Narra Alondra Ferreyra
–Nuevamente te digo, que no soy tú tía, obviamente eres tonto porque se ve, que eres mayor que yo – Respondí muy irritada – Además supongo que eres de esos júniors ridículos que van a una exclusiva Universidad y que se sienten amos del universo.–Interesante, tu percepción de mí. Pero antes de que digas nada más, quisiera saber tu nombre para saber al menos, quién me está analizando – Sutilmente pidió saber mi nombre – Y te he dicho tía porque es una forma de hablar de España.–Me vale madres de dónde sea. Eres un idiota, después de todo lo que causaste, todavía te atreves a hablar del funeral de mi auto. Te odio y no tienes idea de cuánto – Manifesté mientras las lágrimas volvían a rodar por mis mejillas.El permaneció callado unos momentos, consciente de que la había regado totalmente y sacó un pañuelo de su carísima chamarra, me limpió las lágrimas y al darse cuenta que en verdad estaba devastada, rompió el silencio instalado entre nosotros nuevamente.–No llores. Estáis muy maja y te ofrezco una disculpa, por burlarme y todo eso – Dijo con mucha propiedad, lo que me causó escalofríos – ¿Qué me dices, si me dices tú nombre y comenzamos de nuevo? Sí me llegas a conocer, verás que no soy alguien de problemas, sino todo lo contrario.–Me llamo Alondra Ferreyra Pérez– Dije sin levantar la mirada – Y ¿Qué es eso que me has dicho de maja? –Que eres muy guapa, así se les dice a las mujeres hermosas de allá de España – Sentenció él con seguridad y después tomó mi mano para besarla, lo cual me causó una humedad hasta entonces desconocida para mí – El placer de conocerte es mío Alondra, una mujer hermosa para un nombre precioso.–Muchas gracias – Respondí muy nerviosa y entonces fijé mi mirada en un reloj del lugar – Lamento no entender muy bien lo que dices, es que nunca he salido de México.–No pasa nada, si tú quieres algún día podemos ir a Madrid para que conozcas dónde yo nací y de paso nos vamos a recorrer todo lo que conozco de mi tierra para que conozcas tú, sería un placer que me acompañaras. Así podría decirle a mis amigos que en México están las mujeres más hermosas del mundo – Él se expresaba con mucha soltura mientras yo no podía de los nervios - ¿Por qué miras tanto el reloj, Alondra?–No, por nada es que tengo una fijación con el tiempo – Respondí rápidamente, mientras él se quitó su reloj, para colocarlo en mi muñeca haciéndome estremecer con su tacto nuevamente.–Listo, pues ya está. Ahora mi tiempo es tuyo, cuéntame ¿A qué te dedicas Alondra? – Preguntó poniéndome nerviosa, mientras miraba su reloj en mi mano – Tú ya me has dicho que voy a la Universidad y es verdad.–Yo estudio la preparatoria, voy en el último año. Tu reloj es un TAG Heuer, no puedo quedármelo – Respondí apenada.Esos relojes valían unos cuantos miles de pesos, no quería dañarlo o que se me llegara a perder, ¿De dónde iba a sacar el dinero para pagarlo?–No te lo vas a quedar, es sólo para que mires ahí el tiempo que pasemos separados. Porque vas a querer volver a verme. Está noche te garantizo que te vas a ir a dormir pensando en mí – Declaró con una seguridad impresionante.–Eso ya lo veremos – Dije queriendo salir con vida de todo aquello y ni tomarme mi café podía de los nervios.Bajé la vista y no dijimos más nada. Gracias a Dios, porque me sentía nerviosa, acorralada y al mismo tiempo cautivada por él, ¿Quién rayos era ese tipo para ponerme así, después de todo lo que había pasado?, terminamos nuestras bebidas y después él se levantó para ir a pagar. Salimos del lugar y estaba haciendo algo de frío a lo que él se quitó su chamarra y me la puso encima de mi sudadera del pants. Estuvimos en la acera esperando un taxi, el cuál no pasó y entonces a él se le ocurrió la idea de ir caminando a mi casa, yo no quería pero no tuve otra, era eso o quedarnos hasta no sé qué horas esperando que pasara un taxi. Caminamos un buen tramo en silencio y luego de nuevo él quién parecía no llevarse bien con el silencio comenzó a hablarme.–Espero estemos demasiado lejos de tu casa Alondra – Dijo muy tranquilamente – Mira el cielo, hoy está precioso y ya sabes lo que dicen, quién pierde el techo es porque gana las estrellas.–De hecho no estamos ya tan lejos, estamos a unos 15 minutos de mi casa. De lo que has dicho el cielo está hermoso pero ¿Eres poeta ahora también?–No, pero hoy la tierra y los cielos me sonríen, hoy llega al fondo de mi alma el sol, hoy la he visto y me ha mirado, hoy creo en Dios – Respondió él con un poema de Bécquer entonces me morí de risa.–No pues que original, es la rima 17 un poema de Gustavo Adolfo Bécquer señor seductor, o ¿Qué pensaba acaso que yo no leo ese tipo de cosas? – Pregunté descolocándolo.–Al contrario, quería saber que lo hacías. Me gustan las mujeres que leen, que escriben y que me dicen patanerías – Manifestó el burlándose nuevamente de lo ocurrido.–Te las merecías y eso no está a discusión – Dije mientras nos detuvimos un poco de caminar en una zona no muy alejada ya de mi casa, me alegraba de que ya me fuera a deshacer de este individuo.Él puso una de sus rodillas en el suelo para atarse los cordones de los zapatos mientras que yo me quedé de pie, de pronto sin verlo yo venir, él se acercó a mí y me recargó en un poste de concreto. Me miró a los ojos y me robó un beso, me quedé de piedra y no le correspondí, no me esperaba esta demostración de su parte, por lo que terminé el beso de golpe.Narra David De María Aprovecho que me estoy amarrando los cordones de los zapatos y me levanto, la llevo hacia el poste de hormigón, tomo su cara entre mis manos y uno mis labios a los suyos y una corriente eléctrica recorre todo mi cuerpo, al principio Alondra se queda inmóvil, sorprendida por mi ataque, mientras la besaba lento y despacio, noté enseguida su falta de experiencia, lo cual lejos de molestarme me encantó, ser yo quién le regalara su primer beso de verdad. Así que mientras acariciaba con mis labios sutilmente los de ella, la acercaba más a mí, haciendo que mi corazón latiera desbocado dentro de mi pecho, pronto responde a mi beso y coloca sus brazos en mi cuello, esa acción casi provoca que me volviera loco, su tacto era como llamas ardientes sobre mi piel, jamás había sentido algo así.No soy capaz de querer terminar el beso, poco a poco mientras transcurría, mi lengua se abría paso dentro de su boca notando entonces el momento exacto en el que ella se volvía totalmen
Narra David De María –Madre, pensé que ya estarías durmiendo, ¿Se arreglaron el papá de Alondra y tú? – Quise saber en qué había terminado todo – Espero que haya sido así, porque sin duda la pienso volver a ver mañana.–Sí se arregló todo y no me vengas a mí con evasivas de lo que te he preguntado hijo, que para eso soy tu madre, ¿Qué pasó entre esa chica y tú? Me debes la respuesta porque te salve de ir a pasar la noche a la delegación – Se burló de mí mi madre, obviamente ella eso no lo hubiera permitido jamás – Así que te escucho David.–Madre, nos fue bien. La chica es encantadora, es hermosa, es dulce. Tiene una piel de seda que me incitaba a tocarla más y esos labios que inocentes se rindieron al beso que le di me han vuelto loco, tanto que casi puedo asegurarte que has conocido a tu nuera – Declaré orgulloso contándole a mi madre del beso con Alondra – Ella no es sólo eso, es inteligente, es dulce, es tan tierna que me ha derretido el corazón.–Hijo no puedo ayudarte, en eso t
Narra Alondra FerreyraEstaba esperando en mi casa a que llegara David por mí, por más que lo negara, el sólo pensar en él me aceleraba los latidos del corazón y comenzaba a faltarme el aire, con solo recordar el intenso y apasionado beso que me había robado. Estaba acostada en la cama de mi recámara con mi cabello hecho un desastre y vestida únicamente con unos pantalones vaqueros, blusa de tirantes y tenis, soñando despierta con él. De pronto abrieron la puerta de mi recámara siendo mi hermana Anastasia quién ya estaba elegantemente vestida para la boda de una de nuestras primas a la que ellas irían con toda la familia, excepto yo. Mi hermana me miró sorprendida al ver que no estaba arreglada para la ocasión y entonces se alarmó de inmediato.–Alondra, sólo por curiosidad ¿A qué hora piensas comenzar a arreglarte? Nos iremos en media hora y tú sólo no estás lista. Estás hecha un desastre – Manifestó mi hermana sorprendida – Sí yo fuera tú, me apuraría antes de que mamá venga a pres
Narra Alondra Ferreyra–Lo siento mamá, no me voy a meter, David ¿Nos vamos mi amor? – Dije con naturalidad esperando que él me hiciera caso.Nos tomamos de las manos, dejando a mi mamá echando chispas del coraje, desde un comienzo le dije que no quería ir, pero ella misma se lo buscó, no tengo la culpa que no entienda que esas cosas, a mí no me gustan.–Claro mi princesa. Hasta luego y un placer conocerla señora… – Respondió David sin saber el nombre de mi madre.–Petra, se llama Petra.Lo dije fuerte para que ella también escuchara que le decía su nombre a David, cosa que tampoco le gustaba, sus padres bien que supieron darle el nombre, esa mujer era tan dura como una piedra.Enseguida caminamos a su auto, un hermoso Mercedes Benz, nunca me había subido a uno de esos y me sorprendió que cambiara de auto como si cambiara de calcetines. Él amablemente me abrió la puerta del copiloto para que me subiera y después él se subió y de prisa nos alejamos de mi casa, por si mi madre quería sa
Narra David De MaríaDespués de incitar a Alondra a que pidiera un postre, mientras nos los llevaban la miraba detenidamente, lo cual al parecer ella no lo notó en absoluto pues no me sostenía la mirada. La sorprendí de pronto mirando la hora en mi reloj y eso me disparó a mil los latidos de mi corazón. Si lo traía puesto debía de ser por algo y no precisamente por querer entregármelo, lo cual no tenía intención de hacer. Cuando llegaron a llevarnos los postres y café, ella levantó la mirada para verme, haciéndome sentir afortunado por el sólo hecho de mirar esos ojos que me hablaban sin palabras. Comencé a comer mi pastel y ella sólo se quedaba mirando al suyo y jugaba con el tenedor, entonces tomé un pedazo de su pastel y le empecé a dar en la boca. Ella sólo aguantó comer un poco y después yo me terminé el mío y lo que quedó del de ella. Ya que terminamos de cenar, salimos del restaurante dónde el valet parking me entregó las llaves de mi auto, le abrí la puerta a mi consenti
Narra David De María–David, hijo. Te llama Mi consentida – Dijo mi madre riendo un poco al tiempo que me daba el móvil.–Gracias madre.Tomé la llamada de Mi consentida y casi no entendía muy bien lo que decía hasta que poco a poco mientras le hablaba, lograba tranquilizarla. –David, me siento mal.– ¿Dónde estás? ¿Qué te hicieron?–Es que es injusta conmigo.Sabía yo que se estaba refiriendo a su madre, por lo que me había dado cuenta, la trataba mal, siempre estaba regañándola, ve tú a saber si tenía razón o no, me imaginaba que todas las madres eran como la mía, pero estaba equivocado. –No llores más, ¿Quieres?Me rompía el corazón escucharla llorar desconsolada, nadie era capaz de interferir por ella, cuando debería de estar rodeada de amor y comprensión, pero desde ahora en adelante podía contar conmigo y con mi madre para lo que quisiera, sé que ella estaría de nuestra parte y no se opondría a nada.Finalmente ya que logré calmarla, supe que era lo que le había pasado.– ¿Cu
Narra Alondra FerreyraAl día siguiente, al despertar con unos buenos besos y caricias tiernas de parte de David, me sentí descolocada pues de momento, no recordaba que había pasado la noche en su casa. Al abrir bien mis ojos entonces lo pude ver y admirar bien. Él estaba guapísimo sentado de rodillas junto a la cama con una taza con café que olía delicioso, era increíble cómo el sólo verlo me ponía muy nerviosa.Me dio la taza con el café y comencé a darle unos tragos pequeños al café para poder despertarme bien. La verdad es que me estaba costando demasiado trabajo cómo me pasaba siempre y todos los días, despertar era una lucha interna, también era muy difícil para la persona que le tocara despertarme.–Buenos días, mi consentida – Me besó tiernamente en mi mano y después en mis labios – Que bueno que has despertado. Me tenías asustado, llevo una hora hablándote y nada.No podía remediar el sentirme culpable por su preocupación, se veía tan tierno, todavía se le notaba en su cara l
Narra Alondra FerreyraCaminé por todo el vestidor para ver dos espejos enormes para verte de cuerpo completo y poderme dar cuenta de que me veía espantosa. Estaba toda desgreñada y ojerosa, todo debido a todo el tiempo que estuve llorado el día de ayer. Seguí recorriendo su enorme vestidor y vi cientos de pares de zapatos acomodados por colores y del otro lado lo mismo pero de puros tenis. No cabía duda que David tenía más ropa, de la que yo podría tener en mi vida entera. Él me miraba mientras yo analizaba cada rincón y cada centímetro de su recámara y entonces al terminar de recorrer el inmenso pasillo de su vestidor pude ver el cuarto de baño, el cual era de mármol y era el baño más elegante con el que me había encontrado en esta vida. Tenía un jacuzzi hermoso y grande, con varios niveles de masaje, varios tipos de shampoo y de geles de baño, además de un hermoso lavabo que hacía juego con ese elegante lugar. Cuando por fin terminé de estudiarlo todo, sorprendí a David mirándome