Frederic se sentía en deuda con el gemelo azabache, William se había sacrificado por él. Frederic tenía que recompensarle de alguna forma, tenía que haber algo en lo que él pudiera ser de utilidad.
—¿Quieres ayudarme? Entonces no te muevas—dijo pasando su lengua por sus labios.
Los ojos de Frederic se abrieron cuando William ya estaba rozando su nariz con la suya, besó sus labios sin que el bajo pudiera hacer ningún movimiento, las manos de William le acorralaban contra la encimera de la cocina impidiendo que este pudiera huir, después fue cerrando los ojos poco a poco dejándose llevar por el sabor de la boca de William, un sabor amargo a cigarrillos.
Frederic quiso entrelazar sus manos con el cuerpo del gigante, tocar su pelo, sentir su cazadora mojada, necesitaba palpar su cuerpo pero sus deseos fueron interrumpidos por las manos de William que sujetaron las manos del adolescente para que este no hiciera ningún movimiento.
—Te dije que no te movieras—advirtió.
Frederic tragó grueso, los ojos de William estaban rojizos y sus amenazas daban miedo, haciendo que el cuerpo del bajo temblara bajo ese dominio total sobre su persona.
Después William soltó el cinturón del pantalón de Frederic, este sintió un cosquilleo bajar de su estómago hacia su pelvis, sabía a la perfección lo que William estaba a punto de hacer, pero aunque el puritano Frederic se habría negado rotundamente a hacer eso, algo estaba cambiando en su personalidad.
Frederic estaba gritando que su vida necesitaba esa adrenalina, vivir al límite, ya estaba cansado de ser siempre el que solo estudia y se va a casa, el que no está interesado por nada.
Ahora quería experimentar que se sentía de verdad amar.
William deslizó sus manos por los jeans de este bajándoselos hasta los tobillos, luciendo aquellas pálidas piernas color leche, el alto se relamió y mordió la última prenda que quedaba en la parte baja del cuerpo de Frederic, bajándosela con los dientes, el más bajo gimió por aquella placentera sensación de quedar desnudo frente a los ojos del azabache, después empezó la acción.
El gigante besaba cada parte de sus piernas mientras lo masturbaba, este incapaz de mantenerse de pie se sentó en la encimera de la cocina al lado de bandeja de las frutas llenas de plátanos.
"Mira más plátanos" se dijo en el momento de plena excitación.
La boca de William era una obra de arte, todas las palabras y actos que realizaba el gigante con su boca llenaban a Frederic de berridos, sonrisas y susurros excitados.
Frederic no podía creer lo que estaba haciendo, le estaban masturbando en su propia cocina y al lado de unos invitados y encima ni más eran sus vecinos, los padres del gemelo, no podía evitar sonreír frente a la locura que estaban cometiendo, pero le daba igual, lo estaba disfrutando y mucho.
Frederic se movió nervioso al escuchar como la puerta de la despensa de la cocina se había cerrado sola de golpe.
—No te muevas, bebé—pidió William, Frederic jamás pensó que la palabra ''bebé'' pudiera excitarle tanto, se sentía ridículo cuando vio a su entrepierna dura.
—Lo siento—susurró.
William elevó el cuerpo y rozó sus labios con los de Frederic, mordiendo al final su labio inferior. Frederic rogó en el acto para que le volviera a hacer eso, pero William sonrió bajando su atención de nuevo al pene del adolescente. Lo acariciaba, lo masajeaba y lo introducía en su boca como si fuera lo más normal del mundo. Lo sacaba y lo metía para a continuación hacer lo mismo. Lo impregnaba con su saliva y después lo relamía disfrutando de la textura del pene del bajo.
Frederic se sentía un niño a su lado, un niño quien no había dado su primer beso, no sabía cómo tener sexo sin parecer un principiante, solo se dejaba llevar, solo dejaba que William le domara por completo.
Era su sumiso, solo de él, de William.
Enseguida llegó al orgasmo haciendo que William sacara el pene de su boca y se relamiera gustoso tragando el líquido preseminal, un grito ahogado salió de la boca de Frederic.
William elevó la mirada para ver a Frederic con sus propios dedos en la boca mientras su saliva se deslizaba por la comisura de los labios y la cara completamente roja.
—Hijo. ¿Estas bien? Tardas mucho.
Frederic se agachó un poco contra la prolongación de la encimera que separaba el salón de la cocina, al otro lado del mueble estaba su madre observándole, Frederic bajó la mirada, estaba completamente desnudo y William estaba tirado en el suelo aún acariciando las piernas de este mientras sonreía maléficamente.
—C-claro, mamá. No encontraba el pan—dijo sin aliento apoyándose contra el mueble, William empezó a dejar pequeñas mordeduras por el muslo del chico.
—¿Por qué estás tan mojado?—preguntó su madre, esta solo veía la cabeza y la parte superior del cuerpo de su hijo el resto estaba oculto tras el mueble.
— ¡Ah!—gritó tras el cuarto mordisco.
—Hijo, ¿de verdad que estas bien?—preguntó su madre acercándose.
—SÍ, SÍ, SÍ, SÍ, MAMÁ—dijo Frederic elevando los brazos dramáticamente, su madre rodó los ojos acercándose, Freddy optó por lanzarle el pan a su madre y que esta lo cogiera volando por los aires.
—Te veo muy raro...—dijo disgustada, Frederic se encogió de hombros—¿Dónde está Will? Vino a la cocina hace un par de minutos—continuó su madre, Frederic palideció aún más.
—Aquí no-no vino—tartamudeó nervioso, su madre dio un largo suspiro y salió, Frederic se sentó en el suelo al lado de William que lucía divertido, Freddy le golpeó amistosamente.
—No vuelvas a hacer eso—susurró Frederic avergonzado subiéndose las prendas.
—No mientas. Te ha encantado—sonrió de lado, poniéndose un cigarro en la boca.
Frederic se lo quitó.
—No fumes.
—Fumar no es lo peor que hago Frederic—dijo con seriedad William, Frederic tragó saliva.
—¿Qué es lo que haces?—preguntó con timidez.
—Follar, drogarme, fumar, robar... Creo que no me dejo nada—dijo contando con los dedos, Frederic rechinó los dientes.
—Eso que haces es muy malo—dijo Frederic con voz aguda, William rió grave.
—Frederic estamos en la edad de hacer locuras ¿Qué las vas a hacer con cuarenta?
Frederic se quedó pensativo, no podía cambiar su forma de pensar en un par de segundos.
Él era un buen chico que amaba el olor a hierba recién cortada, los días nublados, el olor de los nuevos libros, el sonido de los truenos, el sabor de las fresas.
¡Él era un buen chico!
¿Entonces por qué?
¿Por qué estaba constantemente exigiéndose cambiar?
Él había vivido durante toda su vida para complacer a su madre, complacer sus deseos de que fuera el mejor estudiante y que encontrara un buen trabajo, estudiaba día sí y día también. No salía con los amigos el fin de semana, no veía películas solo leía libros.
¿Por qué con la llegada de los gemelos había habido tantos cambios en su rutina?
¿Por qué ahora se sentía tan sucio y culpable?
—Yo no sé si pueda hacer eso—dijo cabizbajo.
William pasó su mano por el pelo de Frederic, este se dejó acariciar disfrutando de la sensación de que las uñas de William se clavaran en su cabeza.
—Con tiempo Freddy, con tiempo.
—Yo no sabía ni que era el líquido seminal hasta hace poco..—admitió avergonzado.
—No es que seas muy bueno en el sexo la verdad—rió William, Frederic se puso rojísimo y oculto su cara entre sus delgadas manos.
—Te voy a enseñar algo.
—¿Qué?—preguntó Frederic confuso.
—Sube a tu cuarto y metete en el armario.
Frederic obedeció dudoso.
—Voy a mi cuarto un momento—aclaró a los invitados.
Frederic subió a su cuarto, le parecía ridículo meterse en su armario pero prefirió obedecer las órdenes de William ya que este parecía demasiado severo si no le obedecía. Frederic dejó un poco la puerta del armario abierta y se deslizó entre sus abrigos y blusas hasta que de pronto vio a William entrando por la ventana de su cuarto y tumbándose en su cama con total tranquilidad.
Justo cuando estaba a punto de decir algo, vio como el castaño entraba por la puerta y saludaba a su gemelo.
—Ey—dijo Will.
William tirado en la cama elevó la mirada y se quitó la camisa, Frederic tapó su boca con sus manos reprimiendo sus ganas de gritar tras el acto de William, Will se sentó en la esquina de su cama y se tumbó al lado de su hermano semidesnudo.
Frederic no paraba de mirar los pezones de William, eran los círculos marrones más perfectos que había visto en toda su vida.
William empezó a desnudar a su hermano gemelo y Frederic no podía creer lo que estaba viendo, Will ya estaba completamente desnudo frente a los ojos lujuriosos de su hermano gemelo.
Frederic no era capaz de parar de mirarles a ambos.
¿Cómo podían ser tan perfectos?
William se desnudó, quizás fue por el momento lleno de tensión sexual en el aire que Frederic empezó a sudar y a sentir todo su cuerpo ardiendo.
Estaba con la respiración acelerada y con la entrepierna de nuevo dura, deseoso de probar el sabor de los gemelos William Carter.
Frederic se sentía en el desierto, su armario era una sauna, logró quitarse la camisa y bajarse el pantalón mientras (con la respiración acelerada) asomaba la mirada por la puerta del armario, excitándose y tocándose el pene con cada embestida que daba William a su gemelo castaño. Este gemía de placer cada vez que el pelinegro le tocaba, cada vez que le susurraba cosas lascivas al oído, todo era sudor, caricias y duros golpes contra la cama.Entonces Frederic se planteó si eso de verdad era correcto.¿Se veía así él cuando William le acarició? Frederic miraba las expresiones de Will con recelo, este abría a medias la boca para que su hermano introdujera con fuerza sus dedos y estos fueran humedecidos por la saliva del castaño, luego William los lamia también y después los deslizaba por el cuerpo de su hermano hasta introducirlos por el culo de Will con dureza, no había nada de gentileza en ninguno de sus actos, todo era sexo salvaje. Frederic observaba como Will clavaba sus uñas en
La mañana siguiente fue un sábado cálido y agradable, Frederic se despertó siendo abrazado y estampado contra el pecho del castaño mientras este emitía dulces ronquidos y sonreía tiernamente, Frederic miró a su alrededor. No recuerda cuándo se durmió pero si recuerda que William se fue a media noche por la ventana mientras Will dormía.Frederic dio un largo suspiro. Despertar siendo abrazado por un hombre no se lo habría imaginado ni en el mejor de sus sueños, aunque claro el hasta hace un par de días creía que era heterosexual, pero al parecer sus gustos en el amor eran una increíble sorpresa hasta para el propio Frederic, pero ya daba igual, él había comprendido que era el amor."Sí, el amor es una sensación como el verano, cuando llega sientes calor y disfrutas de ella" pensó alegre.Ese era su amor.—Buenos días—susurró Will con voz ronca.Frederic estiró el cuello, todavía se sentía extraño el estar ahí tumbado (desnudo) junto a otro hombre, esa había sido su cama durante 17 añ
—Continúa—dijo una voz, aunque Frederic ya no estaba seguro de si eran voces de su propia cabeza o de si era la voz de una persona.—He cometido actos lujuriosos, yo nunca había deseado eso hasta ahora, pero mi mente ahora esta manchada y mi alma también—gimió—Ya no sé a quién debo amar, no sé qué es el amor, no sé nada. Pero mi cuerpo no para de desear arrancar el fruto del pecado siendo acariciado por dos chicos.—Entonces acepta la lujuria y vive bajo el pecado.Freddy abrió los ojos como platos.¿Qué clase de respuesta era esa? ¿Dónde estaba su perdón divino? ¿Acaso él ya iba a ir al infierno? ¿Era eso? ¿Él ya estaba condenado para toda la eternidad?—P-pero quiero s-ser perdonado.—¿Estás seguro de que quieres ser perdonado?Frederic abrió la boca para responder pero sus palabras no salieron, quizás el cura tenía razón, él no quería ser perdonado, él disfrutaba de la sensación de que su cuerpo estuviera empapado del sudor de uno de los gemelos, que le acariciaran el pelo y sob
Frederic se dio una buena ducha con agua bien caliente, se enjabonó el pelo con el champú de su madre de frutas del bosque, ya que el suyo se acabó. Disfrutó de pasar sus manos por todo su cuerpo imaginándose que sus manos eran las de William o las de Will, era la primera vez que Frederic se masturbaba pero hacerlo bajo el agua era terriblemente excitante y encima no se sentía nada sucio al hacerlo el agua le limpiaba y volvía a tocarse el pene una vez más, sus gemidos emitían eco en aquel pequeño baño pero el bajo se enorgulleció de que el mismo fuera capaz de llegar a la plena erección de su pene él solo.Después salió desnudo y miró la ropa que había elegido para esa noche, unos vaqueros rotos por las rodillas y una camisa negra ancha, era lo único decente que había encontrado entre las blusas y pantalones de pana que su madre había elegido para cuando tuviera que ir a misa, aunque claro Frederic ya no se sentía tan creyente después de haber follado en la misma mesa donde el cura
—¿William?—dijo Brandon algo decepcionado.—Sí.Frederic tenía clavada su mirada contra la de William, que sonreía y le miraba mordiéndose el labio provocando a Frederic.—Él- él me..hip... dijo que viniera... y .. hip...ahora no habla—hipeó Frederic dando otro trago a su bebida.—Eh, eh, está bebiendo mucho—dijo Víctor alarmado.—Déjale, esto será divertido como en los viejos tiempos—rió Sean echando una pastilla sacada de su bolsillo en la bebida y ofreciéndosela a Frederic, este se la bebió sin darse cuenta de nada.—Esto me está cabreando—escupió William, cogiendo a Frederic de la muñeca. Este ya se balanceaba.—¡Ey, a dónde vas!—gritó Sean.—N-no v-ves que me lle-lleva—hipeó Frederic sonriendo, los tres chicos sentados en la mesa intercambiaron miradas.—Esta más mal de lo que creía—dijo Sean cruzándose de piernas.—¿Qué le has dado?—preguntó curioso Brandon.—Unas alucinógenas, no son muy fuertes.—Pero mezcladas con alcohol..—continuo Víctor preocupado.—Freddy ya está acostumb
Frederic se levantó sobresaltado de la cama,empapado de sudor y con el pelo chorreando mientras su pecho subía y bajaba a toda velocidad. El chico de tan solo 17 años de edad no estaba acostumbrado a tener pesadillas, pero cuando las padecía era como si todo su cuerpo viajara a lugares inhóspitos rodeados de gente desconocida, oscuridad y de una persona que siempre aparecía vestida de negro, un niño con una sonrisa angelical que se camuflaba tras una máscara llena de malicia y terror. Era la cuarta vez en toda la semana que Frederic soñaba con aquel chico empujándole por unas escaleras hacia el vacío, pero en sus sueños él parecía conocer a aquel misterioso niño al que llamaba ''William'' tiernamente, como si fuera un recuerdo de la infancia previamente olvidada.—¿Qué ocurre Freddy? ¿Has dormido mal?— preguntó la señora Evans.—Solo tuve un mal sueño—dijo aún soñoliento Frederic, su madre le sonrió y le acarició el pelo con ternura.—Ven rápido o el desayuno se te enfriara—le sonri
—¿Qué ha pasado aquí?Freddy abrió los ojos asustado, la ventana de su habitación estaba abierta chocando contra la pared formando un eco molesto de ''pom'' ''pom'' ''pom'' muchos de sus libros estaban tirados por el suelo, su cama estaba deshecha. El chico se quedó paralizado dándole vueltas a la situación en su cabeza, temblando y sudando frío, solo podía haber dos posibilidades la más acertada era que un ladrón hubiera entrado en su casa pero; ¿Qué de interesante había en la habitación de un adolescente? Y la segunda opción era que su madre hubiera llegado antes de trabajar y estuviera buscando algo en su cuarto pero esto era poco probable, su madre trabajaba a media jornada en dos trabajos y nunca se ausentaba de ellos.—Mierda.Frederic se mordió el labio, no era un chico valiente pero empezó a recorrer su casa corriendo y encendiendo la luz.Debería estar en calma pero el bajo no podía sentirse tranquilo pensando que un extraño podría estar en su casa observándole. Frederic t
Frederic salió de casa después de que su madre se acostara en su cama, venía con una expresión de cansancio acompañada de varias ojeras que rompió el corazón de Freddy, este le dejó una nota a su madre en la cocina para cuando se levantara "Te quiero mamá gracias por esforzarte tanto" después salió de su casa, se sorprendió cuando vio a Kyle delante de la puerta de su casa.—¿Qué haces aquí?—preguntó confundido.—Lo primero, buenos días ¿No?—dijo Kyle peinándose.—Vale, buenos días ¿Qué haces aquí?Kyle dio un suspiro.—Estaba preocupado por mi mejor amigo—dijo cariñoso, pasando un brazo por el hombro de Freddy, el bajo le miró sonriendo.—No mientas—rió Frederic caminando hacia el instituto.—La verdad, es que me he metido en un lio Freddy. Tienes que salvarme—rogó Kyle juntado sus manos, Freddy sonrió de medio lado.—¿Qué clase de locura has hecho esta vez?—pregunto interesado, Kyle se mordió el labio y sacó una bolsa de plástico de su mochila con varias pastillas blancas.Frederic