Sara Definitivamente, quede idiotizada desde que lo vi aparecer doblando la esquina, caminaba como si el lugar le perteneciera, traía un traje neg.ro slim fit de tres piezas, sus zapatos me encantaron, eran obscuros de la parte del talón, con un degradado hacia el frente para terminar en un color café. Ya enfrenté de mí, ¡Dios...! No bastaba con su apariencia, olía increíble, en su fragancia se percibía notas de madera, cuero y algo más que mi nariz inexperta jamás sabría. Mi cerebro ni funcionaba, mi cuerpo en automático mando mi mano derecha para saludar ¡Tonta!, él siendo educado la tomo y la estrecho, otro error más, al tocarlo sentí que el corazón podría salir por mi boca, de lo desbocado que estaba. — ¡Buenas noches!, hoy luces... ¡Wow! — dijo y sin soltarme, se acercó para saludarme con un beso en la mejilla, — ¡Umh! Y hueles delicioso — susurro en mi oído, ¡Genial!, de no tener buen resorte mis pantis ya estarían en el piso. Paso mi mano por su brazo y se puso a mi lado,
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