Se levantó de la cama y fue directo al baño, tomó una ducha larga hasta sentir que ya podía salir, secó su cabello y lo planchó hasta quedar completamente liso, se maquilló como nunca antes en la vida lo había hecho, se colocó con un vestido rosa escotado y de un largo que apenas cubría sus glúteos, sus zapatos eran de un tacón exagerado y de tono negro.
Sus amigas al verla salir así la miraban asustadas, ninguna podría decir cuando fue la última vez que se vistió así, tal vez fue en la preparatoria o en la universidad cuando salía a bailar con sus amigos de aquel entonces, quién sabe.
—¿De verdad irás vestida así? —Karly fue la primera en hablar, su boca estaba abierta y sus ojos a punto de salir de su órbita.
—No, en realidad, creo que no iré chicas, no tengo cabeza para salir, por favor discúlpenme, pero quiero quedarme en casa, no es correcto que salga —Dannia la estaba pasando muy mal y sus amigas no ayudaban mucho.
—Es que, si te dejamos aquí, sabemos que solo llorarás, y es lo que no quiero Dannia, ¿sabes por qué? Porque Bruno jugó contigo por dos años y no me parece que te encierres a llorar por él, no se lo merece —se acercó Fernanda a abrazarla.
Dannia le dio una triste sonrisa y giró en su eje modelando su atuendo.
—¿Creen que así está bien? —cuestionó —las vi muy sorprendidas.
—No, no, solo nos sorprendió —volvió a decir Fernanda —te vez hermosa —continuó diciendo, recordando que durante el tiempo que Dannia novió con Bruno, no salía a bailar y no recordaban que ella se viera de ese modo, tan hermosa y sensual.
—¿No me veo muy despechada, chicas? —las tres negaron mutuamente, aunque, seguían en shock por su atuendo.
Las cuatro salieron de la habitación, y Marc al ver a su hija se sorprendió mucho, no pensó que alentar a su hija a salir, diera como resultado a una Dannia transformada. Y es que, para él, era más fácil que las chicas la animaran, porque él no sabía como hacerlo.
—Procuren no llegar tarde muchachas y cuídense mucho, cualquier cosa, ya saben, me llaman y, Dannia, cuídate, no hagas nada loco, te conozco muy bien —solicitó Marc, despidiéndose de su hija.
—Solo será un baile papá, no tomaré y tampoco haré cosas indebidas ¿ok?
Pero nada de lo que Dannia le dijo a su padre estaban cumpliendo, llegaron a la discoteca y lo primero que hizo ella fue comenzar a tomar y bailar con desesperación, sus amigas estaban a su lado con sus vestidos caros de diseñador, vigilantes a lo que ella estaba haciendo.
“Esto no fue una buena idea” —susurró Fernanda.
Un camarero pasó con una bandeja de copas y Dannia las tomó, diciendo: —con permiso, esto es mío.
No estaba del todo ebria, pero podía sentir el alcohol correr por su torrente sanguíneo.
Al otro lado del bar, estaba un Antonio animando a Alejandro para bailar, pero este, solo quería tomar unas copas.
—Alejandro, vamos, hombre, es aburrido estar aquí y no poder divertirse un poco —refutó enojado Antonio.
—Bueno, ve y busca alguna chica para bailar, me quedaré aquí. —dijo decidido.
No fue hasta que Antonio recoció a Dannia bailando junto a sus amigas.
—Mira —Antonio golpeó el hombro de Alejandro e hizo mirarlo —es Dannia, ven, vamos.
Alejandro la miró de arriba a abajo, aunque por los cambios bruscos de luces muy poco se podía ver, llamaba su atención lo poco que podía observar de ella, y es que su menear, lo había acaparado, era sensual, más de lo que él podía admitir.
—Vamos —quería verla de cerca, tenía curiosidad de saber cómo estaba, se veía hermosa, muy hermosa.
Se acercaron a las chicas con cuidado, Fernanda que nunca perdía oportunidad y con tragos de por demás comenzó a bailar con Antonio, mientras que Karly comenzó a bailarle a Alejandro, quien era un desconocido para ellas.
Alejandro incomodo por lo que Karly estaba haciendo, apartaba la mirada de Karly y huía de ella, no quería ser tocado por ella y por ello se refugiaba atrás de Dannia como si fuera su única salvación. Karly dándose por vencida se marchó a la mesa junto con Diana y allí comenzaron a hablar, estaba decepcionada de haber fallado en el intento de acercarse a aquel hombre.
Satisfecho de haber logrado que Karly se hubiese marchado, miró a Dannia bailar y mordió sus labios al ver sus caderas moverse. El hombre desconocido, como lo llamó Dannia, comenzó a bailar a su ritmo, así que coqueta se dio vuelta y envolvió su cuello con sus manos, pegó su cuerpo al suyo moviéndose al ritmo de música latina, esa que te prende aun sin quererlo.
—¿Qué haces? —preguntó Alejandro al oído de Dannia.
Estaba por huir de allí, confundido de lo que Dannia estaba provocando en su cuerpo, esa electricidad que le recorría incluso en las zonas más alejadas y escondidas.
—No lo sé, creo que huyendo.
Aquella pregunta hizo que ella recordara a Bruno y en lo estúpido que había sido su “día”, decepcionada, fue directo a la barra y pidió dos copas.
“No puedes dejarlo así Alejandro” —se dijo así mismo, por lo que la siguió —¿De qué huyes?
Ella negó con su cabeza, tomó la copa en su mano y la llevó a su boca sin beberla.
—De mi cabeza —respondió tomando uno de los tragos.
—No creo que una mujer tan guapa tenga que escapar —Alejandro tomó el otro trago y lo bebió cual experto.
—Ese trago era mío —reclamó ella.
Alejandro sonrió pícaro y escudriñó el cuerpo Dannia.
—Puedes cobrártelo si quieres.
Salió de allí, a esperas que Dannia no fuera tras él, porque de hacerlo, la tomaría en sus brazos y lo demás sería historia, no era por el alcohol, era por lo que ella prendió en él.
Se levantó de la cama y fue directo al baño, tomó una ducha larga hasta sentir que ya podía salir, secó su cabello y lo planchó hasta quedar completamente liso, se maquilló como nunca antes en la vida lo había hecho, se colocó con un vestido rosa escotado y de un largo que apenas cubría sus glúteos, sus zapatos eran de un tacón exagerado y de tono negro. Sus amigas al verla salir así la miraban asustadas, ninguna podría decir cuando fue la última vez que se vistió así, tal vez fue en la preparatoria o en la universidad cuando salía a bailar con sus amigos de aquel entonces, quién sabe. —¿De verdad irás vestida así? —Karly fue la primera en hablar, su boca estaba abierta y sus ojos a punto de salir de su órbita. —No, en realidad, creo que no iré chicas, no tengo cabeza para salir, por favor discúlpenme, pero quiero quedarme en casa, no es correcto que salga —Dannia la estaba pasando muy mal y sus amigas no ayudaban mucho. —Es que, si te dejamos aquí, sabemos que solo llorarás, y es
Se levantó de la cama sintiéndose muy mal, pues, esta era la primera vez que hacía tal cosa, no quería pensar en lo que Dannia pensaría de él al saber que se acostó con el enemigo de su ex prometido y, además, su jefe. “¿Qué hice?” —se repetía en su cabeza como un disco rayado, cada vez sintiéndose más miserable, cosa que no debía ser así. Tomó su celular y le llamó a Antonio para que viniera por él, había traído a Dannia a su apartamento y no quería estar allí cuando ella despertara, era un cobarde y lo sabía, pero ¿qué más podía hacer?, quería huir de su propia casa y pensar con claridad las cosas. Lloraba, era por el alcohol, pero más allá de eso, eran los sentimientos reales de Alejandro, pues Bruno alguna vez, en su niñez, fue su mejor amigo, —¿Qué hiciste amigo? ¿por qué estás tan alterado? ¿qué pasa?, no me asustes, por favor —le decía Antonio preocupado. —Antonio, por favor, no preguntes y solo ven por mí, te lo cuento después, pero, por favor, ven ahora que te necesito, t
Dannia se removió en medio de las sábanas de aquella enorme cama, abrió sus ojos y al ver la enorme habitación en la que se encontraba, se levantó de prisa. No sabía que hacía allí, no lo recordaba, tampoco recordaba porqué tenía su cuerpo desnudo. Cubrió su cuerpo con la sábana, miraba a su alrededor y la habitación se hacía cada vez más lujosa ante sus ojos, miró su ropa tirada en el piso y a su mente solo vino el recuerdo distorsionado de un hombre a quién no recordaba. “¿Qué pasó aquí? —se preguntó. Trató de hace un esfuerzo, y recordó ser cargada por los brazos fuertes de un hombre, como la desnudó y la noche de pasión que vivió en los brazos de aquel hombre, que, aunque quisiera recordar su rostro era un misterio. “¿Dónde estás ladronzuelo?” —dijo en su interior esperando a que aquel hombre apareciera, pero en vista que no fue así, tomó su ropa, se vistió y salió de allí. Salió de la habitación y su boca se abrió, cuando dio con la sala de estar de aquel lugar, caminó un poc
—No te sientas culpable hija, no llores, sé que lo hiciste por despecho y por querer sacar esa rabia que sientes dentro, pero, tienes que ser más consciente que no puedes estar actuando así, ¿al menos te cuidaste? —a su padre, le dolía ver a su mariposa así, pero los actos tenían sus consecuencias y ella tenía que asumirlas.—Sí papá —mintió, siquiera recordaba si ellos se habían cuidado o no.Cuando al fin quedó sola, con desesperación llamó a Fernanda para que le trajese una píldora del día después, solo para quitar cualquier posibilidad, pero la pobre Fernanda no podía creer que lo que estaba escuchando.—¿Qué hiciste amiga? —dijo apenas audible por el gritó que soltó.—No me recrimines nada y solo trae lo que te estoy pidiendo, por favor amiga, y de paso, tráeme un analgésico que mi cabeza me duele mucho y lo que papá me trajo no me quita el dolor de cabeza —acariciaba su cabeza intentando relajarse y mermar el dolor.—Está bien cariño, iré un momento, no sé qué me duele más, la ca
—Te juro Fernanda que no puedo creer que me hayas obligado a hacer esto, no sé en qué momento acepté hacer esto, ¡no puede ser! —dijo frustrada al ver la casa de Bruno Flores.—Deja de ser tan fastidiosa, Dannia, ya estamos aquí, es hora de sacar tus cosas de la casa y decirle adiós a Bruno de una buena vez, ¿qué es lo peor que puede pasar?—¿De verdad me lo estás preguntando?, es una locura que lo hagas, estamos frente a la casa de mi ex prometido, el cual por cierto no deseo ver —respondió Dannia molesta.Fernanda se bajó del auto y se anunció haciéndose pasar por Dannia, asustada, Dannia bajó del auto inmediatamente para ir por ella y meterla al auto, pero, Bruno salió de prisa a su encuentro."¿No que no estaba en casa?" —se cuestionó Dannia al verlo frente a ella.—¡Estás aquí mi amor!, he rezado para que vuelvas a mí.Dannia abrió sus ojos pasmada por las palabras de Bruno, ¿le había dicho amor? no podía creerlo. Vio como Bruno se le acercaba, abrazándola para luego besarla, co
Dannia sonreía imaginándose lo mismo que su padre, hasta que fue interrumpida por el sonido de su celular, al revisarlo, si desilusión fue enorme, era un mensaje de Bruno.—Te amo Dannia, te amo como no tienes idea, pero tampoco voy a suplicarte que regreses conmigo, solo una cosa te digo, cuando te des cuenta del gran hombre que has perdido, será muy tarde y ya no estaré disponible para ti.Esas palabras causaron carcajadas en ella, ¿cómo podía tener el ego tan grande? era un tonto, definitivamente lo era, por lo que, sin remordimientos, bloqueó se número y después lo eliminó para no tener más contacto con él.“Sí, uno de los dos se va a arrepentir y esa no seré yo Bruno, créeme que no” —dijo muy confiada.Se dispuso a terminar de acomodar la poca ropa que quedaba tirada en la cama y en el piso hasta acabar, barrió y limpió su habitación para bajar a cenar e irse a descansar, su turno comenzaba a las siete de la mañana y terminaba a eso de las tres de la tarde.—¿Cuánto tiempo llevas
Para Alejandro Millares todo había sido el despertar fue muy similar que el de Dannia. Se sentó en la cama pensando en lo que había pasado, más allá de un dolor de cabeza y una resaca por el alcohol, su cuerpo le estaba reclamando los besos y las caricias a los que fue sometido por Dannia, los extrañaba, sí, su cuerpo los extrañaba como si le perteneciera a ella, era un conflicto entre sí mismo y su cuerpo, pues se obligaba a pensar en ella como la mujer prohibida, pero a su cuerpo eso no le era motivo suficiente.Se obligó a irse a su casa, sabía que en el apartamento Dannia ya no estaba, y no tenía nada que perder ahora.Llegó y Bill, el portero, le dio los buenos días con esa sonrisa característico de él.—Buenos días Bill —le respondióIngresó a mi apartamento, caminó hasta su habitación y al ver la cama desordenada comenzó a recordar cada cosa que pasó con ella, desde ese baile que lo hizo desearla, hasta sus besos y su felación.“¡Maldición! —se dijo frustrado.Quiso dejar de la
Para Alejandro, sin ningún retraso, la gira comenzó por las clínicas, todo quedó tal y como él lo quería, en manos de los mejores mientras se ocupaba de sus clínicas.El primer día llegó con lentes oscuros y su traje de camisa manga larga y pantalón oscuro, saludó a todos los que se cruzaba en el camino, hasta que dio con las amigas de Dannia, las cuales no pensó que trabajaran para él.—Buenos días —las saludó y ellas respondieron amablemente.No se encontró con Dannia por los pasillos, cosa, que agradeció. En realidad, no hubo cosa alguna que aconteciera que llamara su atención ese primer día, pero todo se fue al demonio el día siguiente.—Hoy tendremos como invitado especial al cardiólogo Bruno Flores.Con dolor de estómago por la indigestión que le hizo sentir escuchar ese nombre, miró el televisor donde aquel despreciable ser saldría en pocos minutos.—Te dará mal de estómago si miras ese programa, deja de ser tan masoquista contigo mismo, ¿de qué nos beneficia ver a ese hombre h