Narra David De MaríaMoví mi auto sin ninguna dificultad, afortunadamente no le había pasado nada, lo estacioné en una orilla de la calle dónde no estorbara el paso. Ella se subió al suyo a hacer lo mismo, pero al ver que no lo podía poner en marcha, le ayudé a empujarlo y moverlo justo delante del mío. Ella seguía llorando y maldiciendo, en una mezcla de enojo y desesperación, lo que nunca había visto todo junto en una mujer en tan poco tiempo. Me preocupó, no sabía cómo acercarme para consolarla y de seguro era capaz de golpearme, yo no me acerqué, no era mi intensión comprobarlo, se le notaba que era de armas tomar, espere a que se le pasara. Se detuvo al frente mío, estaba listo para lo que pudiera suceder, me señaló.—Mi papá me va a matar por tu culpa, el auto no tiene ni un mes y vienes tú y lo matas, de seguro es daño total.Ella sacó su móvil y se puso a hacer llamadas, no sabía a quién le llamaba, pero me di cuenta que no fue a su papá al que llamó primero, me estaba comien
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