Frederic se sentía en deuda con el gemelo azabache, William se había sacrificado por él. Frederic tenía que recompensarle de alguna forma, tenía que haber algo en lo que él pudiera ser de utilidad.—¿Quieres ayudarme? Entonces no te muevas—dijo pasando su lengua por sus labios.Los ojos de Frederic se abrieron cuando William ya estaba rozando su nariz con la suya, besó sus labios sin que el bajo pudiera hacer ningún movimiento, las manos de William le acorralaban contra la encimera de la cocina impidiendo que este pudiera huir, después fue cerrando los ojos poco a poco dejándose llevar por el sabor de la boca de William, un sabor amargo a cigarrillos.Frederic quiso entrelazar sus manos con el cuerpo del gigante, tocar su pelo, sentir su cazadora mojada, necesitaba palpar su cuerpo pero sus deseos fueron interrumpidos por las manos de William que sujetaron las manos del adolescente para que este no hiciera ningún movimiento.—Te dije que no te movieras—advirtió.Frederic tragó grueso,
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