Días después. —Lo que hiciste fue muy tonto Carlos Gabriel —advirtió Antonio Duarte—, te dije que te estás enfrentando a una organización internacional, es un milagro que salieras vivo de aquel bar —espetó—, si vas a hacer las cosas a tu manera, nosotros estamos perdiendo el tiempo —rebatió. Gabo inhaló profundo y presionó los puños. —Lo lamento, solo quería dar con esa mujer —expresó en tono seco. —¿Qué han averiguado?Antonio sacó un folder de su escritorio. —Ese hombre Gael, está muerto, lo asesinaron dos meses después de aquel incendio —informó—, así que no tenemos pistas, y de la tal Violet, es como si se la hubiera tragado la tierra, hemos seguido a la señora Amanda Fox, pero no ha dado señales sospechosas, y su hermana anda de vacaciones —informó. Gabo negó con la cabeza, y soltó un resoplido. —Estamos como al principio —gruñó.—En estas cosas debes tener paciencia, no podemos alertar a la policía, en muchos casos ellos son cómplices de estas bandas —expresó—, pondré a mi
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