Narra David De María
Moví mi auto sin ninguna dificultad, afortunadamente no le había pasado nada, lo estacioné en una orilla de la calle dónde no estorbara el paso. Ella se subió al suyo a hacer lo mismo, pero al ver que no lo podía poner en marcha, le ayudé a empujarlo y moverlo justo delante del mío. Ella seguía llorando y maldiciendo, en una mezcla de enojo y desesperación, lo que nunca había visto todo junto en una mujer en tan poco tiempo. Me preocupó, no sabía cómo acercarme para consolarla y de seguro era capaz de golpearme, yo no me acerqué, no era mi intensión comprobarlo, se le notaba que era de armas tomar, espere a que se le pasara. Se detuvo al frente mío, estaba listo para lo que pudiera suceder, me señaló.—Mi papá me va a matar por tu culpa, el auto no tiene ni un mes y vienes tú y lo matas, de seguro es daño total.Ella sacó su móvil y se puso a hacer llamadas, no sabía a quién le llamaba, pero me di cuenta que no fue a su papá al que llamó primero, me estaba comiendo la curiosidad.—Hola, Julio, acabo de sufrir un accidente, ya estaba por llegar y un imbécil me golpeo por la parte de atrás, el auto quedo todo destrozado, no sé ni que le voy a decir a mi papá. Escuchó lo que la otra persona le decía, me supongo que estaba tratando de tranquilizarla, empezó a caminar de un lado para otro, me impacientaba no poder ayudarla a que se calmara, cómo pude ser tan descuidado y no frenar a tiempo, me recriminaba aun sabiendo que la culpa no la tuve yo.—No, no es necesario que vengas, voy a llamar a mi papá.Colgó la llamada después de tranquilizar a la persona a la que había llamado, ¿Ese tal Julio, sería su novio? se escuchaba impaciente, tal vez estaba llegando tarde a su cita o quizás ya no iba a poder llegar y por eso lo estaba tranquilizando, hizo una siguiente llamada y esta vez sí era a su padre, no es que estuviera de cotilla, simplemente podía oír su voz desde el lugar donde me encontraba, que no estaba tan alejado, pero le daba un poco de privacidad.—Papi, un imbécil me chocó el coche y ni siquiera lo podía mover, desde ahora te digo que es daño total, tienes que venir, ya voy a llamar a los del seguro y por favor apúrate, porque no quiero estar a solas con un delincuente.Que me llamara imbécil y delincuente, no me había gustado para nada, no tenía por qué insultarme, me parecía una tía demasiado agresiva. Me fui para otro lado en lo que ella terminaba de hablar con su padre y yo procedí a hacer lo mismo llamando a mi madre para informar lo que había pasado. —Hola madre, ¿Cómo estás? no voy a poder llegar a tiempo o más bien, no voy a llegar.— ¿Qué pasó hijo? te noto preocupado.—Acabo de tener un pequeño accidente.Quise minimizar la magnitud del incidente, no la quería inquietar, por lo que veía el auto pasaría a clasificar como daño total.— ¿Te encuentras bien? ¿Y la otra persona?Mi madre se preocupaba por todos, era algo que había aprendido de ella, no importaban las circunstancias que se presentaran, el bienestar de todos era lo más importante.—Estamos bien, madre, solo le pegué a la parte trasera.Solo cuando llegara se daría cuanta que no era para nada pequeño, eso saldría muy caro, si no fue daño total por lo menos se llevaría un largo rato en el taller mecánico o de plano no tendría compostura.—Dame la dirección y en unos minutos estoy ahí.Sí, mi madre no era el tipo de personas a las que les tenías que decir, para que hiciera las cosas, ella reaccionaba al minuto siguiente.—Gracias, madre.—Te quiero, hijo.—Y yo a ti.Le mando un mensaje con la dirección donde nos encontramos, lo bueno es que no está lejos del restaurante donde nos citamos, espero que no se preocupe demasiado.Ambos llamamos a nuestros respectivos seguros quienes llegaron al lugar junto con los agentes de tránsito. Ella estaba tan nerviosa que no encontraba ni su permiso de conducir, comprobando lo que pensaba que era menor que yo. Luego de que se hizo el análisis de lo ocurrido, los seguros de nuestros autos llegaron a la conclusión de que no nos pagarían por los daños al haber movido los autos de la escena del choque, no importándoles que era necesario moverlos porque los demás autos no podían pasar. Eso me hizo sentir muy mal, al ver cómo esa hermosa chica se descompuso totalmente al escuchar aquello. Entonces la estudié bien, llevaba su hermoso cabello suelto y lacio únicamente detenido por una tiara, vestía un conjunto deportivo de toalla y llevaba unas zapatillas de piso color gris, a pesar de vestir simple se veía realmente hermosa. Decidí entonces hacer lo que desde un principio debí hacer. Me acerqué a ella, esperando poder dialogar un poco.—Escucha, yo sé que te he hecho daño, pero quiero que sepas que yo personalmente pagaré por todo – Manifesté lo más calmado que pude – Soy David De María Ramírez y aunque sea en estas circunstancias, es un gusto conocerla señorita – Le di mi mano y ella de mala gana me la estrechó para retirarla después con prisa, como si mi contacto le produjera algo indeseable.—No puedo yo decir lo mismo y claro que me pagarás por todo, no creas que esto se quedará así– Aseguró ella sin dejar de llorar y de temblar, por los nervios.Estaba congelado mirándola y con ganas de abrazarla ahí mismo, sentía impotencia de no poder ayudarla, se veía tan pequeña y desprotegida, mi corazón se sentía atraído hacía ella, como si algo más fuerte que yo me empujara, estaba a punto de hacerlo cuando mi madre llegó para ayudarnos a resolver la situación. A los pocos minutos también llegó el padre de ella.Narra Alondra Ferreyra Estaba parada en la calle en medio de la noche con ese estúpido asesino de mi auto, cuando una mujer bastante hermosa y joven se acercó a él y lo abrazó. Yo fingí no ver nada y me retiré un poco de ellos cuando sentí que alguien me tomó del brazo, era mi papá que llegó lo más rápido que pudo al recibir mi llamada y después de contarle lo que había pasado él me preguntó:– ¿Estás bien, hija?Le dije que sí con un movimiento afirmativo de cabeza. Levantó la cara y al ver que estoy llorando, sin dudar me abraza y me tranquiliza un poco, después comencé a relatarle lo que había ocurrido, a lo que él reaccionó de lo más tranquilo. Pensé que moriría de coraje en cuanto supiera que no nos pagaría nada el seguro y lo contrario a eso, llamó a alguien para pedir una grúa y me dijo que a partir de ahí él se haría cargo, pero antes debía hablar con la otra parte. Así que se apartó de mí y se dirigió a ese tipo y a la señora con quién estaba para dialogar la situación.Pasó
Narra Alondra Ferreyra –Nuevamente te digo, que no soy tú tía, obviamente eres tonto porque se ve, que eres mayor que yo – Respondí muy irritada – Además supongo que eres de esos júniors ridículos que van a una exclusiva Universidad y que se sienten amos del universo.–Interesante, tu percepción de mí. Pero antes de que digas nada más, quisiera saber tu nombre para saber al menos, quién me está analizando – Sutilmente pidió saber mi nombre – Y te he dicho tía porque es una forma de hablar de España.–Me vale madres de dónde sea. Eres un idiota, después de todo lo que causaste, todavía te atreves a hablar del funeral de mi auto. Te odio y no tienes idea de cuánto – Manifesté mientras las lágrimas volvían a rodar por mis mejillas.El permaneció callado unos momentos, consciente de que la había regado totalmente y sacó un pañuelo de su carísima chamarra, me limpió las lágrimas y al darse cuenta que en verdad estaba devastada, rompió el silencio instalado entre nosotros nuevamente.–No l
Narra David De María Aprovecho que me estoy amarrando los cordones de los zapatos y me levanto, la llevo hacia el poste de hormigón, tomo su cara entre mis manos y uno mis labios a los suyos y una corriente eléctrica recorre todo mi cuerpo, al principio Alondra se queda inmóvil, sorprendida por mi ataque, mientras la besaba lento y despacio, noté enseguida su falta de experiencia, lo cual lejos de molestarme me encantó, ser yo quién le regalara su primer beso de verdad. Así que mientras acariciaba con mis labios sutilmente los de ella, la acercaba más a mí, haciendo que mi corazón latiera desbocado dentro de mi pecho, pronto responde a mi beso y coloca sus brazos en mi cuello, esa acción casi provoca que me volviera loco, su tacto era como llamas ardientes sobre mi piel, jamás había sentido algo así.No soy capaz de querer terminar el beso, poco a poco mientras transcurría, mi lengua se abría paso dentro de su boca notando entonces el momento exacto en el que ella se volvía totalmen
Narra David De María –Madre, pensé que ya estarías durmiendo, ¿Se arreglaron el papá de Alondra y tú? – Quise saber en qué había terminado todo – Espero que haya sido así, porque sin duda la pienso volver a ver mañana.–Sí se arregló todo y no me vengas a mí con evasivas de lo que te he preguntado hijo, que para eso soy tu madre, ¿Qué pasó entre esa chica y tú? Me debes la respuesta porque te salve de ir a pasar la noche a la delegación – Se burló de mí mi madre, obviamente ella eso no lo hubiera permitido jamás – Así que te escucho David.–Madre, nos fue bien. La chica es encantadora, es hermosa, es dulce. Tiene una piel de seda que me incitaba a tocarla más y esos labios que inocentes se rindieron al beso que le di me han vuelto loco, tanto que casi puedo asegurarte que has conocido a tu nuera – Declaré orgulloso contándole a mi madre del beso con Alondra – Ella no es sólo eso, es inteligente, es dulce, es tan tierna que me ha derretido el corazón.–Hijo no puedo ayudarte, en eso t
Narra Alondra FerreyraEstaba esperando en mi casa a que llegara David por mí, por más que lo negara, el sólo pensar en él me aceleraba los latidos del corazón y comenzaba a faltarme el aire, con solo recordar el intenso y apasionado beso que me había robado. Estaba acostada en la cama de mi recámara con mi cabello hecho un desastre y vestida únicamente con unos pantalones vaqueros, blusa de tirantes y tenis, soñando despierta con él. De pronto abrieron la puerta de mi recámara siendo mi hermana Anastasia quién ya estaba elegantemente vestida para la boda de una de nuestras primas a la que ellas irían con toda la familia, excepto yo. Mi hermana me miró sorprendida al ver que no estaba arreglada para la ocasión y entonces se alarmó de inmediato.–Alondra, sólo por curiosidad ¿A qué hora piensas comenzar a arreglarte? Nos iremos en media hora y tú sólo no estás lista. Estás hecha un desastre – Manifestó mi hermana sorprendida – Sí yo fuera tú, me apuraría antes de que mamá venga a pres
Narra Alondra Ferreyra–Lo siento mamá, no me voy a meter, David ¿Nos vamos mi amor? – Dije con naturalidad esperando que él me hiciera caso.Nos tomamos de las manos, dejando a mi mamá echando chispas del coraje, desde un comienzo le dije que no quería ir, pero ella misma se lo buscó, no tengo la culpa que no entienda que esas cosas, a mí no me gustan.–Claro mi princesa. Hasta luego y un placer conocerla señora… – Respondió David sin saber el nombre de mi madre.–Petra, se llama Petra.Lo dije fuerte para que ella también escuchara que le decía su nombre a David, cosa que tampoco le gustaba, sus padres bien que supieron darle el nombre, esa mujer era tan dura como una piedra.Enseguida caminamos a su auto, un hermoso Mercedes Benz, nunca me había subido a uno de esos y me sorprendió que cambiara de auto como si cambiara de calcetines. Él amablemente me abrió la puerta del copiloto para que me subiera y después él se subió y de prisa nos alejamos de mi casa, por si mi madre quería sa
Narra David De MaríaDespués de incitar a Alondra a que pidiera un postre, mientras nos los llevaban la miraba detenidamente, lo cual al parecer ella no lo notó en absoluto pues no me sostenía la mirada. La sorprendí de pronto mirando la hora en mi reloj y eso me disparó a mil los latidos de mi corazón. Si lo traía puesto debía de ser por algo y no precisamente por querer entregármelo, lo cual no tenía intención de hacer. Cuando llegaron a llevarnos los postres y café, ella levantó la mirada para verme, haciéndome sentir afortunado por el sólo hecho de mirar esos ojos que me hablaban sin palabras. Comencé a comer mi pastel y ella sólo se quedaba mirando al suyo y jugaba con el tenedor, entonces tomé un pedazo de su pastel y le empecé a dar en la boca. Ella sólo aguantó comer un poco y después yo me terminé el mío y lo que quedó del de ella. Ya que terminamos de cenar, salimos del restaurante dónde el valet parking me entregó las llaves de mi auto, le abrí la puerta a mi consenti
Narra David De María–David, hijo. Te llama Mi consentida – Dijo mi madre riendo un poco al tiempo que me daba el móvil.–Gracias madre.Tomé la llamada de Mi consentida y casi no entendía muy bien lo que decía hasta que poco a poco mientras le hablaba, lograba tranquilizarla. –David, me siento mal.– ¿Dónde estás? ¿Qué te hicieron?–Es que es injusta conmigo.Sabía yo que se estaba refiriendo a su madre, por lo que me había dado cuenta, la trataba mal, siempre estaba regañándola, ve tú a saber si tenía razón o no, me imaginaba que todas las madres eran como la mía, pero estaba equivocado. –No llores más, ¿Quieres?Me rompía el corazón escucharla llorar desconsolada, nadie era capaz de interferir por ella, cuando debería de estar rodeada de amor y comprensión, pero desde ahora en adelante podía contar conmigo y con mi madre para lo que quisiera, sé que ella estaría de nuestra parte y no se opondría a nada.Finalmente ya que logré calmarla, supe que era lo que le había pasado.– ¿Cu