El resto de clases fueron molestas, Frederic por primera vez desde que entró en el instituto no había prestado atención en clase, se sentía molesto, enfadado y confuso.
Todo eso le hacía tener un dolor de cabeza inaguantable, a su lado estaba el gemelo castaño Will que a pesar de que a su hermano le podía caer una expulsión estaba bastante alegre y tarareaba canciones mientras miraba varias revistas de animales y ropa.
¿Cómo podía estar tan calmado cuando su hermano estaba en peligro y encima por su culpa?
Frederic no podía parar de tirar m****a sobre su propio tejado pero era su culpa, estaba claro que todo lo que había pasado era su jodida culpa porque si no hubiera aceptado ayudar a Kyle todo esto se habría podido evitar, pero ya no había vuelta atrás.
—Así que tú eres el chico nuevo—dijo Kyle apoyándose sobre la mesa de Will, este alzó la mirada y sonrió alegre, Kyle embozó una sonrisa cuando bajo la mirada y vio que el uniforme le quedaba pequeño y lucia demasiado los tobillos, además no podía sentarse correctamente porque sus rodillas elevaban la mesa por los aires.
—Me puedes llamar Will—dijo removiéndose el pelo algo nervioso.
—Parece nombre de perro—rió Kyle.
—Deja de molestarle—gruñó Frederic, Kyle dejó escapar un suspiro.
—¿Qué es lo que te lleva molestando tanto tiempo, Freddy?—preguntó Kyle, Frederic rodó los ojos.
—Nada, Kyle. Nada.
No era necesario que Kyle supiera lo sucedido solo serían más problemas y Freddy ya estaba cansado de tener problemas.
Siempre había deseado tener algo de acción en su vida monótona pero esto ya sobrepasaba el límite de acción que deseaba.
Al acabar la clase todos recogieron la clase, Frederic notó que por alguna extraña razón Mike no le había dirigido la palabra en todo el día y cuando sus miradas se cruzaban este las esquivaba velozmente.
Estaba siendo un día demasiado extraño, Frederic solo deseaba llegar a casa para tirarse sobre el sofá y ver un poco la tele no tenía ganas de estudiar.
—Vamos a casa—dijo Frederic en la entrada del instituto, Will se rascó un poco la nuca.
—Voy a esperar a mi hermano—dijo tímidamente, Frederic asintió.
—Yo también esperaré—dijo sentándose en las escaleras junto a su nuevo amigo.
—No te preocupes mucho, Frederic. No ha sido tu culpa, mi hermano quiso ocupar tu lugar por propia voluntad—dijo en tono calmado, Freddy no paraba de preguntarse como el castaño podía ser tan buena persona.
—Gracias, la verdad que he estado preocupado toda la mañana—contestó intentando sonreír.
—Lo sé.
—¿Qué hacéis aquí?
Ambos se giraron para ver a William, el gemelo pelinegro, mirándoles desde la puerta del instituto.
—¡Ya saliste!—gritaron Will y Frederic a la vez, estos cambiaron miradas y rieron bajito.
—Sí, no fue para tanto. Solo una expulsión de una semana—sonrió William bajando las escaleras.
—¡Expulsión de una semana! ¡Eso es mucho!—gritó Frederic alterado.
—Me voy al parking a por la moto, no me esperéis—dijo prendiendo un cigarrillo.
—No te preocupes, bajito. Has sido la excusa perfecta para no venir a este antro, no estoy interesado en los estudios—escupió en un tono alegre.
—Pero..—empezó Frederic aun preocupado.
—Si William dice que no te preocupes no lo hagas, ¿vale?—dijo tiernamente Will, pasando su brazo por el hombro de Frederic.
—Toma tu mochila—dijo poniéndosela al bajo, fue entonces cuando las manos de William rozaron el cuello del adolescente, Frederic sintió aquel tacto de aquellos dedos fríos y delgados, lo que le asustó es que sintió que esos dedos ya le habían tocado antes, estaba segurísimo de eso.
—Me voy al parking a por la moto, no me esperéis—dijo prendiendo un cigarrillo.
Frederic se quedó mirando con la boca abierta como William se iba corriendo con aquellos pantalones negros pitillos ajustados a sus delgadas piernas pero que le caían un poco del culo y de las caderas.
William era muy atractivo, demasiado, a pesar de tener la misma cara que su gemelo Will, ambos tenían personalidades tan opuestas, todo era algo nuevo para Frederic.
—¿Ocurre algo Freddy? Te has quedado mirando la nada—dijo Will, Frederic parpadeó varias veces mirando al parking vacío sin indicios de William y su moto.
—¡Con que aquí estabais!—gritó Kyle acompañado de Mike.
Freddy y Will se giraron por el tremendo grito de Kyle.
—Vámonos ya a casa—dijo Freddy iniciando la marcha.
—Eso lo deberíamos decir nosotros, os llevamos buscando media hora—gruñó Kyle, Will se rio bajito caminando detrás de Frederic pero Mike le acarició el hombro al gigante castaño y le hizo un gesto para que esperara.
—Freddy—dijo Mike, Freddy giró la cabeza para ver a su amigo alto a su lado caminando con seriedad.
—Oh, ¿por fin te dignas a dirigirme la palabra?—preguntó Freddy con sarcasmo, los labios de Mike eran una línea firme.
—Frederic ¿Te encuentras bien?
Hubo dos cosas que le extrañó de esa misma pregunta a Freddy, primero Mike jamás le había llamado "Frederic" a no ser que hubiera algo que le tenía preocupado o molesto y el "¿Te encuentras bien?" afirmaba por completo que Mike estaba teniendo una confusión según Frederic.
—¿A qué viene esa pregunta? Acaso no ves que estoy bien—dijo señalándose.
—Frederic si hay algo que te tiene preocupado, o que no dejas de darle vueltas en la cabeza, por favor no te la guardes. Somos tus amigos queremos ayudarte.
—¿Por qué esta charla profunda? Estoy genial, Mike. Solo que he tenido un día algo alterado, dormir me sentara bien.
Mike asintió y pasó su mano por el hombro de Freddy.
—Vale, Freddy, pero ya sabes si quieres hablar estoy dispuesto a escucharte.
—Gracias por preocuparte, pero te estas preocupando por nada—rió Frederic, Mike clavó la mirada en su amigo preocupado.
—Bueno, hasta mañana chicos—dijo Kyle cruzando la calle junto a Mike.
—Adiós—dijeron Will y Frederic.
—¿Vives por aquí?—cuestionó Frederic al castaño.
—Sí, unas casas más por ahí.
—Debemos de ser casi vecinos—sonrió Frederic.
Ambos chicos se pararon en frente delante de aquellas dos casas pegadas mirándose aturdidos.
—Pues sí que somos vecinos, casi vivimos en la misma casa—comentó Frederic.
—¡Wow! Esto es magnífico.
Frederic se despidió de su nuevo amigo y entró en la casa, se encontró a su madre sonriente, luciendo un vestido que resaltaba su pelo castaño.
—¿Celebramos algo?—preguntó Frederic sonriendo.
—He invitado a cenar a los nuevos vecinos.
—¿En serio?
—Deben de estar a punto de llegar, estaban esperando a que llegara William del instituto.
Frederic asintió y subió a su cuarto, decidió cambiarse el uniforme por unos jeans y una camiseta negra.
Enseguida llamaron al timbre y bajó las escaleras para ver a Will junto a sus padres, Frederic se quedó pálido por un segundo cuando vio a la madre de Will aquella pelinegra lucia demasiado joven, era delgada y atractiva, tuvo de nuevo aquella extraña sensación como si ya la conociera de algo.
—Cuanto tiempo, Freddy—saludó risueño Will.
—Y que lo digas.
—Has crecido tanto Frederic—dijo la madre, el bajo intercambio miradas con la mujer confuso.
—Ya ni se acuerda de vosotros—comentó la madre de Frederic.
—¿Qué está pasando aquí?—preguntó Frederic desconcertado, su madre le pasó la mano por el pelo.
—Vamos a hablar mientras cenamos, ha pasado mucho tiempo desde que estuvimos juntos—sonrió, Frederic se quedó con Will en la entrada.
—¿Y tu hermano?
—No suele venir a casa nunca—dijo encogiendo los hombros, Frederic torció los labios y se sentó junto al castaño en la mesa.
—Han pasado ya tantos años—comenzó la madre de Will mirando a Frederic.
—Sí, han sido bastantes, Frederic ni se acordaba de sus anteriores vecinos—rió su madre.
—¿Qué tal te encuentras, Frederic?—dijo con una enorme sonrisa la madre de Will.
"Ah, así que de ahí viene la hermosa sonrisa de Will" pensó Frederic mirando a la bella mujer.
Hubo un momento incomodo después de aquella pregunta las dos madre intercambiaron una mirada fugaz sin que el bajo se pudiera dar cuenta de ello.
—Bien, voy bien—dijo mordisqueando un panecillo, Will por otro lado ya estaba por el segundo plato masticando felizmente el pollo.
—Hijo ve un momento a la cocina a por más pan, ¿quieres?
Frederic se levantó algo confuso, sentía como si su madre le estuviera diciendo que se largara de forma educada, pero tampoco quiso darle más vueltas.
Se asomó a la cocina—que estaba separada del comedor por una prolongación de la encimera— y sacó varias barras de pan de la despensa tirando varias escobas, su madre podría ser la mejor madre del mundo pero no era muy ordenada por eso Frederic siempre era el encargado de la limpieza de la casa la mayor parte del tiempo.
Frederic se giró al escuchar unos sonidos molestos contra el cristal de la puerta de la cocina que daba al jardín, se asomó tímidamente para ver la gran tormenta que se había formado y en medio de ella pudo ver a William empapado.
Frederic salió al jardín rápidamente y cogió de la mano a William, entrando ambos a la cocina.
—¿Qué hacías ahí fuera con la que está cayendo loco?—preguntó Frederic, William lucia varias heridas en la cara y tenía el labio algo rojizo—¿Estás bien?—preguntó Frederic mirando los ojos negros de William.
—¿Acaso crees que estoy bien?—preguntó con voz ronca.
Aquellas palabras hicieron que Frederic sintiera unas ganas tremendas de consolarle, de darle un enorme abrazo e incluso por su mente pasó la idea de depositar varios besos en aquellos pequeños labios rojizos, pero simplemente se quedó parado mirando la cara de sufrimiento del azabache, sin saber qué hacer, se sentía un inútil.
—¿T-te puedo ayudar en algo?
Frederic se sentía en deuda con el gemelo azabache, William se había sacrificado por él. Frederic tenía que recompensarle de alguna forma, tenía que haber algo en lo que él pudiera ser de utilidad.—¿Quieres ayudarme? Entonces no te muevas—dijo pasando su lengua por sus labios.Los ojos de Frederic se abrieron cuando William ya estaba rozando su nariz con la suya, besó sus labios sin que el bajo pudiera hacer ningún movimiento, las manos de William le acorralaban contra la encimera de la cocina impidiendo que este pudiera huir, después fue cerrando los ojos poco a poco dejándose llevar por el sabor de la boca de William, un sabor amargo a cigarrillos.Frederic quiso entrelazar sus manos con el cuerpo del gigante, tocar su pelo, sentir su cazadora mojada, necesitaba palpar su cuerpo pero sus deseos fueron interrumpidos por las manos de William que sujetaron las manos del adolescente para que este no hiciera ningún movimiento.—Te dije que no te movieras—advirtió.Frederic tragó grueso,
Frederic se sentía en el desierto, su armario era una sauna, logró quitarse la camisa y bajarse el pantalón mientras (con la respiración acelerada) asomaba la mirada por la puerta del armario, excitándose y tocándose el pene con cada embestida que daba William a su gemelo castaño. Este gemía de placer cada vez que el pelinegro le tocaba, cada vez que le susurraba cosas lascivas al oído, todo era sudor, caricias y duros golpes contra la cama.Entonces Frederic se planteó si eso de verdad era correcto.¿Se veía así él cuando William le acarició? Frederic miraba las expresiones de Will con recelo, este abría a medias la boca para que su hermano introdujera con fuerza sus dedos y estos fueran humedecidos por la saliva del castaño, luego William los lamia también y después los deslizaba por el cuerpo de su hermano hasta introducirlos por el culo de Will con dureza, no había nada de gentileza en ninguno de sus actos, todo era sexo salvaje. Frederic observaba como Will clavaba sus uñas en
La mañana siguiente fue un sábado cálido y agradable, Frederic se despertó siendo abrazado y estampado contra el pecho del castaño mientras este emitía dulces ronquidos y sonreía tiernamente, Frederic miró a su alrededor. No recuerda cuándo se durmió pero si recuerda que William se fue a media noche por la ventana mientras Will dormía.Frederic dio un largo suspiro. Despertar siendo abrazado por un hombre no se lo habría imaginado ni en el mejor de sus sueños, aunque claro el hasta hace un par de días creía que era heterosexual, pero al parecer sus gustos en el amor eran una increíble sorpresa hasta para el propio Frederic, pero ya daba igual, él había comprendido que era el amor."Sí, el amor es una sensación como el verano, cuando llega sientes calor y disfrutas de ella" pensó alegre.Ese era su amor.—Buenos días—susurró Will con voz ronca.Frederic estiró el cuello, todavía se sentía extraño el estar ahí tumbado (desnudo) junto a otro hombre, esa había sido su cama durante 17 añ
—Continúa—dijo una voz, aunque Frederic ya no estaba seguro de si eran voces de su propia cabeza o de si era la voz de una persona.—He cometido actos lujuriosos, yo nunca había deseado eso hasta ahora, pero mi mente ahora esta manchada y mi alma también—gimió—Ya no sé a quién debo amar, no sé qué es el amor, no sé nada. Pero mi cuerpo no para de desear arrancar el fruto del pecado siendo acariciado por dos chicos.—Entonces acepta la lujuria y vive bajo el pecado.Freddy abrió los ojos como platos.¿Qué clase de respuesta era esa? ¿Dónde estaba su perdón divino? ¿Acaso él ya iba a ir al infierno? ¿Era eso? ¿Él ya estaba condenado para toda la eternidad?—P-pero quiero s-ser perdonado.—¿Estás seguro de que quieres ser perdonado?Frederic abrió la boca para responder pero sus palabras no salieron, quizás el cura tenía razón, él no quería ser perdonado, él disfrutaba de la sensación de que su cuerpo estuviera empapado del sudor de uno de los gemelos, que le acariciaran el pelo y sob
Frederic se dio una buena ducha con agua bien caliente, se enjabonó el pelo con el champú de su madre de frutas del bosque, ya que el suyo se acabó. Disfrutó de pasar sus manos por todo su cuerpo imaginándose que sus manos eran las de William o las de Will, era la primera vez que Frederic se masturbaba pero hacerlo bajo el agua era terriblemente excitante y encima no se sentía nada sucio al hacerlo el agua le limpiaba y volvía a tocarse el pene una vez más, sus gemidos emitían eco en aquel pequeño baño pero el bajo se enorgulleció de que el mismo fuera capaz de llegar a la plena erección de su pene él solo.Después salió desnudo y miró la ropa que había elegido para esa noche, unos vaqueros rotos por las rodillas y una camisa negra ancha, era lo único decente que había encontrado entre las blusas y pantalones de pana que su madre había elegido para cuando tuviera que ir a misa, aunque claro Frederic ya no se sentía tan creyente después de haber follado en la misma mesa donde el cura
—¿William?—dijo Brandon algo decepcionado.—Sí.Frederic tenía clavada su mirada contra la de William, que sonreía y le miraba mordiéndose el labio provocando a Frederic.—Él- él me..hip... dijo que viniera... y .. hip...ahora no habla—hipeó Frederic dando otro trago a su bebida.—Eh, eh, está bebiendo mucho—dijo Víctor alarmado.—Déjale, esto será divertido como en los viejos tiempos—rió Sean echando una pastilla sacada de su bolsillo en la bebida y ofreciéndosela a Frederic, este se la bebió sin darse cuenta de nada.—Esto me está cabreando—escupió William, cogiendo a Frederic de la muñeca. Este ya se balanceaba.—¡Ey, a dónde vas!—gritó Sean.—N-no v-ves que me lle-lleva—hipeó Frederic sonriendo, los tres chicos sentados en la mesa intercambiaron miradas.—Esta más mal de lo que creía—dijo Sean cruzándose de piernas.—¿Qué le has dado?—preguntó curioso Brandon.—Unas alucinógenas, no son muy fuertes.—Pero mezcladas con alcohol..—continuo Víctor preocupado.—Freddy ya está acostumb
Frederic se levantó sobresaltado de la cama,empapado de sudor y con el pelo chorreando mientras su pecho subía y bajaba a toda velocidad. El chico de tan solo 17 años de edad no estaba acostumbrado a tener pesadillas, pero cuando las padecía era como si todo su cuerpo viajara a lugares inhóspitos rodeados de gente desconocida, oscuridad y de una persona que siempre aparecía vestida de negro, un niño con una sonrisa angelical que se camuflaba tras una máscara llena de malicia y terror. Era la cuarta vez en toda la semana que Frederic soñaba con aquel chico empujándole por unas escaleras hacia el vacío, pero en sus sueños él parecía conocer a aquel misterioso niño al que llamaba ''William'' tiernamente, como si fuera un recuerdo de la infancia previamente olvidada.—¿Qué ocurre Freddy? ¿Has dormido mal?— preguntó la señora Evans.—Solo tuve un mal sueño—dijo aún soñoliento Frederic, su madre le sonrió y le acarició el pelo con ternura.—Ven rápido o el desayuno se te enfriara—le sonri
—¿Qué ha pasado aquí?Freddy abrió los ojos asustado, la ventana de su habitación estaba abierta chocando contra la pared formando un eco molesto de ''pom'' ''pom'' ''pom'' muchos de sus libros estaban tirados por el suelo, su cama estaba deshecha. El chico se quedó paralizado dándole vueltas a la situación en su cabeza, temblando y sudando frío, solo podía haber dos posibilidades la más acertada era que un ladrón hubiera entrado en su casa pero; ¿Qué de interesante había en la habitación de un adolescente? Y la segunda opción era que su madre hubiera llegado antes de trabajar y estuviera buscando algo en su cuarto pero esto era poco probable, su madre trabajaba a media jornada en dos trabajos y nunca se ausentaba de ellos.—Mierda.Frederic se mordió el labio, no era un chico valiente pero empezó a recorrer su casa corriendo y encendiendo la luz.Debería estar en calma pero el bajo no podía sentirse tranquilo pensando que un extraño podría estar en su casa observándole. Frederic t