Camila Narra No entiendo porque Javier y mi papá son tan exagerados, solo bebí un poco y me acusan de estar ebria. El pobre Alonso tuvo que salir arrancando, si no me había hecho nada. Yo le pedí que me sacara al jardín para respirar un poco, pero no me dejaron hablar, y ahora me llevan en el auto aplicando la ley de hielo, no me miran, además, en todo el camino mi papá no me ha dicho nada. Ya llegamos a casa y me mandó a mi cuarto y eso es todo ¡que rabia! Desperté con un terrible dolor de cabeza, es como si me hubiera tomado una botella de licor, ¡no volveré a beber en mi vida!, me siento horrible y me voy a sentir peor cuando mi padre hable conmigo, porque si no dijo nada anoche, hoy no me salvo. Me duché, lavé mi cabello y me vestí, pero el dolor de cabeza no paraba, necesitaba unas aspirinas. Fui donde mí papá, pero no lo encontré, así que me vi en la obligación de ir a pedirle a Javier; golpeé la puerta en tres oportunidades y nadie respondió, pensé que nadie se encontraba; v
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