Sara Algo se apoderó de mí, que cuando sentí sus labios no pude contenerme, quería más, ¡Ahh! Mi cuerpo tenía voluntad propia, ¡ja, ja, ja! Buena forma de zafarme de mi responsabilidad, ¿no? ¿Y qué si salía lastimada? Bueno, intentaré gobernar mi corazón, lo he pensado demasiado y creo que todavía puedo darme el lujo de experimentar una aventura de este calibre. Al día siguiente algo cambio, el primer mensaje de Daniel me decía lo mucho que deseaba verme para repetir el beso, tan solo recordarlo, me gano una risa nerviosa, no suelo ser así, pero que más daba, esta ocasión me permitiré hacer y decir todo aquello que siempre me reprimo por temor a ser juzgada. Por extraño que parezca con Daniel, sentía que podía hablar de lo que fuera sin ser criticada, él mismo me alentaba para que le siguiera enviando esos mensajes interminables con mis pensamientos, dijo que era la mejor forma de conocerme. Una vez decidido que me comportaría como nunca antes lo había hecho, le envié un mensa
Sara Agradecida que no me mando a volar con mi petición de que se hiciera análisis de ETS, al estar deslumbrada y tan atraída por él debía cubrir las bases, cuando uno tiene encuentros sexuales con el novio, la mayoría confía en que este sano, y que no sea un mentiroso de si tiene o no una vida sexual riesgosa. Todo se veía en orden,aun así, no dejaría de utilizar las precauciones de siempre, el leer los resultados me dio una emoción inmensa, era una muestra de que quería intimar conmigo, Miriam me bajo a la realidad diciendo que cualquier hombre que se jacta de serlo, jamás se niega. Toda nuestra tarde de sábado se fue buscando lencería sexy, por suerte encontramos muchas cosas, no sabía siquiera si podría lucírselas. Claro que se sorprendería, en varias ocasiones me ha dicho que mi primera impresión es de mujer mesurada, no está equivocado así me eh conducido por la mayor parte d
Sara ¡Un desperdicio!, pensé, sabía que decía la verdad, la forma en que me tocó, beso y sobre todo sus ojos me confirmaban lo mucho que quería lo mismo que yo; entendí que quisiera tomarse su tiempo, pero las ganas de tener sexo, me superaron y me hicieron proponérselo, cuando se lo dije, al oír salir esas palabras de mi boca me sorprendí. El lunes me envió una foto donde a lo lejos se veía el cerro de “La silla”, eso probaba que estaba en Monterrey, ya sin mis sentidos nublados, lo comprendía y no haría pucheros, pero tanto baile y besuqueo me pusieron a 100. No respondí a su mensaje, espere a que fuera más tarde y le envíe la foto de uno de los conjuntos de lencería que compre, diciéndole que debía apresurarse, porque deseaba usarlo esta misma semana. La comunicación se cortó o entro a alguna zona sin cobertura, algo tenía que haber sucedido, espero que no estuviera siendo yo muy insistente, cómo fuera ya lo había hecho. Lo único que tenía para distraerme era el trabajo, n
ADVERTENCIA: "El texto incluye contenido sexual explícito, léalo bajo su responsabilidad" Sara Mis sentidos cargados de deseo, el aroma a madera, cítricos y muy masculino de Daniel solo me hacían humedecerme aún más, el calor que irradiaba me hizo sentirme cual masilla moldeable a sus manos que me tenían apretada a él. Me separo y desabrocho mi blazer, sus ojos y su expresión decían lo mucho que le agradaba lo que había encontrado, me lo retire para aventarlo junto a mi bolso. Sus manos fueron a tomar mis hombros, lo que me dio un pequeño estremecimiento, nunca antes había sentido esta sensación al contacto con alguien, ¿Cómo era posible que me pusiera en estado febril y pusiera en alerta mi zona intima? ¿Sería su toque, o la forma en que sus ojos me veían?, lo que me trasmitía su mirada era que quería devorarme, el corazón que estaba acelerado y la imaginación que se anticipaba a lo que estaba por venir. ¿Dejarse ir?, nunca antes lo había hecho, satisfacer mis fantasías, m
Marco Desperté por el sonido del timbre, ¿quién, ¡diablos!, se atrevía a molestar? Me incorporé, estaba solo en la cama, me puse la bata, las puertas de la recámara estaban cerradas, quizá Sara se bañaba. En la sala, tomé mi celular y vi las múltiples llamadas de Daniel, recordé que iba camino a abrir la puerta. Daniel se encontraba fuera. — Llame varias veces, pero al no contestar decidí venir — me dijo, no lo deje pasar, regrese al baño, la puerta estaba abierta, en la sala no estaban las cosas de Sara. — Ya puedes entrar — lo llamé. — ¿Qué haces aquí? — le cuestione. — Traje el contrato de confidencialidad y lo usual — respondió, lo vi como si fuera tonto. — Esto no aplica a Sara, ¿O modificaste el nombre? — Por supuesto, no tendrá validez legal, pero tendría un poder disuasivo, como lo hace en la mayor parte de los casos — solo negué. — No será necesario, como puedes ver, he sido abandonado, no me he enterado de cuando se escabullo. Me entrego el cambio de rop
Sara Mentiría si dijera que no me importo que Daniel no diera señales, no quise arruinar mi precioso tiempo con mis padres por estar pensando en lo que él estuviera sintiendo, creo que hasta cierto punto creí, era algo dramático. El lunes en el trabajo necesitaba saber si estaba molesto, por lo que le envié un mensaje preguntándole si estaba ocupado; pero nada. Y qué, si corto comunicación, no porque lo dejara en el hotel, si no por haber conseguido lo que quería, era una posibilidad, lo llamé, me mando al buzón. ¿Cómo me disculparía si no me dejaba? Ya que a él le encantaba enviar cosas, ¿Le gustaría recibirlas? Llame a Grupo Añorve para averiguar si Daniel estaba allí, cabía la posibilidad de que no se encontrara en las oficinas y para efectos no tengo la menor idea de dónde vive. Luego de asegurarle a la persona al otro lado de la línea que era para que recibiera un paquete que le enviaba Holstom, que era una empresa dedicada a construcciones, los conozco porque les h
Sara Luego de haber fumado la pipa de la paz, seguimos en contacto; que alegría que no era solo sexo lo que buscaba, de mi parte no estaba segura. A veces me daba la impresión que se desaparecía a propósito con la excusa del trabajo, yo y mis hormonas no dejábamos de alucinarnos con los sueños húmedos que me atormentaban por las noches. Karen, Miriam y el reciente integrante del club, Enrique, me torturaban. — ¿De qué te sirve tener galán si no lo usas? — todos me recriminaban, a mí me parecía lo normal, no que me importará si lo repetíamos. La verdad, si me importaba, moría de ganas de experimentar de nuevo. Necesitaba mi shot de energía matutina, enfrente del gimnasio, encontré a un Daniel en outfit deportivo, ya se le estaba haciendo costumbre aparecerse en todos lados. — ¿Te perdiste?, ¿Qué haces aquí? — no obtuve respuesta, pero me tomo por la cintura y levanto al tiempo que me besaba, al bajarme me sujete de su chamarra, fue tan repentino. — Extrañaba tus la
ADVERTENCIA: "El texto incluye contenido sex.ual explícito, léalo bajo su responsabilidad" Marco Mi suposición era que ella, al igual que yo, estaba teniendo los sueños más vividos que uno pueda imaginar, por lo menos para mí, todas las noches la soñaba en diferentes situaciones de lo más placenteras. — Sueños húmedos — dijo. — ¿Y?... ¿Has podido alcanzar el mismo placer que yo te di? — sus ojos se abrieron de par en par ante lo directo de mi pregunta, negó. — ¡Dime! ¿Qué pasa en los sueños? — abrí sus piernas metiéndome entre ellas, tome su mano y la lleve dentro de sus pantis, hice que fuera explorando su vulva, que acariciara su clítoris. — Tú entras a mi habitación, mientras duermo y tenemos sexo — cerca de su oído, bese su cuello. — Los detalles son importantes — le susurré, su respiración se agitó y sus mejillas se tiñeron de rosa, seguí dirigiendo los movimientos de su mano, sus ojos cerrados y su respiración desordenada, me indicaron que debía acelerar los m