¡Hola! Gracias por leer esta novela, les pido algo de paciencia, pues las ediciones tardan algo para ser autorizadas y las vean reflejadas.
Marco Desperté por el sonido del timbre, ¿quién, ¡diablos!, se atrevía a molestar? Me incorporé, estaba solo en la cama, me puse la bata, las puertas de la recámara estaban cerradas, quizá Sara se bañaba. En la sala, tomé mi celular y vi las múltiples llamadas de Daniel, recordé que iba camino a abrir la puerta. Daniel se encontraba fuera. — Llame varias veces, pero al no contestar decidí venir — me dijo, no lo deje pasar, regrese al baño, la puerta estaba abierta, en la sala no estaban las cosas de Sara. — Ya puedes entrar — lo llamé. — ¿Qué haces aquí? — le cuestione. — Traje el contrato de confidencialidad y lo usual — respondió, lo vi como si fuera tonto. — Esto no aplica a Sara, ¿O modificaste el nombre? — Por supuesto, no tendrá validez legal, pero tendría un poder disuasivo, como lo hace en la mayor parte de los casos — solo negué. — No será necesario, como puedes ver, he sido abandonado, no me he enterado de cuando se escabullo. Me entrego el cambio de rop
Sara Mentiría si dijera que no me importo que Daniel no diera señales, no quise arruinar mi precioso tiempo con mis padres por estar pensando en lo que él estuviera sintiendo, creo que hasta cierto punto creí, era algo dramático. El lunes en el trabajo necesitaba saber si estaba molesto, por lo que le envié un mensaje preguntándole si estaba ocupado; pero nada. Y qué, si corto comunicación, no porque lo dejara en el hotel, si no por haber conseguido lo que quería, era una posibilidad, lo llamé, me mando al buzón. ¿Cómo me disculparía si no me dejaba? Ya que a él le encantaba enviar cosas, ¿Le gustaría recibirlas? Llame a Grupo Añorve para averiguar si Daniel estaba allí, cabía la posibilidad de que no se encontrara en las oficinas y para efectos no tengo la menor idea de dónde vive. Luego de asegurarle a la persona al otro lado de la línea que era para que recibiera un paquete que le enviaba Holstom, que era una empresa dedicada a construcciones, los conozco porque les h
Sara Luego de haber fumado la pipa de la paz, seguimos en contacto; que alegría que no era solo sexo lo que buscaba, de mi parte no estaba segura. A veces me daba la impresión que se desaparecía a propósito con la excusa del trabajo, yo y mis hormonas no dejábamos de alucinarnos con los sueños húmedos que me atormentaban por las noches. Karen, Miriam y el reciente integrante del club, Enrique, me torturaban. — ¿De qué te sirve tener galán si no lo usas? — todos me recriminaban, a mí me parecía lo normal, no que me importará si lo repetíamos. La verdad, si me importaba, moría de ganas de experimentar de nuevo. Necesitaba mi shot de energía matutina, enfrente del gimnasio, encontré a un Daniel en outfit deportivo, ya se le estaba haciendo costumbre aparecerse en todos lados. — ¿Te perdiste?, ¿Qué haces aquí? — no obtuve respuesta, pero me tomo por la cintura y levanto al tiempo que me besaba, al bajarme me sujete de su chamarra, fue tan repentino. — Extrañaba tus la
ADVERTENCIA: "El texto incluye contenido sex.ual explícito, léalo bajo su responsabilidad" Marco Mi suposición era que ella, al igual que yo, estaba teniendo los sueños más vividos que uno pueda imaginar, por lo menos para mí, todas las noches la soñaba en diferentes situaciones de lo más placenteras. — Sueños húmedos — dijo. — ¿Y?... ¿Has podido alcanzar el mismo placer que yo te di? — sus ojos se abrieron de par en par ante lo directo de mi pregunta, negó. — ¡Dime! ¿Qué pasa en los sueños? — abrí sus piernas metiéndome entre ellas, tome su mano y la lleve dentro de sus pantis, hice que fuera explorando su vulva, que acariciara su clítoris. — Tú entras a mi habitación, mientras duermo y tenemos sexo — cerca de su oído, bese su cuello. — Los detalles son importantes — le susurré, su respiración se agitó y sus mejillas se tiñeron de rosa, seguí dirigiendo los movimientos de su mano, sus ojos cerrados y su respiración desordenada, me indicaron que debía acelerar los m
Marco Jugar con fuego es lo que estoy haciendo, he invertido tiempo y debo admitirlo, también mis sentimientos se están viendo involucrados, no me canso de estar con ella. Negarlo sería deshonesto y pensé que al satisfacer mis ganas de tenerla en algún momento me alejaría, hasta ahora no ha sucedido, me empieza a preocupar. Daniel es el que más me alienta, claro que también se entretiene, me dijo que al fin alguien me hace ver mi suerte, — ¿por qué?, — le pregunte. — Recuerda la lista interminable de mujeres a las que has desechado. — Eso es diferente, quizá el que a ella no la viera de ese modo desde el principio lo ha cambiado. — Pues yo me alegro por ti, de verdad — me miro de forma compasiva. Sabía a lo que se refería, él conocía el oscuro agujero en el que caí después de que Elena me traicionara. — Ahora no es el momento de ponernos sentimentales, mejor pásame los archivos de las próximas licitaciones. Y es que estoy hasta el tope de trabajo, algo que agradezco,
SaraLa peor noche que he pasado, entre recriminaciones y teorías locas, que al final me dejaron sin pegar el ojo, para ir a la oficina al día siguiente me las arreglé y con un aspecto desmejorado me atreví a presentarme a trabajar, todos los que me vieron asumieron que estaba enferma, cuando Karen se enteró enseguida vino a mi oficina para preguntar si no quería un día libre o algo. Yo solo de verla quería tirarme a llorar, sentí una vergüenza enorme, ¡no!, absolutamente no, jamás le diría a nadie lo que había pasado. Antes que hacer un alboroto, necesitaba saber la verdad, por obvias razones, si Daniel, o cómo sea que se llame, no me lo dijo en un principio, no creo que si llegaba y le preguntaba sería honesto. ¿En qué más habría mentido? Los mensajes que recibí no los contesté de inmediato, cuando lo hice solo respondí que estaba ocupada, era un acuerdo no verbalizado, sabíamos que nuestros trabajos nos requerían y nunca habíamos transgredido esos límites. La duda me taladra
Sara Al menos supe que el individuo tenía consciencia, la obra había resultado mejor de lo que imaginé, y eso que no sabía muy bien de qué iba, solo cuando vi las reseñas sobre una pareja mentirosa, visualicé los resultados. Cuando incluso declinó la invitación a pasar a mi departamento, en un principio pensé que no funcionaría, pues lo escuche reírse en varias ocasiones, mientras observábamos el desarrollo de la obra. Luego de la decepción que trajo consigo el incidente donde descubrí su mentira, lo único que sentía por el momento era una rabia inmensa, la verdad me costó trabajo ocultarla. Por ello, todo el tiempo que lo tuve a mi lado, le decía "Dani esto, Dani lo otro”, descubrí que si le molestaba no ser llamado por su nombre, y más seguí fregándolo, lo que desencadeno que se fuera deprisa nada más dejarme en casa, me quede algo satisfecha. Comprendí que, si quería llegar al fondo del asunto, no podía comportarme distinto a como lo hacía antes, de alguna forma debía re encami
Sara Si tengo éxito, en próximas fechas estaré cambiándome a poner un despacho como detective, ahora sabía que su nombre completo era Marco Augusto Añorve Lueger, solo tiene a su madre y una hermana menor, su padre falleció por un infarto. Solo tuve que inmiscuirme en el círculo de las constructoras, por suerte para mí aquí les trabajamos a la mayoría. Contactar con la gente, invitarles una comida y charlar de generalidades fue sumamente fácil, mostrar interés sobre la construcción, me di cuenta de que si a ellos les agradaba su trabajo, eran pericos, que solo necesitaban un aliciente para hablar. Acudí más veces de las que me gustaría a las oficinas de Daniel, ¡no!, corrección, de Marco, ya no puedo llamarlo por otro nombre que no sea el que sus pobres padres le buscaron con tanto amor, para que este se lo cambie a placer ¡Argh!, estoy segura de que si su madre supiera lo corregiría. La información que conseguí sugiere que la señora si lo pondría en orden, las causas que apoya l