Se levantó de la cama sintiéndose muy mal, pues, esta era la primera vez que hacía tal cosa, no quería pensar en lo que Dannia pensaría de él al saber que se acostó con el enemigo de su ex prometido y, además, su jefe. “¿Qué hice?” —se repetía en su cabeza como un disco rayado, cada vez sintiéndose más miserable, cosa que no debía ser así. Tomó su celular y le llamó a Antonio para que viniera por él, había traído a Dannia a su apartamento y no quería estar allí cuando ella despertara, era un cobarde y lo sabía, pero ¿qué más podía hacer?, quería huir de su propia casa y pensar con claridad las cosas. Lloraba, era por el alcohol, pero más allá de eso, eran los sentimientos reales de Alejandro, pues Bruno alguna vez, en su niñez, fue su mejor amigo, —¿Qué hiciste amigo? ¿por qué estás tan alterado? ¿qué pasa?, no me asustes, por favor —le decía Antonio preocupado. —Antonio, por favor, no preguntes y solo ven por mí, te lo cuento después, pero, por favor, ven ahora que te necesito, t
Dannia se removió en medio de las sábanas de aquella enorme cama, abrió sus ojos y al ver la enorme habitación en la que se encontraba, se levantó de prisa. No sabía que hacía allí, no lo recordaba, tampoco recordaba porqué tenía su cuerpo desnudo. Cubrió su cuerpo con la sábana, miraba a su alrededor y la habitación se hacía cada vez más lujosa ante sus ojos, miró su ropa tirada en el piso y a su mente solo vino el recuerdo distorsionado de un hombre a quién no recordaba. “¿Qué pasó aquí? —se preguntó. Trató de hace un esfuerzo, y recordó ser cargada por los brazos fuertes de un hombre, como la desnudó y la noche de pasión que vivió en los brazos de aquel hombre, que, aunque quisiera recordar su rostro era un misterio. “¿Dónde estás ladronzuelo?” —dijo en su interior esperando a que aquel hombre apareciera, pero en vista que no fue así, tomó su ropa, se vistió y salió de allí. Salió de la habitación y su boca se abrió, cuando dio con la sala de estar de aquel lugar, caminó un poc
—No te sientas culpable hija, no llores, sé que lo hiciste por despecho y por querer sacar esa rabia que sientes dentro, pero, tienes que ser más consciente que no puedes estar actuando así, ¿al menos te cuidaste? —a su padre, le dolía ver a su mariposa así, pero los actos tenían sus consecuencias y ella tenía que asumirlas.—Sí papá —mintió, siquiera recordaba si ellos se habían cuidado o no.Cuando al fin quedó sola, con desesperación llamó a Fernanda para que le trajese una píldora del día después, solo para quitar cualquier posibilidad, pero la pobre Fernanda no podía creer que lo que estaba escuchando.—¿Qué hiciste amiga? —dijo apenas audible por el gritó que soltó.—No me recrimines nada y solo trae lo que te estoy pidiendo, por favor amiga, y de paso, tráeme un analgésico que mi cabeza me duele mucho y lo que papá me trajo no me quita el dolor de cabeza —acariciaba su cabeza intentando relajarse y mermar el dolor.—Está bien cariño, iré un momento, no sé qué me duele más, la ca
—Te juro Fernanda que no puedo creer que me hayas obligado a hacer esto, no sé en qué momento acepté hacer esto, ¡no puede ser! —dijo frustrada al ver la casa de Bruno Flores.—Deja de ser tan fastidiosa, Dannia, ya estamos aquí, es hora de sacar tus cosas de la casa y decirle adiós a Bruno de una buena vez, ¿qué es lo peor que puede pasar?—¿De verdad me lo estás preguntando?, es una locura que lo hagas, estamos frente a la casa de mi ex prometido, el cual por cierto no deseo ver —respondió Dannia molesta.Fernanda se bajó del auto y se anunció haciéndose pasar por Dannia, asustada, Dannia bajó del auto inmediatamente para ir por ella y meterla al auto, pero, Bruno salió de prisa a su encuentro."¿No que no estaba en casa?" —se cuestionó Dannia al verlo frente a ella.—¡Estás aquí mi amor!, he rezado para que vuelvas a mí.Dannia abrió sus ojos pasmada por las palabras de Bruno, ¿le había dicho amor? no podía creerlo. Vio como Bruno se le acercaba, abrazándola para luego besarla, co
Dannia sonreía imaginándose lo mismo que su padre, hasta que fue interrumpida por el sonido de su celular, al revisarlo, si desilusión fue enorme, era un mensaje de Bruno.—Te amo Dannia, te amo como no tienes idea, pero tampoco voy a suplicarte que regreses conmigo, solo una cosa te digo, cuando te des cuenta del gran hombre que has perdido, será muy tarde y ya no estaré disponible para ti.Esas palabras causaron carcajadas en ella, ¿cómo podía tener el ego tan grande? era un tonto, definitivamente lo era, por lo que, sin remordimientos, bloqueó se número y después lo eliminó para no tener más contacto con él.“Sí, uno de los dos se va a arrepentir y esa no seré yo Bruno, créeme que no” —dijo muy confiada.Se dispuso a terminar de acomodar la poca ropa que quedaba tirada en la cama y en el piso hasta acabar, barrió y limpió su habitación para bajar a cenar e irse a descansar, su turno comenzaba a las siete de la mañana y terminaba a eso de las tres de la tarde.—¿Cuánto tiempo llevas
Para Alejandro Millares todo había sido el despertar fue muy similar que el de Dannia. Se sentó en la cama pensando en lo que había pasado, más allá de un dolor de cabeza y una resaca por el alcohol, su cuerpo le estaba reclamando los besos y las caricias a los que fue sometido por Dannia, los extrañaba, sí, su cuerpo los extrañaba como si le perteneciera a ella, era un conflicto entre sí mismo y su cuerpo, pues se obligaba a pensar en ella como la mujer prohibida, pero a su cuerpo eso no le era motivo suficiente.Se obligó a irse a su casa, sabía que en el apartamento Dannia ya no estaba, y no tenía nada que perder ahora.Llegó y Bill, el portero, le dio los buenos días con esa sonrisa característico de él.—Buenos días Bill —le respondióIngresó a mi apartamento, caminó hasta su habitación y al ver la cama desordenada comenzó a recordar cada cosa que pasó con ella, desde ese baile que lo hizo desearla, hasta sus besos y su felación.“¡Maldición! —se dijo frustrado.Quiso dejar de la
Para Alejandro, sin ningún retraso, la gira comenzó por las clínicas, todo quedó tal y como él lo quería, en manos de los mejores mientras se ocupaba de sus clínicas.El primer día llegó con lentes oscuros y su traje de camisa manga larga y pantalón oscuro, saludó a todos los que se cruzaba en el camino, hasta que dio con las amigas de Dannia, las cuales no pensó que trabajaran para él.—Buenos días —las saludó y ellas respondieron amablemente.No se encontró con Dannia por los pasillos, cosa, que agradeció. En realidad, no hubo cosa alguna que aconteciera que llamara su atención ese primer día, pero todo se fue al demonio el día siguiente.—Hoy tendremos como invitado especial al cardiólogo Bruno Flores.Con dolor de estómago por la indigestión que le hizo sentir escuchar ese nombre, miró el televisor donde aquel despreciable ser saldría en pocos minutos.—Te dará mal de estómago si miras ese programa, deja de ser tan masoquista contigo mismo, ¿de qué nos beneficia ver a ese hombre h
—No nos da buena imagen —dijo una de las integrantes del cuerpo directivo del hospital, una que fue amante de Bruno hacía algún tiempo.—¿Y a mí eso qué me debe de importar? —respondió Alejandro —es buena empleada, ¿cierto Antonio?—Lo es —respondió seguro.—Bien, dicho eso, no habrá despido, ¿entendido? No mientras yo no lo acepte.Alejandro era el jefe, era quien mandaba, así que había que obedecer su mandato.Enojado, Alejandro salió de la oficina junto con Antonio, no sabía por cuanto tiempo podría mantener a Dannia en la clínica, y es que Bruno sin saberlo, lo estaba perjudicando nuevamente.—¿Qué hacemos? —cuestionó Antonio.—No lo sé, lo que necesito ahora es buscar si en aquel bar hay cámaras, porque de ser así, Bruno nos expondrá.—De eso me encargo yo, iré a averiguarlo esta noche.¿Quién diría que la noche de pasión entre Dannia y Alejandro diera eso como resultado?—Avísale a Dannia y que se mantenga lejos de Bruno, Antonio, nos vemos después, tengo que ver cómo soluciono e