Tantas cosas habían pasado que Alejandro no sabía cómo había salido ileso de cada una de ellas, tenía a sus padres pujando para que dejara a Dannia, ahora, gracias a ese beso, estaba Clara desprestigiando la moral de Dannia, moral que ella había perdido hacía muchos años atrás, igual que Jorge e incluso Sofía.—Lo hacemos porque te amamos hijo, deberías estar feliz que te prestemos atención.Alejandro soltó la risa ante la clásica frase de su madre, todo era por amor a él, amor que ponía en duda desde que tenía memoria.—¿Escuchas lo tonto que suena tus palabras madre? ¿Hasta ahora es que me han prestado atención? estás de broma, ¿no? Es que, de verdad que no puedo creer lo que me estás diciendo.—No malinterpretes mis palabras, me preocupo por ti hijo —resaltó, tocándose su corazón como si fuera un mimo.—No es necesario, como ya es sabido, no lo necesito, ya no, el tiempo de preocuparse por su hijo pasó hace mucho tiempo, así que puedes ahorrarte toda esta charla y déjanos tranquilo
Dos días tenía Alejandro sin llegar a casa, dos días en los que no le respondía los mensajes a Dannia, dos días en los que le atendía ni las llamada y dos días en los que ella no podía dormir pensando en él, y en lo cruel que había sido. Se trataba así misma de consolar diciendo: —Él no me interesa, que haga lo que quiera.Sin embargo, la verdad era que se sentía extraña al no verlo por la casa y sí, se arrepentía de ser una tremenda idiota con él, al final posiblemente no era gran cosa lo que los demás le habían hecho o tal vez sí, pero no al extremo de querer ver a todos muertos.Era tan contradictorio lo que sentía, no quería pensar en qué momento fue en que se convirtió en esto, esta no era ella y lo sabía, era consciente que se había vuelto una desconocida, aunque también reconocía que el ser así la hacía sentirse más fuerte e intocable.“Tienes que arreglar esto, Dannia, tienes que solucionar esto, ¿cómo? No lo sé, pero busca la manera de hacerlo” —pensaba al mismo tiempo en qu
“Hola”Seguía a la espera que Alejandro, al menos tuviera la decencia y la amabilidad de responderle el saludo, uno que nunca llegó, al contrario, lo vio cerrar sus ojos y lo escuchó respirar profundo antes de girarse hacía ella y decir fríamente: —He venido por un poco de ropa, tendrás la casa para ti sola.—Sería genial —respondió con tristeza por la crueldad de sus palabras — pero, no me gusta estar sola, Alejandro, me gusta más tu compañía, ¿podrías quedarte?—¿Y seguir peleando? —respondió con una risa de burla —No creo que sea lo más conveniente, Dannia, me he mantenido al margen de lo que hagas en tu vida, pero aun así por más que trato de llevarme bien contigo es imposible. Dannia sintió como si estuviese recordando cada palabra que salió de su boca, y es que, ella no sabía que rayos tenía en la cabeza para ser tan desagradable con él, ¿qué motivos tenía él para que ella se comportara así?—Ya lo sé, al menos, ¿podrías darme una oportunidad de remediar todo esto?—No lo sé —p
No podía creer lo que había escuchado y lo que había visto, estaba en shock dentro de la oficina, pensando por cuánto tiempo Bruno la había engañado con Diana, cómo fue que pasó tal cosa, es que en su cabeza todavía no procesaba tal cosa.—Puedo explicarlo Dannia, te juro que no es lo que parece, por favor.Al frente suyo estaban tres mujeres a las que creyó conocer muy bien, pero se dio cuenta que las personas que dicen quererte no siempre suelen ser así.—¿Qué vas a explicar? Diana, ¿cómo es que terminaste en la cama del que era mi prometido? ¿Por eso no decías una sola palabra el día en que lo desenmascararon? Responde Diana.Las lágrimas de Diana salían sin reparo, mismas lágrimas que envolvían a Dannia en enojo.—Lo siento Dannia, yo no quería, yo me negué, pero luego, sus besos —sollozaba — perdón, no quería lastimarte, no dije nada por miedo, no quería que te enojaras conmigo, discúlpame, por favor.—¿Cómo quieres que lo haga? Dime, me traicionaste Diana —gritó a todo pulmón go
No pensó que en la serenidad de las palabras de Antonio hubiese tanta crueldad, ahora a Dannia le aterrorizaba lo que Alejandro estuviera pensando de ella por su mal comportamiento, es que, definitivamente actuaba como una boba bajo presión y bajo dolor, pero ¿acaso todos tenían la obligación de sobrellevar las cosas de la misma manera? ¿o había una clausula que determinaba cómo debía actuar ante el sufrimiento?Eso no le hacía justificar sus acciones, pero al menos quería tener un poco de comprensión, no quería ser juzgada por lo que los demás creyeran que era lo correcto ante sus ojos, pues, el mundo se veía de diferentes formas y colores, dependiendo de quien lo mirase.—Antonio, y ¿si fallo en el intento? Es que ya no quiero sufrir más, no tienes idea del dolor que tengo en mi pecho, no tienes idea de cuanto he llorado sin consuelo, mi único compañero ahora es Happy, es quién escucha mis quejas y mi llanto —sorbió su nariz y limpió sus lágrimas. —Primero dividamos las cosas por
Esa noche como era de costumbre, Dannia durmió sola en la enorme casa, qué jodido estaba siendo todo esto con la bipolaridad que ella estaba teniendo y sin tener clara la dirección, más que sentía algo por Alejandro.Decidida a intentar tener una charla con Alejandro, salió de casa hacía la clínica, recibió las miradas despreciables de sus compañeros, se adentró hasta la oficina de Alejandro y estaba con una chica, una de las enfermeras, Alejandro reía por un mal chiste que la mujer le decía y Dannia decidía entrar, haciendo que los dos guardaran silencio.Inmediatamente sintió como si ella fuese un estorbo en sus vidas, pero sin dejarse ver herida, caminó hasta su lugar de trabajo y sin decir una sola palabra se sentó detrás del escritorio. —¿Nos vemos en la tarde señor Millares? De verdad va a ser divertido.De reojo Dannia vio a Alejandro sonreír y eso la llenó de celos.—Claro que sí, cuenten con mi presencia.—Muchas gracias, jefecito —respondió ella con una sonrisa Dannia de
Lo había hecho, se había acabado, las cosas con Dannia al fin habían acabado. Poco duró el cuento de hadas que se creó en su cabeza, pero cuán grande era lo que sentía por ella, a pesar de cada insulto que dijo o cada desprecio que le regaló.Había hecho el amor con ella por última vez, como una despedida, aunque era más para él que, todo para ella, y si era que a eso se le podía llamar "hacer el amor".Conducía hacía su apartamento en un mar de lágrimas, ¿Cuánto más se podía aguantar por amor?Al menos eso sentía él, ahora que estaba en su antiguo apartamento, recorriendo cada rincón de su hogar, uno donde también tenía recuerdos de Dannia.—¿Hola? —era la voz de Antonio al otro lado del celular.—Lamento tener que llamar a esta hora, pero, tengo que decirte algo muy importante –soltó con suavidad —le he pedido el divorcio a Dannia, se acabó, Antonio, ya mi orgullo no me permite seguir aguantando sus desplantes y su crueldad —sus ojos se aguaron y las lágrimas comenzaron a salir.Se
—Aquí tiene lo que me ha pedido Señor Millares, espero que la información sea lo que está buscando —dijo el hombre que contrató Alejandro para saber en qué jugarretas andaba Laila ahora —siendo todo de mi parte, yo me retiro, con su permiso. Asintió nervioso, tenía miedo de qué había encontrado él hombre, tanta indiferencia de parte de Laila daba una cosa como resultado, algo estaba escondiendo. Abrió el sobre y allí estaba, Bruno Flores, el hombre más despreciado por él, se acostaba con la que hasta hoy era su prometida, casi dos años se fueron al basurero por la sinvergüenzada de ellos dos. —¿Para qué me has llamado? —preguntó Laila sentándose en la mesa, de su restaurante favorito. Le extendió el sobre amarillo y ella lo tomó en sus manos, lo abrió con cuidado, dando con la primera foto de ella y Bruno, besándose exactamente en este mismo lugar. —¿Tu pregunta ha sido evacuada? —le preguntó serio, a lo que Laila solo abrió sus ojos, asustada de haber sido descubierta, cinco mese