Narra Alondra Ferreyra–Lo siento mamá, no me voy a meter, David ¿Nos vamos mi amor? – Dije con naturalidad esperando que él me hiciera caso.Nos tomamos de las manos, dejando a mi mamá echando chispas del coraje, desde un comienzo le dije que no quería ir, pero ella misma se lo buscó, no tengo la culpa que no entienda que esas cosas, a mí no me gustan.–Claro mi princesa. Hasta luego y un placer conocerla señora… – Respondió David sin saber el nombre de mi madre.–Petra, se llama Petra.Lo dije fuerte para que ella también escuchara que le decía su nombre a David, cosa que tampoco le gustaba, sus padres bien que supieron darle el nombre, esa mujer era tan dura como una piedra.Enseguida caminamos a su auto, un hermoso Mercedes Benz, nunca me había subido a uno de esos y me sorprendió que cambiara de auto como si cambiara de calcetines. Él amablemente me abrió la puerta del copiloto para que me subiera y después él se subió y de prisa nos alejamos de mi casa, por si mi madre quería sa
Narra David De MaríaDespués de incitar a Alondra a que pidiera un postre, mientras nos los llevaban la miraba detenidamente, lo cual al parecer ella no lo notó en absoluto pues no me sostenía la mirada. La sorprendí de pronto mirando la hora en mi reloj y eso me disparó a mil los latidos de mi corazón. Si lo traía puesto debía de ser por algo y no precisamente por querer entregármelo, lo cual no tenía intención de hacer. Cuando llegaron a llevarnos los postres y café, ella levantó la mirada para verme, haciéndome sentir afortunado por el sólo hecho de mirar esos ojos que me hablaban sin palabras. Comencé a comer mi pastel y ella sólo se quedaba mirando al suyo y jugaba con el tenedor, entonces tomé un pedazo de su pastel y le empecé a dar en la boca. Ella sólo aguantó comer un poco y después yo me terminé el mío y lo que quedó del de ella. Ya que terminamos de cenar, salimos del restaurante dónde el valet parking me entregó las llaves de mi auto, le abrí la puerta a mi consenti
Narra David De María–David, hijo. Te llama Mi consentida – Dijo mi madre riendo un poco al tiempo que me daba el móvil.–Gracias madre.Tomé la llamada de Mi consentida y casi no entendía muy bien lo que decía hasta que poco a poco mientras le hablaba, lograba tranquilizarla. –David, me siento mal.– ¿Dónde estás? ¿Qué te hicieron?–Es que es injusta conmigo.Sabía yo que se estaba refiriendo a su madre, por lo que me había dado cuenta, la trataba mal, siempre estaba regañándola, ve tú a saber si tenía razón o no, me imaginaba que todas las madres eran como la mía, pero estaba equivocado. –No llores más, ¿Quieres?Me rompía el corazón escucharla llorar desconsolada, nadie era capaz de interferir por ella, cuando debería de estar rodeada de amor y comprensión, pero desde ahora en adelante podía contar conmigo y con mi madre para lo que quisiera, sé que ella estaría de nuestra parte y no se opondría a nada.Finalmente ya que logré calmarla, supe que era lo que le había pasado.– ¿Cu
Narra Alondra FerreyraAl día siguiente, al despertar con unos buenos besos y caricias tiernas de parte de David, me sentí descolocada pues de momento, no recordaba que había pasado la noche en su casa. Al abrir bien mis ojos entonces lo pude ver y admirar bien. Él estaba guapísimo sentado de rodillas junto a la cama con una taza con café que olía delicioso, era increíble cómo el sólo verlo me ponía muy nerviosa.Me dio la taza con el café y comencé a darle unos tragos pequeños al café para poder despertarme bien. La verdad es que me estaba costando demasiado trabajo cómo me pasaba siempre y todos los días, despertar era una lucha interna, también era muy difícil para la persona que le tocara despertarme.–Buenos días, mi consentida – Me besó tiernamente en mi mano y después en mis labios – Que bueno que has despertado. Me tenías asustado, llevo una hora hablándote y nada.No podía remediar el sentirme culpable por su preocupación, se veía tan tierno, todavía se le notaba en su cara l
Narra Alondra FerreyraCaminé por todo el vestidor para ver dos espejos enormes para verte de cuerpo completo y poderme dar cuenta de que me veía espantosa. Estaba toda desgreñada y ojerosa, todo debido a todo el tiempo que estuve llorado el día de ayer. Seguí recorriendo su enorme vestidor y vi cientos de pares de zapatos acomodados por colores y del otro lado lo mismo pero de puros tenis. No cabía duda que David tenía más ropa, de la que yo podría tener en mi vida entera. Él me miraba mientras yo analizaba cada rincón y cada centímetro de su recámara y entonces al terminar de recorrer el inmenso pasillo de su vestidor pude ver el cuarto de baño, el cual era de mármol y era el baño más elegante con el que me había encontrado en esta vida. Tenía un jacuzzi hermoso y grande, con varios niveles de masaje, varios tipos de shampoo y de geles de baño, además de un hermoso lavabo que hacía juego con ese elegante lugar. Cuando por fin terminé de estudiarlo todo, sorprendí a David mirándome
Narra David De María Alondra pasó todo el día conmigo, lo que me hizo sumamente feliz pues reímos, comimos botana, nos divertimos, escuchamos música y de pasó le ayudé a hacer algo de sus tareas. Después de esa tarde tan maravillosa, mi madre llegó con ganas de cocinar y nos preparó una exquisita lasaña, lo que fue una excelente comida y cena ya que eran alrededor de las 7 de la noche.–Bueno chicos, ¿Qué han pensado?– ¿Sobre qué, madre?–Yo creo que lo más conveniente es que regreses a su casa Alondra, yo cómo madre estaría preocupada de lo que te pudiera estar pasando, no creas que no quiero que estés aquí, la casa tiene espacio suficiente para que estés también en ella, si llegas a tener alguna dificultad, siempre será tu casa. –Muchas gracias, Carmen, yo lo había pensado también, pero de pronto el que esté preocupado sea mi papá, de mi madre, lo dudo.–Muy bien, si llegas a tener problemas con ella, de inmediato se vienen, David, no permitas que le haga daño.–No, madre, mientr
Narra David De María –Gracias mi amor. En serio muchas gracias – Respondió Alondra emocionada y después me abrazó, permanecimos así un rato, algo más que amaba de ella es que siempre podía abrazarla.Subimos a mi recámara y le presté una de mis camisas, me dio ella su ropa y bajé a ponerla en la lavadora y después volví a mi recámara para buscar mis notas, mi computadora que usaba en la prepa y ya que tenía conmigo todo lo que necesitaba, bajamos a la sala para ponernos a estudiar. Le ofrecí a Alondra un poco de vino a lo que ella no quiso pues prefirió una coca- cola, se la llevé y destapé una para mí para sentarme a estudiar con ella. Pasamos una muy buena hora estudiando pero después se me cayó un lápiz al tapete del comedor siendo algo que no debió pasar pues al ponerme de rodillas para recogerlo, pude ver las piernas desnudas de Alondra cruzadas debajo de la mesa del comedor y entonces sin querer, se manifestó una erección. Al sentarme de nuevo a su lado, no me pude contener y
Narra Alondra FerreyraNo podía creer que estuviéramos en pleno acto y que llegara Carmen sorprendiéndonos, al mirar a David y ver su cara de asombro, entonces supe que estábamos en problemas, en muy serios problemas. Él comenzó a disculparse con su madre y con otra señora pues escuché que ella le respondió que no había problema, pero claro que lo había, no puedes permitir que esto pase en tu casa, aunque sea tu hijo. Carmen salió a encaminar a la señora y David se separó despacio de mí para comenzar a buscar su ropa que se encontraba regada por toda la sala.Mientras yo por mi parte la tenía más fácil porque sólo tenía desabrochada la camisa ya que al estar acostada en el sillón no me la había podido quitar, después me puse de pie y busqué mis bragas, las cuales estaban cómo si estuvieran recién lavadas y procedí a ponérmelas así, pues no tardaría en entrar de nuevo Carmen. Cuando ya estábamos algo recompuestos David y yo al fin pude decir palabra, pues no dudaba ni tantito que Carme