No pensó que en la serenidad de las palabras de Antonio hubiese tanta crueldad, ahora a Dannia le aterrorizaba lo que Alejandro estuviera pensando de ella por su mal comportamiento, es que, definitivamente actuaba como una boba bajo presión y bajo dolor, pero ¿acaso todos tenían la obligación de sobrellevar las cosas de la misma manera? ¿o había una clausula que determinaba cómo debía actuar ante el sufrimiento?Eso no le hacía justificar sus acciones, pero al menos quería tener un poco de comprensión, no quería ser juzgada por lo que los demás creyeran que era lo correcto ante sus ojos, pues, el mundo se veía de diferentes formas y colores, dependiendo de quien lo mirase.—Antonio, y ¿si fallo en el intento? Es que ya no quiero sufrir más, no tienes idea del dolor que tengo en mi pecho, no tienes idea de cuanto he llorado sin consuelo, mi único compañero ahora es Happy, es quién escucha mis quejas y mi llanto —sorbió su nariz y limpió sus lágrimas. —Primero dividamos las cosas por
Esa noche como era de costumbre, Dannia durmió sola en la enorme casa, qué jodido estaba siendo todo esto con la bipolaridad que ella estaba teniendo y sin tener clara la dirección, más que sentía algo por Alejandro.Decidida a intentar tener una charla con Alejandro, salió de casa hacía la clínica, recibió las miradas despreciables de sus compañeros, se adentró hasta la oficina de Alejandro y estaba con una chica, una de las enfermeras, Alejandro reía por un mal chiste que la mujer le decía y Dannia decidía entrar, haciendo que los dos guardaran silencio.Inmediatamente sintió como si ella fuese un estorbo en sus vidas, pero sin dejarse ver herida, caminó hasta su lugar de trabajo y sin decir una sola palabra se sentó detrás del escritorio. —¿Nos vemos en la tarde señor Millares? De verdad va a ser divertido.De reojo Dannia vio a Alejandro sonreír y eso la llenó de celos.—Claro que sí, cuenten con mi presencia.—Muchas gracias, jefecito —respondió ella con una sonrisa Dannia de
Lo había hecho, se había acabado, las cosas con Dannia al fin habían acabado. Poco duró el cuento de hadas que se creó en su cabeza, pero cuán grande era lo que sentía por ella, a pesar de cada insulto que dijo o cada desprecio que le regaló.Había hecho el amor con ella por última vez, como una despedida, aunque era más para él que, todo para ella, y si era que a eso se le podía llamar "hacer el amor".Conducía hacía su apartamento en un mar de lágrimas, ¿Cuánto más se podía aguantar por amor?Al menos eso sentía él, ahora que estaba en su antiguo apartamento, recorriendo cada rincón de su hogar, uno donde también tenía recuerdos de Dannia.—¿Hola? —era la voz de Antonio al otro lado del celular.—Lamento tener que llamar a esta hora, pero, tengo que decirte algo muy importante –soltó con suavidad —le he pedido el divorcio a Dannia, se acabó, Antonio, ya mi orgullo no me permite seguir aguantando sus desplantes y su crueldad —sus ojos se aguaron y las lágrimas comenzaron a salir.Se
—Aquí tiene lo que me ha pedido Señor Millares, espero que la información sea lo que está buscando —dijo el hombre que contrató Alejandro para saber en qué jugarretas andaba Laila ahora —siendo todo de mi parte, yo me retiro, con su permiso. Asintió nervioso, tenía miedo de qué había encontrado él hombre, tanta indiferencia de parte de Laila daba una cosa como resultado, algo estaba escondiendo. Abrió el sobre y allí estaba, Bruno Flores, el hombre más despreciado por él, se acostaba con la que hasta hoy era su prometida, casi dos años se fueron al basurero por la sinvergüenzada de ellos dos. —¿Para qué me has llamado? —preguntó Laila sentándose en la mesa, de su restaurante favorito. Le extendió el sobre amarillo y ella lo tomó en sus manos, lo abrió con cuidado, dando con la primera foto de ella y Bruno, besándose exactamente en este mismo lugar. —¿Tu pregunta ha sido evacuada? —le preguntó serio, a lo que Laila solo abrió sus ojos, asustada de haber sido descubierta, cinco mese
Al amanecer, en el apartamento de Dannia, gritos se escuchaba, así como golpes en las ventadas, en las paredes y en la puerta, se levantó un poco desubicada por lo que podría estar pasando. Salió y abrió la puerta, sus amigas entraron consternadas, la miraban de forma extraña y no decían palabra alguna. ¿Qué estaba pasando? ¿qué significaba este escándalo? Se sentó en el sofá, soltó un bostezo y las miró esperando alguna respuesta de su parte, una respuesta que tardaba en salir. —¡Ay bueno ya! —dijo desesperada —me van a explicar que es lo que está pasando, están actuando muy extrañas y saben que eso me cae muy mal, díganme qué es lo que sucede que merita esos rostros serios y preocupados, hablen ya. Sus amigas estaban tan asustadas, tenían miedo de haber arrastrado a Dannia a sus cochinadas. —¿Dormiste sola? ¿aquí? ¿sin nadie? —cuestionó Fernanda, tomando el valor. —Sí, dormí sola, aquí, sin nadie, ¿por qué? ¿qué pasa? —respondió sin entender nada. Fernanda miró a Diana y luego
Dannia desconcertada por lo que estaba escuchando, miraba a todos lados buscando una respuesta, ¿de dónde venían esos gemidos?, fue hasta que escuchó la voz de Bruno decirle: —¿Tuviste sexo con otro hombre?En la iglesia hubo un silencio profundo al escuchar la preguntas de Bruno, una pregunta fuera de lugar, una pregunta que no tenían sentido para Dannia.—Por supuesto que no Bruno ¿qué te pasa? —cuestionó ofendida ante sus palabras.Alejandro y Antonio se volvieron a ver, cuestionando tal situación, ya que Alejandro sí sabía de quién se trataba y de quién era esa voz.De repente una voz de una mujer se comenzó a escuchar, eran más gemidos y suplicas, Dannia estaba consternada por lo que estaba pasando, este debía ser el día más feliz de su vida, no un espectáculo donde creyeran que aquella mujer vil y pecadora, era ella.—¡Vamos Bruno más rápido!Tan audible fue aquella suplica que las miradas se posaron en aquel hombre, que ahora tenía sus ojos bien abiertos, y un golpe en su pecho
En la iglesia todo era un caos, los padres de Bruno discutían con él, sabían que aquella mujer de nombre Laila era la ex prometida de Alejandro, una obsesión que Bruno tenía por obtener todo lo que era de aquel hombre. —Esto es demasiado ridículo Antonio, no comprendo qué pasa por la cabeza de Bruno, pobre chica, no se merecía un final tan desastroso —comentó Alejandro, viendo a Bruno llorar. —¿En serio te sientes mal por Dannia? ¿no estás disfrutando de la desgracia de Bruno?, mira cómo ruega perdón. —cuestionó por las palabras de Alejandro —te pusiste peor que ella. —A veces de verdad que eres un idiota Antonio —respondió ofendido. Recordaba los primeros días en los que lloró como un niño, lo de Laila había sido una doble traición, una que jamás vio venir hasta que vio aquella primera foto. —¿Lo vas a negar? eres un idiota sentimental —le volvió a reprochar. Lo fulminó con la mirada, ya que él sabía que Laila había sido un tema difícil de tratar por meses, pero le gustaba tort
Marc abrió la puerta de su casa e hizo a Dannia entrar, la veía tan destruida que su corazón maldecía no saber que decirle, maldecía también no tener a su madre en este momento, aunque Sofía de mucha ayuda no era para estos momentos, ella era muy invasiva y nada bueno tenía por decir en estas situaciones. —Ve a descansar hija, haré un té para que te tranquilices, te lo llevaré a tu habitación, anda. —Ok papá —dijo con suavidad. Después de recibir un beso de su padre, caminó directo a la que alguna vez fue su habitación, pero estando en su cama, en su habitación, el recuerdo de las miradas de los invitados sobre ella, le recorría la piel carcomiéndola sin piedad. Recordaba también las voces en aquel traumático audio, que, hacía que le doliera el estómago, por supuesto que, llorar era inevitable, se sentía tan humillada, que quería tener el poder de borrar lo que había pasado. Acariciaba su frente tratando de pensar qué fue lo que le sucedió a Bruno y porqué tomó la decisión de hace