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Capítulo 4 ¡Esos Malditos Celos!

Camila Narra

No entiendo porque Javier y mi papá son tan exagerados, solo bebí un poco y me acusan de estar ebria.  El pobre Alonso tuvo que salir arrancando, si no me había hecho nada. Yo le pedí que me sacara al jardín para respirar un poco, pero no me dejaron hablar, y ahora me llevan en el auto aplicando la ley de hielo, no me miran, además, en todo el camino mi papá no me ha dicho nada. Ya llegamos a casa y me mandó a mi cuarto y eso es todo ¡que rabia!

Desperté con un terrible dolor de cabeza, es como si me hubiera tomado una botella de licor, ¡no volveré a beber en mi vida!, me siento horrible y me voy a sentir peor cuando mi padre hable conmigo, porque si no dijo nada anoche, hoy no me salvo.

Me duché, lavé mi cabello y me vestí, pero el dolor de cabeza no paraba, necesitaba unas aspirinas. Fui donde mí papá, pero no lo encontré, así que me vi en la obligación de ir a pedirle a Javier; golpeé la puerta en tres oportunidades y nadie respondió, pensé que nadie se encontraba; vi que estaba sin seguro, así que entré porque él siempre guardaba aspirinas u otro medicamento en su velador.

Al entrar me llamó la atención el desorden, estaba la ropa de Javier tirada por todas partes. Cuando vi ropa interior de mujer, mi corazón se quebró, Elizabeth paso la noche con Javier, mis lagrimas empezaron a caer y no podía detenerlas, luego sentí ruidos en el baño, supe que seguían ahí, salí corriendo, dejé tiradas las aspirinas y cerré la puerta con un portazo. Y entré a mi cuarto, llorando con una mezcla de tristeza y rabia, ¿por qué me tenía que pasar esto a mí? Tomé el marco con la foto donde estábamos él y yo, la lancé llena de odio y rabia vi como se hizo añicos, en la pared mientras yo me desmoronaba de dolor.

Javier Narra

Estábamos bañándonos con Elizabeth, habíamos pasado la noche juntos. Íbamos saliendo del baño cuando siento que cierran la puerta de un golpe, miré y vi mi velador abierto, había unas aspirinas tiradas en el suelo. Me tomé la cabeza y pensé en mi princesa, seguramente había entrado a buscar aspirinas y nos sintió y salió arrancando, ¡cómo no dejé la puerta con seguro! Se cuanto la lastima verme con Elizabeth, como pude ser tan estúpido. Tengo que hablar con Camila y ver como está. Me arreglo rápido y le pido a Elizabeth me compre algunas cosas que necesito, así tengo tiempo de hablar tranquilo con mi princesa.

 Entré a su cuarto y con lo primero que me encuentro es con un marco de fotos destrozado, lo tomo y es una foto nuestra, le quito los vidrios y lo coloco en un mueble. Está sufriendo por mi culpa. Sale del baño llorando; cuando me ve, desvía su mirada y le pregunto:

- ¿Por qué está el marco de fotos destrozado? - Ella no responde, pero luego me dice:

- ¿Qué te importa? ¡Déjame sola por favor! ¡Sal de aquí!

 Me acerco a ella, le seco las lágrimas y le pasó las aspirinas que se le habían caído en mi dormitorio.

-Fuiste a buscarlas y se te quedaron.

- Gracias, ahora puedes dejarme sola. 

- No me voy hasta que conversemos necesito saber ¿qué pasa contigo? 

- Ya te lo dije ¡no te importa! 

- Ven siéntate aquí a mi lado princesa… Tú sabes lo importante que eres para mí, y si me voy es por un tiempo, no es para siempre, pero eso no significa que no me importes. Su reacción me sorprendió…

- ¡Mentiroso! ¿Por qué me mientes? 

- ¿Por qué dices que miento? 

- Hace meses que no me tomas en cuenta, te llamo y la mayoría de las veces no me contestas y, cuando apareciste con tu novia perfecta me dejaste de lado; cada vez que venias ya no compartías conmigo, solo estabas revolcándote con esa mujer. ¿Te importó cómo yo me sentía? ¡No! Ayer a penas me diste un saludo, me ignoraste hasta que me viste con Alonso y en ese momento vino tu preocupación por mí, ¡no seas hipócrita! 

-Tienes que entender que ahora estoy más ocupado, además, me enamoré. Por eso ya no puedo estar tan pendiente de ti, pero eso no significa que ya no te ame. Y tienes que darle una oportunidad a Elizabeth, te tiene mucho cariño pero tú no la aceptas, incluso, para que sepas, algunas de las peleas son porque ella interviene a tu favor.

No podía ver esos ojos llenos de rabia, y saber lo que pensaba de mí, aunque quise hacerla razonar, no me dejó y salió de su cuarto dejándome solo. Cuando voy saliendo me encuentro con Juan Pablo que me informa que mi padre quiere conversar con ambos en su estudio.

Camila Narra

Salí del baño llorando, y me encuentro con Javier mirándome. Me duele verlo con ella, este sentimiento es más fuerte que yo. Me pregunta ¿qué paso con la foto y qué me pasa? No me escucha, aunque le repito que me deje sola y qué lo que me pase no le tiene que importar, pero no sé si no se da cuenta o qué. Empieza a decirme que soy importante para él, que me ama y bla, bla, bla.

En ese momento exploto y lo miro con ojos llenos de rabia y le digo lo que siento. Y de nuevo empezó a explicarme porque actuaba así, pero no lo quería oír más así que me fui y lo dejé solo.

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