera vez que hacía tal cosa, no quería pensar en lo que Dannia pensaría de él al saber que se acostó con el enemigo de su ex prometido y, además, su jefe. “¿Qué hice?” —se repetía en su cabeza como un disco rayado, cada vez sintiéndose más miserable, cosa que no debía ser así. Tomó su celular y le llamó a Antonio para que viniera por él, había traído a Dannia a su apartamento y no quería estar allí cuando ella despertara, era un cobarde y lo sabía, pero ¿qué más podía hacer?, quería huir de su propia casa y pensar con claridad las cosas. Lloraba, era por el alcohol, pero más allá de eso, eran los sentimientos reales de Alejandro, pues Bruno alguna vez, en su niñez, fue su mejor amigo, —¿Qué hiciste amigo? ¿por qué estás tan alterado? ¿qué pasa?, no me asustes, por favor —le decía Antonio preocupado. —Antonio, por favor, no preguntes y solo ven por mí, te lo cuento después, pero, por favor, ven ahora que te necesito, t
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El remordimiento l
Dannia se removió en medio de las sábanas de aquella enorme cama, abrió sus ojos y al ver la enorme habitación en la que se encontraba, se levantó de prisa. No sabía que hacía allí, no lo recordaba, tampoco recordaba porqué tenía su cuerpo desnudo. Cubrió su cuerpo con la sábana, miraba a su alrededor y la habitación se hacía cada vez más lujosa ante sus ojos, miró su ropa tirada en el piso y a su mente solo vino el recuerdo distorsionado de un hombre a quién no recordaba. “¿Qué pasó aquí? —se preguntó. Trató de hace un esfuerzo, y recordó ser cargada por los brazos fuertes de un hombre, como la desnudó y la noche de pasión que vivió en los brazos de aquel hombre, que, aunque quisiera recordar su rostro era un misterio. “¿Dónde estás ladronzuelo?” —dijo en su interior esperando a que aquel hombre apareciera, pero en vista que no fue así, tomó su ropa, se vistió y salió de allí. Salió de la habitación y su boca se abrió, cuando dio con la sala de estar de aquel lugar, caminó un poc
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Remordimiento ll
—No te sientas culpable hija, no llores, sé que lo hiciste por despecho y por querer sacar esa rabia que sientes dentro, pero, tienes que ser más consciente que no puedes estar actuando así, ¿al menos te cuidaste? —a su padre, le dolía ver a su mariposa así, pero los actos tenían sus consecuencias y ella tenía que asumirlas.—Sí papá —mintió, siquiera recordaba si ellos se habían cuidado o no.Cuando al fin quedó sola, con desesperación llamó a Fernanda para que le trajese una píldora del día después, solo para quitar cualquier posibilidad, pero la pobre Fernanda no podía creer que lo que estaba escuchando.—¿Qué hiciste amiga? —dijo apenas audible por el gritó que soltó.—No me recrimines nada y solo trae lo que te estoy pidiendo, por favor amiga, y de paso, tráeme un analgésico que mi cabeza me duele mucho y lo que papá me trajo no me quita el dolor de cabeza —acariciaba su cabeza intentando relajarse y mermar el dolor.—Está bien cariño, iré un momento, no sé qué me duele más, la ca
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