Los Gemelos William
Los Gemelos William
Por: Heizzen
Capítulo 1

Frederic se levantó sobresaltado de la cama,empapado de sudor y con el pelo chorreando mientras su pecho subía y bajaba a toda velocidad. 

El chico de tan solo 17 años de edad no estaba acostumbrado a tener pesadillas, pero cuando las padecía era como si todo su cuerpo viajara a lugares inhóspitos rodeados de gente desconocida, oscuridad y de una persona que siempre aparecía vestida de negro, un niño con una sonrisa angelical que se camuflaba tras una máscara llena de malicia y terror. 

Era la cuarta vez en toda la semana que Frederic soñaba con aquel chico empujándole por unas escaleras hacia el vacío, pero en sus sueños él parecía conocer a aquel misterioso niño al que llamaba ''William'' tiernamente, como si fuera un recuerdo de la infancia previamente olvidada.

—¿Qué ocurre Freddy? ¿Has dormido mal?— preguntó la señora Evans.

—Solo tuve un mal sueño—dijo aún soñoliento Frederic, su madre le sonrió y le acarició el pelo con ternura.

—Ven rápido o el desayuno se te enfriara—le sonrió tiernamente, Frederic sin apetito mordisqueó varias tostadas que terminaron tirando a la basura sin que su madre se diera cuenta, ya que odiaba ver a su madre preocupada por su salud.

—Me voy a trabajar no sé a qué hora llegare, envíame un mensaje cuando llegues al colegio y otro cuando regreses a casa—pidió dejando un casto beso en la mejilla de su hijo.

Frederic solo le sonrió, su madre era demasiado protectora con él, como si aún fuera un bebé que se fuera a lastimar con cualquier esquina.

—Claro, mamá—dijo en un susurro. 

A los pocos minutos Frederic salió de casa con su uniforme negro, caminando lentamente hasta su instituto que estaba a un par de manzanas de su casa, el tiempo era soleado y eso molestaba a Frederic porque él amaba los días de lluvia, días con el cielo nublado y oscuro. 

Pero lo que más le molestaba a Frederic era ver por la calle caminar sujetas de las manos a parejas de enamorados de su instituto, ligoteando, besándose en la mejilla e incluso en los labios delante de él, una virgen. 

Sí, Frederic era virgen y no le interesaba el amor. Después de ver tantas novelas con su madre concluyó en que del amor solo se sacaron malos recuerdos y penas así que sería mejor solo, además ¿Qué de malo había en ser virgen?

—Buenos días, renacuajo.

Frederic se giró para ver a su amigo Kyle sobre su espalda sonriendo más de lo normal.

—Buen día—dijo sonriendo, Kyle le devolvió la sonrisa, pero detrás de esa sonrisa había algo más.

—¿Qué quieres? ¿Dinero?—cuestionó Freddy veloz.

—Mira—dijo Kyle elevando la mano, luciendo un anillo de plata.

—¿Se lo robaste a una niña o...?

Kyle hizo una mueca.

—Me lo ha regalado Marcus por nuestro aniversario, llevamos tres meses juntos.

—¿Quieres que llamar a una orquesta para que lo celebres?

—Freddy, déjate de chistes, yo que estaba feliz..—dijo molesto por el comportamiento de su amigo.

—Vale, vale, lo siento. Ya sabes que a mí estos temas no me interesan—se disculpó Freddy sonriendo.

—Freddy, tienes diecisiete años deberías buscarte una buena ligue.

Le sugerí a Kyle guiñando un ojo.

—No hay nadie que me guste—dijo mordaz.

—Eso significa que sí estás interesado en el amor—continuó Kyle apoyándose contra la taquilla de Freddy, este le alzó las cejas y cerró la taquilla dando un largo suspiro.

—Solo estoy interesado en el amor hacia las matemáticas. Ahora vamos a clase, no quiero llegar tarde.

—Acabarás soltero rodeado de peluches—bufó Kyle, siguiéndole un paso ligero.

—Mejor, así no tendré bocas que alimentar. 

Respondió Frederic bromeando, Kyle se quitó el pelo frustrado por la actitud de su mejor amigo.

La clase fue bastante entretenida para Frederic, era el único que tomaba apuntes con seriedad en la primera fila mientras el resto de sus compañeros hablaban por el móvil o garabateaban cosas sobre la mesa; como su amigo Kyle, quien luego se arrepentiría de no prestar atención y acabaría pidiendo ayuda a Freddy. 

No es que Frederic amara el estudio pero no había nada interesante en su vida aburrida y monótona, todos los días era lo mismo por lo que estudiar era su única vía de escape a ese aburrimiento y además aunque no lo pareciera su madre era bastante exigente con las notas que tenia que sacar. 

El resto del día fue como siempre, Freddy consiguió escapar de la clase de educación física gracias a que contaba con un diagnostico como ''salud débil'', tenía prohibido sobreexigirse en los deportes ya que podría darle un ataque de asma o en el peor de los casos desmayarse.

Camino por los pasillos del instituto mientras tarareaba varias canciones, hasta que de pronto algo llamó su atención al fondo del pasillo; una figura caminaba hacia su dirección, conforme aquella persona se acercaba Frederic iba comprobando la enorme diferencia de altura. 

Era gigantesco, con el pelo azabache revuelto, vestido totalmente de negro y fumando con tranquilidad dentro del colegio. Frederic se paró en seco, estaba prohibido fumar en clase y además no llevaba el uniforme escolar 

¿Quién era ese chico? 

Cuando ambos estaban cruzándose por el pasillo Frederic creyó escuchar un susurro proveniente de los pequeños labios rosados ​​de aquel enorme chico "Cuánto tiempo Freddy". 

El bajo se quedó pálido, clavado en el suelo, quizás había sido su imaginación que le había jugado una mala pasada pero...

¿Por qué su cuerpo no paraba de temblar?

[...]

Eran las once de la noche, Frederic bostezaba realizando su tarea de matemáticas e historia, bajó a la cocina sin hacer ningún ruido para no despertar a su madre y se encontró con su medicamento en la mesa, el bajo se dio cuenta de que no se lo había tomado en todo el día. 

"Por un día no pasará nada" se dijo volviendo a su habitación.

De pronto un estruendo se escuchó en toda la calle, Frederic asomó su cabeza por la ventana para ver un enorme camión de mudanzas bajando muebles en plena noche.

—¿Quién se muda ahora?— preguntó irritado por el ruido, dio un largo suspiro para seguidamente subir a su cama, creyendo que por fin tuvo una noche de sueño y descanso pero no fue así.

A la mañana siguiente Frederic se duchó con agua helada. 

Quería olvidar, no, más bien necesitaría olvidar aquella sensación que corroía cada célula de su cuerpo, tuvo una noche espantosa, una pesadilla tras de otra; en la cual un pequeño Frederic era perseguido por enormes pasillos oscuros sin salida, pero lo peor de todo es que en cada uno de sus mal sueños se escuchaba una voz de decía: "Cuánto tiempo Freddy" repitiéndose una y otra vez en la mente del adolescente.

Bajó con la toalla enroscada en su pequeña y delicada cadera luciendo su delgadez, su madre le sonrió aunque parecía más bien una sonrisa algo forzada.

—Buenos días, hijo.

Así empezaba otro día más en la vida monótona de Frederic Evans, su madre se despidió con otro "Acuérdate de enviarme un mensaje" y después Freddy se fue de casa caminando hacia el instituto. 

Hoy el día era nublado así que Frederic estaba algo feliz pero solo "algo". 

Lo único novedoso del día fue ver a Mike (otro de sus amigos) hablar acerca de ver películas porno juntos en su casa, a lo que Kyle decidió al segundo.

La hora del almuerzo fue espantosa, la gente se peleaba por conseguir algo que meter a la boca mientras Freddy les observaba desde el fondo de la cafetería algo pálido y perdido entre sus pensamientos, ni el mismo comprendía la sensación de que estaba viviendo. 

Todo su cuerpo se sintio raro, hasta el punto que sus ojos se nublaron y comenzo a caer lentamente contra el suelo duro y frio de la cafeteria.

—¿D-dónde estoy?—consiguió susurrar levantándose de una camilla.

—Está es la enfermería, chico—dijo la enfermera—Te desmayaste en la cafetería.

Freddy se empezó a incorporar en la cama algo confuso.

—¿Y cómo llegar aquí?

—Un chico te presentó aquí, no llevaba el uniforme y me extrañó.

—¿No llevaba el uniforme? 

La figura de aquel chico de negro se cruzó por la cabeza de Frederic.

—Sí, pero al segundo de dejarte sobre la cama se fue, él solo dijo "Cuídale bien"—comentó la enfermera. 

Frederic parpadeó varias veces, todo empezaba a ser demasiado extraño. 

Kyle y Michael fueron a la enfermería cuando los rumores de "chico desmayado" fueron pasando de boca en boca por todo el instituto, Frederic se maldijo en silencio, odiaba estar en la boca de la gente y si encima era por su salud le jodía aún más

—¿Seguro que estás bien para ir a clase?—le preguntó Kyle.

—Sí, solo perdí un poco la fuerza nada más..— Refutó quitándole importancia a lo ocurrido y caminando hacia clase.

—Yo si fuera tú descansaría un poco más—dijo Michael preocupó, Freddy sonrió.

—Estoy bien, no os preocupéis además la clase de historia de hoy es importante no me la puedo perder.

Los tres chicos abrieron la puerta de clase para ver aquel silencio de tanatorio que se respiraba en su aula, enfrente de la pizarra estaba el profesor con cara de pocos amigos mirando a los tres recién llegados alzando una ceja y casi gruñendo, los tres rápidamente captaron la atmosfera y se fueron a sentar veloces a sus respectivos asientos.

—Espero que vierais las noticias de ayer a la noche. Varias pandillas de delincuentes han comenzado a distribuir unas pastillas en lugares cercanos a los institutos—dijo de forma tosca, todos miraron hacia el frente ya que el profesor de historia era conocido por su fuerte carácter—Este es un centro concertado privado, sabéis que nosotros tenemos que dar una buena imagen de nuestros estudiantes, así que a partir de ahora varios profesores harán patrullas por la ciudad. Los alumnos tendréis "hora de toque", cualquier alumno que sea visto en las calles a partir de las diez de la noche recibirá varios castigos.

Las palabras del profesor crearon un tremendo alboroto en la clase la cual se llenó de quejas, suspiros y gritos.

—¡Esto es injusto!

Gritó uno de los estudiantes indignados, Freddy se sentó cómodo en su asiento. 

Al parecer era el único que aceptaba la idea, las drogas no era un tema que se debería dejar de lado, y se sentía más seguro al saber que los profesores cuidarían del barrio.

—Me da igual vuestras quejas, es lo que hay—gruñó el profesor, todos dieron un largo suspiro abriendo sus libros de historia—Ah, por cierto, se me olvidaba anunciar que tendremos nuevos alumnos en clase a partir de mañana.

Freddy alzó la mirada asombrado, estudiantes nuevos en clase no era algo normal a mitad del semestre y menos en aquel instituto que solía exigir altas notas en la prueba de entrada. 

El resto de la clase fue bastante molesto ya que todos hablaron y Freddy no pudo enfocar su estudio individual.

—Entonces, ¿No vienes a mi casa?— Michael decepcionado.

—No, ya tuvimos oído. Tenemos que estar en casa antes de las diez—dijo Freddy recogiendo sus libros.

—Venga, Freddy, casi nunca quedas... Eres un soso—se quejó Kyle.

—No puedo, mi mama llega a casa y hay que estudiar—sonrió, Kyle y Michael intercambiaron miradas y suspiros de decepción.

La noche cayó rápida, pero era normal ya que era pleno invierno. Frederic miró su reloj con el corazón acelerado aún eran las 19:00 pero era un paranoico, sabía que llegaría a su casa en menos de cinco minutos al cruzar la calle, pero las 22:00 llegarían demasiado pronto. 

Antes de entrar en casa se asomo la cabeza a la casa de los vecinos, parecia que ya se habian instalado; la habitación del segundo piso que daba justo frente a su habitación estaba encendida y había una moto aparcada delante de la fachada, probablemente la nueva familia tenga un hijo adolescente. 

Freddy temblando de frío entró en su casa, fría y oscura comenzó a encender las luces conforme subía a su habitación; Freddy era un miedoso y solía tener miedo de todo lo que fuera inusual y sus ojos no podían captar e identificar, pero al llegar a su habitación algo que el propio adolescente no se esperaba.

—¿Qué ha pasado aquí?

La ventana de su cuarto estaba abierta.

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