Marc abrió la puerta de su casa e hizo a Dannia entrar, la veía tan destruida que su corazón maldecía no saber que decirle, maldecía también no tener a su madre en este momento, aunque Sofía de mucha ayuda no era para estos momentos, ella era muy invasiva y nada bueno tenía por decir en estas situaciones.
—Ve a descansar hija, haré un té para que te tranquilices, te lo llevaré a tu habitación, anda.
—Ok papá —dijo con suavidad.
Después de recibir un beso de su padre, caminó directo a la que alguna vez fue su habitación, pero estando en su cama, en su habitación, el recuerdo de las miradas de los invitados sobre ella, le recorría la piel carcomiéndola sin piedad.
Recordaba también las voces en aquel traumático audio, que, hacía que le doliera el estómago, por supuesto que, llorar era inevitable, se sentía tan humillada, que quería tener el poder de borrar lo que había pasado.
Acariciaba su frente tratando de pensar qué fue lo que le sucedió a Bruno y porqué tomó la decisión de hacerle eso, ¿qué cosa le pasó por la cabeza?, intentaba buscar una respuesta, aunque sabía que era tiempo perdido.
“¿Qué pensarían nuestros amigos de lo sucedido?”
Esa era la parte que más le afectaba, pues, su temor era que creyeran que esto había pasado por su culpa y claramente no era así, tenía la seguridad que dio lo mejor de sí para Bruno y todo aquel que la conocía lo sabía, pero aquel reclamo de Bruno le hizo en la iglesia le hacía cuestionar todo lo anterior.
“No ellos no puedes creer eso, no, imposible” —intentaba darse apoyo a sí misma.
Su padre cual ángel, llegó a interrumpir el torbellino que tenía en su cabeza, le entregó él té que le había preparado y se sentó junto a ella en la cama, a la espera de verla tomar la infusión.
—Tómalo y descansa hija.
—Gracias papi —le respondió tomando el primer trago
Tomó su lugar nuevamente en su casa, y así, en una posición fetal las horas pasaron, no sabía la hora exacta, pero bastaba con ver hacia la ventana para saber que ya estaba anocheciendo.
—Dannia, tus amigas están aquí, ¿qué les digo?, te quieren ver —dijo su papá apenas asomando su cabeza por la puerta.
—Diles que pasen papá —aceptó con nerviosismo.
Este también era otro de sus temores, recibir visitar con condolencias, llamadas o mensajes con disculpas, porque de ser así, no sabía si sería capaz de soportarlo.
—Dannia, amor —entraron todas en un mar de lágrimas, haciendo que llorase junto a ellas.
La habitación se había convertido en un concierto de quien lloraba más, todas lo hacía a un mismo tono, pero había una de ellas que lloraba y no precisamente de dolor, si no de remordimiento, Diana.
—Esto es horrible chicas, les juro que jamás creí que Bruno me haría esto, siempre lo vi como un hombre recto y sin maldad alguna, ahora, no estoy segura en que parte del camino fue que fallé o en qué momento todo se tornó así, chicas, les juro que por más vueltas que le doy al asunto llego a la misma conclusión, no sé qué hice, no sé qué pasó, no sé nada, ¿por qué me engañaría de esa forma? ¿un día antes? ¿es en serio?, me duele, chicas, me duele mucho, les juro que quiero desaparecer a un lugar donde nadie me reconozca, no sé, no quiero esto —comentó apartándose de los brazos de sus amigas.
—Es que no es tu culpa Dannia, no te sientas culpable porque de verdad que culpa no tienes, si Bruno te fue infiel es porque se le vino en gana y no midió las consecuencias de sus actos, sé que ahorita lo que digamos para ti no tiene sentido, pero comprende que, a largo plazo, esto que te pasó hoy, fue lo mejor para tu vida, posiblemente te sería infiel en el matrimonio y ahí, ¿qué hacemos?, irías directo a un divorcio, te lo aseguro —dijo Fer quien le tenía tomada de la mano.
En su interior sabía que sus amigas tenían razón, pero no podía entender aquellas palabras, para ella y en su cabeza se repetía una sola cosa: esto había sido su culpa, ¿por qué?, no lo sabía.
—Lo sé chicas, solo que en este momento no logro procesar lo que me están diciendo, tampoco logro procesar lo que pasó en la iglesia, para mí sigue siendo como un sueño, algo producto de mi cabeza, no lo sé, es difícil de explicar lo que siento —se limpió las lágrimas.
Las cuatro estaban sentadas en la cama, una frente a la otra.
—Es normal Dannia, es un shock lo que sufriste, estabas ilusionada con el hombre perfecto, jamás creíste que podría lastimarte de esa manera, de hecho, ninguna creyó que él podía llegar a hacerte tal cosa, siempre mostró que tú eras su mundo. —le respondió Karly acariciando mi mejilla,
—Por supuesto que le iba a demostrar que lo era todo para él —interrumpió molesta Fer, levantándose de la cama — no es obvio Karly, le era infiel, así que tenía que compensar una cosa con otra, por eso tanto cariño, tanto amor, tantos detalles, tenía que compensarse así mismo estar fallando en su relación con Dannia, lo que más me molesta es no saber quién es esa mujer y desde cuándo están en eso, les juro que las ganas de arrugar sus cuerdas vocales son muy altas.
—Lo sé, Fer, no creas que no, tuve ganas de partirle la cara a Bruno, pero ese chico le dio su merecido, es que todavía no salgo de mi asombro, es tan curioso el por qué aquel hombre se pelearía con Bruno, ¿ustedes lo vieron? —habló Karly interrumpiendo.
—¿Que pasó qué? ¿cuál hombre? —preguntó Dannia sin comprender a cuál hombre se referían sus amigas.
—Después de que te fuiste un hombre apuesto se peleó con Bruno, no logré escuchar mucho por los gritos de la mamá de Bruno, ya saben, lo típico de siempre, pero le dio tremenda paliza, se lo merecía, me gocé al ver como lo dejó y a su madre llorando, es que, aún después de lo que te hizo, ¿ponerse a defenderlo?, es una estupidez —contó Fernanda, sentándose en la cama y moviendo sus manos para hacer más dramático el relato.
—Sí, es verdad, hubo un alboroto horrible, Bruno terminó con el rostro lleno de sangre y llorando por ti, fue un espectáculo, lástima que no estaba la tal Laila, hubiese terminado igual o peor que Bruno por haberte hecho tanto daño —agregó Karly al comentario de Fernanda.
Diana era la única que no decía nada, Dannia pensaba que tal vez lo hacía porque no quería hacer el tema más grande o simplemente no se le apetecía hablar, parecía estar molesta y cuando eso sucedía explotaba cual volcán de lava, pero no, estaba por confesarle lo que alguna vez hizo y no tomaba la iniciativa.
—Lo extraño es que estaba al lado de Antonio, seguro que él sabe quién es él —habló Karly.
—Sí, pero por un momento creí que era el jefe, ¿saben?, pero es mucho más delgado y más apuesto, así que lo descarté —aportó Fernanda.
—Tampoco es como que lo conozcamos mucho Fer, ósea, muy poco lo vemos ¿en lo que tenemos de trabajar en la clínica cuantas veces lo hemos visto? —le cuestionó Karly a Fernanda, mientras Dannia solo las miraba, tratando de recordar al hombre, atención no le había puesto.
—Yo, una vez y fue por coincidencia, tenía su cabello un poco largo. —le respondió Fernanda a Karly.
—¡Ves!, al igual que yo, solo una vez, no es muy social, los únicos que se acercan a él son los jefes de área —parecía que la discusión entre ellas se estaba intensificando, pero siempre eran así, no era nada nuevo para Dannia.
—¿Saben que chicas?, no me importa, de verdad, no me importa qué pueda pasar o no con Bruno y su asistente, simplemente quiero olvidar esto, no quiero recordarlo más, quiero ser libre de todo recuerdo, ya no quiero llorar, no quiero nada, no estoy dispuesta a encerrarme a llorar en mi habitación cuando el posiblemente esté disfrutando de mi dolor —mencionó, tumbándose en la cama nuevamente en posición fetal.
Fernanda las miró sonriente, como si sus estados de ánimo dependieran de ella.
—Y ¿si nos vamos a divertir un rato? —preguntó, tratando de alegrar el ambiente.
—No chicas, gracias, pero no, no lo tomen de esa manera, no me encerraré en mi habitación, pero tampoco saldré a loquear, por favor —se negó a hacer tal cosa, lo único que quería era estar en su casa y llorar lo que pidiera el corazón.
—Vamos Dannia, demuéstrale al mundo que esto no te destruyó, demuéstrale a Bruno que perdió a una gran mujer, vamos amiga, no te dejes vencer —así pasó Fernanda diez minutos intentando persuadirla, pero fue hasta que su papá entró y le pidió que saliera un rato con ellas, para distraer su mente y sentirse mejor, que estar encerrada en cuatro paredes solo la deprimiría más.
—Está bien chicas, pero nada escandaloso, no quiero hombres, solo bailar ¿entendido?, por favor chicas —suplicó.
—No seas amargada Dannia, diviértete, celebra que te deshiciste de un hombre cínico y cobarde, de uno que no te mereció y no te merece, anda, vamos.
¿Qué cosa podía hacer ella con sus amigas?, su visita después de todo le ayudó a levantarse de la cama donde pensaba permanecer la mitad de su vida, la otra mitad quizá en el sofá, viendo series de televisión, comiendo helado de chocolate para amargarse más la vida y odiar a todo prójimo.
Hola, espero que te encuentres bien. Gracias, por estar aquí, leyendo esta historia. Deseo que sea de tu agrado y puedas transportarte al mundo de Dannia y Alejandro. Un abrazo a la distancia :)
Se levantó de la cama y fue directo al baño, tomó una ducha larga hasta sentir que ya podía salir, secó su cabello y lo planchó hasta quedar completamente liso, se maquilló como nunca antes en la vida lo había hecho, se colocó con un vestido rosa escotado y de un largo que apenas cubría sus glúteos, sus zapatos eran de un tacón exagerado y de tono negro. Sus amigas al verla salir así la miraban asustadas, ninguna podría decir cuando fue la última vez que se vistió así, tal vez fue en la preparatoria o en la universidad cuando salía a bailar con sus amigos de aquel entonces, quién sabe. —¿De verdad irás vestida así? —Karly fue la primera en hablar, su boca estaba abierta y sus ojos a punto de salir de su órbita. —No, en realidad, creo que no iré chicas, no tengo cabeza para salir, por favor discúlpenme, pero quiero quedarme en casa, no es correcto que salga —Dannia la estaba pasando muy mal y sus amigas no ayudaban mucho. —Es que, si te dejamos aquí, sabemos que solo llorarás, y es
Se levantó de la cama y fue directo al baño, tomó una ducha larga hasta sentir que ya podía salir, secó su cabello y lo planchó hasta quedar completamente liso, se maquilló como nunca antes en la vida lo había hecho, se colocó con un vestido rosa escotado y de un largo que apenas cubría sus glúteos, sus zapatos eran de un tacón exagerado y de tono negro. Sus amigas al verla salir así la miraban asustadas, ninguna podría decir cuando fue la última vez que se vistió así, tal vez fue en la preparatoria o en la universidad cuando salía a bailar con sus amigos de aquel entonces, quién sabe. —¿De verdad irás vestida así? —Karly fue la primera en hablar, su boca estaba abierta y sus ojos a punto de salir de su órbita. —No, en realidad, creo que no iré chicas, no tengo cabeza para salir, por favor discúlpenme, pero quiero quedarme en casa, no es correcto que salga —Dannia la estaba pasando muy mal y sus amigas no ayudaban mucho. —Es que, si te dejamos aquí, sabemos que solo llorarás, y es
Se levantó de la cama sintiéndose muy mal, pues, esta era la primera vez que hacía tal cosa, no quería pensar en lo que Dannia pensaría de él al saber que se acostó con el enemigo de su ex prometido y, además, su jefe. “¿Qué hice?” —se repetía en su cabeza como un disco rayado, cada vez sintiéndose más miserable, cosa que no debía ser así. Tomó su celular y le llamó a Antonio para que viniera por él, había traído a Dannia a su apartamento y no quería estar allí cuando ella despertara, era un cobarde y lo sabía, pero ¿qué más podía hacer?, quería huir de su propia casa y pensar con claridad las cosas. Lloraba, era por el alcohol, pero más allá de eso, eran los sentimientos reales de Alejandro, pues Bruno alguna vez, en su niñez, fue su mejor amigo, —¿Qué hiciste amigo? ¿por qué estás tan alterado? ¿qué pasa?, no me asustes, por favor —le decía Antonio preocupado. —Antonio, por favor, no preguntes y solo ven por mí, te lo cuento después, pero, por favor, ven ahora que te necesito, t
Dannia se removió en medio de las sábanas de aquella enorme cama, abrió sus ojos y al ver la enorme habitación en la que se encontraba, se levantó de prisa. No sabía que hacía allí, no lo recordaba, tampoco recordaba porqué tenía su cuerpo desnudo. Cubrió su cuerpo con la sábana, miraba a su alrededor y la habitación se hacía cada vez más lujosa ante sus ojos, miró su ropa tirada en el piso y a su mente solo vino el recuerdo distorsionado de un hombre a quién no recordaba. “¿Qué pasó aquí? —se preguntó. Trató de hace un esfuerzo, y recordó ser cargada por los brazos fuertes de un hombre, como la desnudó y la noche de pasión que vivió en los brazos de aquel hombre, que, aunque quisiera recordar su rostro era un misterio. “¿Dónde estás ladronzuelo?” —dijo en su interior esperando a que aquel hombre apareciera, pero en vista que no fue así, tomó su ropa, se vistió y salió de allí. Salió de la habitación y su boca se abrió, cuando dio con la sala de estar de aquel lugar, caminó un poc
—No te sientas culpable hija, no llores, sé que lo hiciste por despecho y por querer sacar esa rabia que sientes dentro, pero, tienes que ser más consciente que no puedes estar actuando así, ¿al menos te cuidaste? —a su padre, le dolía ver a su mariposa así, pero los actos tenían sus consecuencias y ella tenía que asumirlas.—Sí papá —mintió, siquiera recordaba si ellos se habían cuidado o no.Cuando al fin quedó sola, con desesperación llamó a Fernanda para que le trajese una píldora del día después, solo para quitar cualquier posibilidad, pero la pobre Fernanda no podía creer que lo que estaba escuchando.—¿Qué hiciste amiga? —dijo apenas audible por el gritó que soltó.—No me recrimines nada y solo trae lo que te estoy pidiendo, por favor amiga, y de paso, tráeme un analgésico que mi cabeza me duele mucho y lo que papá me trajo no me quita el dolor de cabeza —acariciaba su cabeza intentando relajarse y mermar el dolor.—Está bien cariño, iré un momento, no sé qué me duele más, la ca
—Te juro Fernanda que no puedo creer que me hayas obligado a hacer esto, no sé en qué momento acepté hacer esto, ¡no puede ser! —dijo frustrada al ver la casa de Bruno Flores.—Deja de ser tan fastidiosa, Dannia, ya estamos aquí, es hora de sacar tus cosas de la casa y decirle adiós a Bruno de una buena vez, ¿qué es lo peor que puede pasar?—¿De verdad me lo estás preguntando?, es una locura que lo hagas, estamos frente a la casa de mi ex prometido, el cual por cierto no deseo ver —respondió Dannia molesta.Fernanda se bajó del auto y se anunció haciéndose pasar por Dannia, asustada, Dannia bajó del auto inmediatamente para ir por ella y meterla al auto, pero, Bruno salió de prisa a su encuentro."¿No que no estaba en casa?" —se cuestionó Dannia al verlo frente a ella.—¡Estás aquí mi amor!, he rezado para que vuelvas a mí.Dannia abrió sus ojos pasmada por las palabras de Bruno, ¿le había dicho amor? no podía creerlo. Vio como Bruno se le acercaba, abrazándola para luego besarla, co
Dannia sonreía imaginándose lo mismo que su padre, hasta que fue interrumpida por el sonido de su celular, al revisarlo, si desilusión fue enorme, era un mensaje de Bruno.—Te amo Dannia, te amo como no tienes idea, pero tampoco voy a suplicarte que regreses conmigo, solo una cosa te digo, cuando te des cuenta del gran hombre que has perdido, será muy tarde y ya no estaré disponible para ti.Esas palabras causaron carcajadas en ella, ¿cómo podía tener el ego tan grande? era un tonto, definitivamente lo era, por lo que, sin remordimientos, bloqueó se número y después lo eliminó para no tener más contacto con él.“Sí, uno de los dos se va a arrepentir y esa no seré yo Bruno, créeme que no” —dijo muy confiada.Se dispuso a terminar de acomodar la poca ropa que quedaba tirada en la cama y en el piso hasta acabar, barrió y limpió su habitación para bajar a cenar e irse a descansar, su turno comenzaba a las siete de la mañana y terminaba a eso de las tres de la tarde.—¿Cuánto tiempo llevas
Para Alejandro Millares todo había sido el despertar fue muy similar que el de Dannia. Se sentó en la cama pensando en lo que había pasado, más allá de un dolor de cabeza y una resaca por el alcohol, su cuerpo le estaba reclamando los besos y las caricias a los que fue sometido por Dannia, los extrañaba, sí, su cuerpo los extrañaba como si le perteneciera a ella, era un conflicto entre sí mismo y su cuerpo, pues se obligaba a pensar en ella como la mujer prohibida, pero a su cuerpo eso no le era motivo suficiente.Se obligó a irse a su casa, sabía que en el apartamento Dannia ya no estaba, y no tenía nada que perder ahora.Llegó y Bill, el portero, le dio los buenos días con esa sonrisa característico de él.—Buenos días Bill —le respondióIngresó a mi apartamento, caminó hasta su habitación y al ver la cama desordenada comenzó a recordar cada cosa que pasó con ella, desde ese baile que lo hizo desearla, hasta sus besos y su felación.“¡Maldición! —se dijo frustrado.Quiso dejar de la