Sara
Afortunadamente, mi día estuvo tan ocupado que el tiempo se me fue volando, cuando menos me di cuenta tenía a Karen fuera de mi oficina, mi chaperón venía a decirme que era hora de irnos. No tarde mucho, solo unos pequeños toques a mi maquillaje y cambiar a un vestido, nada pretencioso, sobrio y de buen gusto.
En el restaurante, en la entrada, tenía una reservación a mi nombre, seguro Daniel la había hecho, Karen fue a la barra, me dijo que disfrutaría de la cena, obviamente yo invitaba, un pequeño gesto de agradecimiento por su compañía y servicio de guardaespaldas.
A mí me indicaron que fuera a un cubículo apartado, era gracioso que solo lo dividieran paneles de cristal, aun así, bastante gruesos que impedirían la salida de nuestra conversación.
Pasaron 15 minutos después de las 7 y él no aparecía, bebía pequeños sorbos de un té delicioso, en lo que esperaba, mi decepción se incrementaba con el paso de los minutos, la verdad si moría de ganas de verlo en persona, sobre todo eran las ansias de saber si podría haber algo entre nosotros, ¿tendríamos química? O había invertido mi tiempo a lo tonto.
Un mensaje me saco de mis pensamientos catastróficos sobre lo que pudo haberle pasado a Daniel, para dejarme esperando.
“Sara, lamento no poder acudir a nuestra primera cita, no soy de los que da excusas, debes saber que fue algo fuera de mi control. Por favor prueba la excelente comida que a continuación te servirán, una pequeña ofrenda para que consideres darme la oportunidad de poder invitarte a una siguiente cita.”
Los platillos no se hicieron esperar, ya que Daniel no vendría, le envié un mensaje a Karen para que se cambiara a mi mesa, cuando llego le mostré el mensaje y me dijo que por lo menos no era un patán que me hubiera dejado colgada.
Entre nuestra charla, lo delicioso de la cena y los vinos que acompañaron a cada uno de los platillos, nos sentimos contentas, al menos yo y mi baja tolerancia al alcohol.
Al terminar pedí la cuenta, aunque Daniel hubiera dado a entender que la cena la invitaba él, gratamente me informaron que todo había sido cubierto y me entregaron una tarjeta. “Gracias por aceptar la cena, quiere decir que próximamente tendremos nuestra cita”
Con el alcohol en mi sistema, no reaccione enseguida, Karen, por otro lado, de inmediato le pregunto al mesero — ¿Ustedes escribieron la nota o alguien la entrego? — el mesero le dijo que preguntaría, ya en la salida nos alcanzó y dijo que la nota era de quien pago la cuenta.
Karen y yo llegamos a la misma conclusión, él había estado allí, pensé en varias posibilidades, todas ellas fatalistas.
Marco
¿En qué me había metido? “¡aah!” ya era muy tarde para arrepentimientos, eso me enseñará a no ser curioso, siempre escuchaba el “ding” de los múltiples mensajes que llegaban a su celular, no me molestaba, sobra decir que de esos mensajes el 80% estaban relacionados conmigo.
Note la diferencia cuando le sonreía tontamente a la pantalla, hasta me ignoraba en ocasiones, lo que me llevo a querer saber ¿qué diablos le pasaba?
Aproveche que bajo la guardia y tome su celular, para encontrarme con un mensaje que decía; “Una caminata que aligere tus pensamientos” no entendí de que trataba, así que le cuestione:
— Es una chica que estoy conociendo de una aplicación de citas — me contesto.
— ¿Por qué usarías una aplicación de esas? Aquí tienes la oportunidad de conocer a las mujeres más bellas, no lo puedes negar.
— ¡Claro! Mis horarios son el inconveniente, además tus chicas hermosas tienen una horrenda personalidad.
— Bueno, no pueden ser perfectas, eso no existe.
Observe su celular y respondí al mensaje “Meditar podría ser la solución a una mente caótica”, luego de ello seguimos con el intercambio, solo sabía que se llamaba Sara, podía hacerla seguir mi tren de pensamientos, encontraba divertido mi sentido del humor, muchos no lo soportan por ser ácido y algo molesto, por decir verdades veladas de sarcasmo y humor.
Era divertido mensajear con ella, desde que llegaba Daniel, le decomisaba el celular para seguir con mis disertaciones filosóficas, teorías utópicas, otras no tanto y planes de conquistar el mundo. Daniel, por su parte, encontró estimulante que yo hubiera desarrollado un genuino interés por ella.
— ¿Estás de acuerdo que siga con esto? No te molesta que arruinara tu posible conquista — le cuestione, se cruzó de brazos, lo pensó un instante. Me decepciono que no respondiera de inmediato, ¿qué haría si decía que le gustaba?
— ¡No!, ¿por qué? Planeas conocerla — respondió.
Como si la hubiera invocado me envió un mensaje en el que decía que quería escuchar mi voz, me tomo desprevenido, yo apenas estaba intentando aclarar mis pensamientos sobre mi intromisión en la vida amorosa de mi asistente.
No respondí al mensaje, lo que hice fue preguntarle a Daniel sobre Sara, esa tarde cancelé una comida con mi madre para que Daniel me pudiera mostrar la aplicación, donde se encontraba su perfil, era la primera vez que veía su foto.
Fue toda una sorpresa, no era como las chicas con las que suelo salir, no es que fuera fea, para nada, tan solo verla sabía que era de las chicas buenas, eso me detuvo por un rato para considerar realmente si debía seguir con este juego.
Se me ocurrió que podría ser divertido salir de mi zona de confort, en cuanto a que yo no fuera Daniel, ya vería como resolverlo en el momento.
Al día siguiente tenía una cita a las 5 pm en el Four Seasons de Reforma, por lo que aproveche y la invite a ILBecco, nunca imagine que mi charla con los del grupo Cavanaough se alargaría, me fue imposible acudir a nuestra cita, envié a Daniel para que averiguara si Sara seguía esperándome.
Ella seguía pacientemente sentada después de 30 minutos de retraso, no me equivoque con mi percepción sobre ella, era de las chicas educadas y buenas. Nada que ver con las que suelo salir, un minuto tarde y demandan mi atención o se ponen impertinentes.
A forma de disculpa le invité la cena, ya que yo fui forzado a cenar con los Cavanaough; al salir yo mismo fui a pagar la cuenta, un vistazo rápido para cerciorarme de que disfrutaba de la cena, la vi acompañada de una mujer, se veían alegres, al menos no era de las que guardara rencores, cualquiera se hubiera ofendido por la repentina cancelación.
Marco Esa noche no hubo mensajes, tenía días que le compre un nuevo celular a Daniel para que me cediera el suyo, de ese modo era más cómodo. En la mañana, como siempre desperté al escuchar la música de la alarma, una rutina que mantiene mi cuerpo y mente en óptimo estado, programe las persianas de todo el pent-house para que se abran al sonar la alarma. Hoy no tendería la cama como de costumbre, toca cambio de blancos, por lo que se lo dejaría a Estela. Al no tener ganas de correr opté por bajar hasta la alberca y nadar por cerca de una hora, suelo ejercitarme en el parque La Mexicana, últimamente no lo encuentro placentero, pues tengo una acosadora que piensa que su horrible timbre de voz es agradable de escuchar, aún menos sus avances y coqueteos que me sacan de quicio. De regreso a mi piso, mientras me aseo escucho las noticias financieras para saber cómo amaneció el movimiento de las bolsas de valores, ya que no tengo desayunos o almuerzos agendados, Estela me tiene el d
Marco Una vez concertada la cita, ya había decidido seguir con la farsa de ser Daniel Castillo, no podía ir por allí siendo Marco Augusto Añorve Lueguer, el dueño detrás de Grupo Añorve, saliendo con sabe Dios quién, un punto a mi favor es que mi rostro no era conocido, redes sociales solo las del grupo, nada de mi persona o mi familia circulaba en los medios, me encargo de ello de forma meticulosa, ya vi el desastre que viene con la exposición. Lo que halle en esa cita fue una Sara muy natural, su atuendo bastante básico, sin una gota de maquillaje, todo indicaba que la tome desprevenida, sin quejas de mi parte, las grandes producciones y plastas de maquillaje suelen disgustarme. Eran muy transparentes sus gesticulaciones, ya que delataban sus pensamientos, por lo menos me dejo ver que le era atractivo, cada que le sonreía, un ligero rubor rosado subía a sus mejillas. Era evidente su incredulidad, le entregué la tarjeta que le había pedido a Daniel, yo había planeado convencerla
Sara Todo aquello había sido algo que jamás me hubiera imaginado, yo ya tenía la imagen de Daniel, porque hasta cierto grado los mensajes me hacían pensar que podíamos congeniar, ahora con esto me quedaba con una sensación de escepticismo. Ni decir que en cuanto me dijo que en efecto él era Daniel quise salir corriendo del lugar, yo toda así en el peor estado en el que me pude presentar y él tan... ¡Argh! Lo primero fue hacer una videollamada con Miriam y Karen para contarles la fantástica aventura que me había ocurrido, porque analizándolo seguramente esta sería una buena historia, como esas que cuentan las mamis diciendo que tuvieron un amor de novela, el mío no llego a tanto, pero no podía quejarme. La cena me la pasé divagando, observándolo y babeando, sus modales en la mesa, lo atento que era, son cosas que están casi extintas, es como si hubiera descubierto el último fósil del más maravilloso dinosaurio que haya existido en la tierra. Miriam desestimo que aquel hombre fuer
Sara Definitivamente, quede idiotizada desde que lo vi aparecer doblando la esquina, caminaba como si el lugar le perteneciera, traía un traje neg.ro slim fit de tres piezas, sus zapatos me encantaron, eran obscuros de la parte del talón, con un degradado hacia el frente para terminar en un color café. Ya enfrenté de mí, ¡Dios...! No bastaba con su apariencia, olía increíble, en su fragancia se percibía notas de madera, cuero y algo más que mi nariz inexperta jamás sabría. Mi cerebro ni funcionaba, mi cuerpo en automático mando mi mano derecha para saludar ¡Tonta!, él siendo educado la tomo y la estrecho, otro error más, al tocarlo sentí que el corazón podría salir por mi boca, de lo desbocado que estaba. — ¡Buenas noches!, hoy luces... ¡Wow! — dijo y sin soltarme, se acercó para saludarme con un beso en la mejilla, — ¡Umh! Y hueles delicioso — susurro en mi oído, ¡Genial!, de no tener buen resorte mis pantis ya estarían en el piso. Paso mi mano por su brazo y se puso a mi lado,
Sara Llegue extasiada a mi apartamento, esa despedida me encanto, me había robado un beso, que, aunque solo choco sus labios con los míos, fue suficiente para mandarme a la nube 9.Entre dando vueltas y brinquitos, esa noche me costó mucho conciliar el sueño, repase cada momento de nuestra cita, lo atontada que me dejo con su apariencia, con su forma de coquetear y soltar frases halagadoras. Sin lugar a dudas en mis fallidas relaciones no había conocido alguien como él, olvidemos su apariencia, su personalidad era de lo más encantadora y atrayente, me sentía como abeja, con un jardín repleto de flores, ¡Aah! Debía frenarme y no dejarme ir como “gorda en tobogán”, había varias posibilidades; que fuera cierto lo que decía, o que solo se estuviera permitiendo bajar sus estándares para divertirse con alguien como yo, y otras que mejor descarto por ser aterradoras. Por supuesto que Miriam y Karen querían detalles que yo gustosa compartí con ellas, parecíamos adolescentes con nuestros g
Marco Nunca me decepcionaban sus reacciones, su cara reflejaba la sorpresa, parecía que la había “agarrado con las manos en la masa”, a un lado de ella, me disculpe con el sujeto con el que estaba. — ¡Disculpa!, esto — y los señalé a ambos — no va a funcionar, las relaciones no se deben forzar — el hombre se quedó sin decir palabra, con la boca abierta. ¿Cómo llegue aquí? Al parecer el hecho de pensar en una persona la hace difícil de perder de vista, después de un desayuno en la casa de mi madre, me ofrecí a llevarla a su cita en el spa “Anandi” de camino me percaté de una joven que caminaba a toda prisa por la acera a lado de donde circulábamos. En lo que esperábamos a que el semáforo en rojo cambiara, ella aprovechó para cruzar, dejándome verla, era Sara que camino directo para entrar en una cafetería. Mi pensamiento fue que era algo así como que me había levantado con suerte, por lo que pisé el acelerador y fui a dejar a mi madre, por fortuna eran solo unas cuantas cuadras, l
Sara El yoga por las mañanas hacía maravillas, no solo mi cuerpo lo reflejaba, ayudaba también a mi mente, y por supuesto que la vista era espectacular, ¿Por qué será que está lleno de chicos condenadamente buenísimos?, era tan motivador llegar en las mañanas y verlos. El shot justo de energía que necesitaba para ir contenta al trabajo. Ahora que había logrado hacerme de más tiempo, pude empezar a contactar con nuevos y posibles proveedores, siempre es bueno tener gente que te pueda sacar de apuros. Aquí siempre tenía clientes que estaban dispuestos a comprar mercancía que tuviera una alta rotación y gracias a los chinos que seguían recomendándome, mi cartera se veía cada vez más llena. Cerca de las 11 am necesitaba mi té y estirar las piernas, saliendo de la oficina y de camino a la cocineta, tuve que regresar, pues el teléfono sonaba, del lobby me hablaban para que fuera a recoger un paquete. Flores, las cuales venían con todo y vasija, me reí, eran rosas, lilis, margaritas y otr
Sara Algo se apoderó de mí, que cuando sentí sus labios no pude contenerme, quería más, ¡Ahh! Mi cuerpo tenía voluntad propia, ¡ja, ja, ja! Buena forma de zafarme de mi responsabilidad, ¿no? ¿Y qué si salía lastimada? Bueno, intentaré gobernar mi corazón, lo he pensado demasiado y creo que todavía puedo darme el lujo de experimentar una aventura de este calibre. Al día siguiente algo cambio, el primer mensaje de Daniel me decía lo mucho que deseaba verme para repetir el beso, tan solo recordarlo, me gano una risa nerviosa, no suelo ser así, pero que más daba, esta ocasión me permitiré hacer y decir todo aquello que siempre me reprimo por temor a ser juzgada. Por extraño que parezca con Daniel, sentía que podía hablar de lo que fuera sin ser criticada, él mismo me alentaba para que le siguiera enviando esos mensajes interminables con mis pensamientos, dijo que era la mejor forma de conocerme. Una vez decidido que me comportaría como nunca antes lo había hecho, le envié un mensa