Titulo original: Amor de App
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Prólogo
Ser normal, está siendo difícil, solo quiero una pareja y de congeniar una familia propia, al parecer en estas épocas no todo mundo tiene responsabilidad afectiva, si efectivamente, yo también tenía esa cara cuando alguien me dijo eso, tuve que ir a mi celular para buscar a qué se referían, pues resulta que ya le han dado nombres rimbombantes a lo que nosotros a la antigüita le diríamos “amar bonito”.Por mis constantes fracasos amorosos, he tenido que recurrir a una aplicación para buscarme una cita, este método no me convencía al principio, primero parece un menú en el que puedes elegir, nada más alejado de la realidad, parecen tan asequibles que se le va lo interesante y la gente ya no hace el mínimo esfuerzo por genuinamente conocerte, ahora hasta té “ghostean”, si, otra palabra acondicionada a estas nuevas modalidades.
Considero que esto de buscar en una aplicación será mi último intento, para buscar una pareja.
-1.68 cm. -Formación Profesional
-Agnóstica -Bebedora social
-Soltera -Capricornio
-Sin Hijos -Busca relación
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Intro
Mentiras blancas o las que no lo son tanto, todas llevan al mismo camino, cuando alguien las descubre.
Las inseguridades y los presentimientos, los odio, ¿por qué siempre deben ser acertados? No, no es mi sentido arácnido. Por ¡Dios! Como debe divertirse.
Estaba emocionada como siempre, ese es el efecto que este hombre tiene en mí, tan solo el cumplido que me había hecho sobre mi apariencia, me aseguraba que realmente me deseaba.
A lado de él siempre me siento un poco fuera de lugar, sé que es observado y que es acreedor de las miradas femeninas, es inevitable, por ello me esmero en mi arreglo a la hora de tener una cita con él.
Hoy no era la excepción, luego de salir del baño, fui pensando en su propuesta de pasar la noche con él, aunque era entre semana ya lo hemos hecho, ya hasta tengo un cambio de ropa en el auto, previendo un posible encuentro.
Antes de entrar a la sala del museo me detuve a ayudar a recoger un montón de panfletos que se le cayeron a una joven, cuando logramos juntarlos todos, fui a la sala. Mis ojos y mis oídos me debían estar fallando. Daniel estaba de espaldas.
— ¿¡Marco Añorve!? ¡Oh querido! ¿Eres tú?, creí que me estaba confundiendo — una señora le dijo. Por un momento me quedé procesando lo que había escuchado, vi como Daniel miro a todos lados, en automático me oculte detrás de la pared, para escuchar su corto intercambio.
Cuando fue suficiente, regresé a toda prisa al baño, empecé a pasearme de un lado a otro intentando digerir la información, me detuve frente a un lavabo, me sujeté al mueble, pues sentí que me iba a dar un ataque de pánico, nunca los he sufrido, pero justo ahora sentía que el aire me abandonaba y solo ese bendito lavabo me servía para anclarme.
Una señora me dijo que no me veía nada bien, ofreció llamar a alguien, fue cuando desperté de mi trance y comencé a inhalar bocanadas grandes de aire, mientras la amable señora pasaba su mano por mi espalda una y otra vez.
Le agradecí a la mujer su intervención, le aseguré que ya me encontraba mejor, aunque no era cierto del todo, me armé de valor, marché hasta la sala, quise preguntarle de inmediato qué había pasado.
Pero mi yo cobarde afloro, de ser cierto, esto era la forma más fácil y rápida de decirle adiós a mi pequeña aventura.
Mientras observábamos la exposición, un soliloquio interno se formulaba en mi cabeza, de forma rápida intente evaluar la situación, por supuesto que Daniel notó mi distracción, yo se lo atribuí a un malestar.
Con lo acontecido, no me creí capaz de poder darle una solución a lo que escuche, ¿confrontarlo?, no me pareció la mejor opción.
Daniel, ese no era su nombre, nunca corrigió a aquella dama y el otro nombre se me hacía conocido, su apellido, sobre todo, Grupo Añorve donde Daniel dijo trabajar, ¡aah!, que lío.
Necesitaba pensar, las tribulaciones de mis emociones y pensamientos me llevarían a actuar de forma que luego seguramente me arrepentiría, nunca está uno conforme con su actuar, tal vez luego me recrimine el no plantarle unas bofetadas por el épico engaño.
Ante mi aparente indisposición de seguir con nuestra velada, él me propuso dejarlo para otro momento, me llevo a mi departamento, quiso ser amable ofreciéndome su asistencia, pues quería que viera un doctor, cosa que rechace rotundamente, alegue que con una pastilla se pasaría.
En mi departamento no pude más que quedarme como perdida, me tendí en mi cama y con la luz apagada me deje llevar por mis pensamientos y los miles de explicaciones que le busque a lo ocurrido; estaba molesta, decepcionada, triste, y a punto de las lágrimas que una y otra vez me trague, el nudo en mi garganta crecía, pero de ninguna forma quería derramar lágrimas.
Me culpé por ser yo quien pase por alto mi buen juicio y mi auto preservación, por querer experimentar salir con el hombre guapo, ahora tenía una idea de todo el bodrio que se inventó.
Esa noche no concilie el sueño, tal vez hubiera sido preferible llorar como Magdalena, para desahogar el cúmulo de emociones y que el agotamiento me permitiera cerrar los ojos, aunque fueran unas pocas horas. Mi cerebro formuló incontables historias y excusas. Traicionero corazón era el que se estaba aprovechando para influenciar a mi cerebro para procurarle una salida a este canalla.
¿Cómo llegue a esta catástrofe? Quizá sea necesario retroceder un poco para ver en dónde metí la pata.
NOTA DEL AUTOR
"¡Hola! Gracias por darle una oportunidad."
Sara Todo indicaba que se avecinaba otro fracaso, tenía días intentando contactar con Alex, pero este no respondía a nada y yo necesitaba saber de una vez por todas por qué su trato para conmigo había cambiado radicalmente. Cuando por fin pude verlo, no sé si hubiera sido mejor no hacerlo. Alex se desahogó, ante lo que él afirmó era absolutamente mi responsabilidad. — No deje de estar pendiente de ti porque dejaste de importarme, el sentimiento se acabó al darme cuenta de que te negaste a mostrar esfuerzo, me dejaste de lado aun cuando sabías que te necesitaba, te quise demasiado, pero yo para ti importaba muy poco. Me echó en cara mi falta de interés y disponibilidad para con nuestra relación, al ver que derrame lágrimas este se molestó y de forma más insultante siguió. — Siempre tratando de ser perfecta, eres acartonada, y me aburres horrores en la cama. Al pronunciar aquello yo dejé de escuchar lo que continuo, me quede con un monólogo interno preguntándome si era cie
Sara Un montón de hombres se interesaron en mi perfil, esa sensación de aceptación me llevo hasta los cuernos de la luna, ni sabía ¿qué hacer?, en un principio conversé con algunos prospectos y conforme paso tiempo me di cuenta de que no todo era color de rosa. Empecé a figurarme que aquí, como en la versión de citas en la forma tradicional, había caballeros, raritos, acosadores, intensos, de todo un poco, yo ingenua, no esperaba esto. Aquí tuvo que entrar de nuevo los consejos expertos de Karen, que me ilumino con su conocimiento, volvimos a actualizar mi perfil poniendo filtros más específicos de lo que buscaba, también me dio uno que otro consejo para desenmascarar y revelar sus verdaderas intenciones. Terminé optando por una sola aplicación y era en donde las chicas teníamos el privilegio de ser las iniciadoras de un acercamiento o una conversación, tímida, no soy, pero tuve que vencer esa idea de que los hombres son los que deben dar los primeros pasos a la hora de busc
Sara Afortunadamente, mi día estuvo tan ocupado que el tiempo se me fue volando, cuando menos me di cuenta tenía a Karen fuera de mi oficina, mi chaperón venía a decirme que era hora de irnos. No tarde mucho, solo unos pequeños toques a mi maquillaje y cambiar a un vestido, nada pretencioso, sobrio y de buen gusto. En el restaurante, en la entrada, tenía una reservación a mi nombre, seguro Daniel la había hecho, Karen fue a la barra, me dijo que disfrutaría de la cena, obviamente yo invitaba, un pequeño gesto de agradecimiento por su compañía y servicio de guardaespaldas. A mí me indicaron que fuera a un cubículo apartado, era gracioso que solo lo dividieran paneles de cristal, aun así, bastante gruesos que impedirían la salida de nuestra conversación. Pasaron 15 minutos después de las 7 y él no aparecía, bebía pequeños sorbos de un té delicioso, en lo que esperaba, mi decepción se incrementaba con el paso de los minutos, la verdad si moría de ganas de verlo en persona, sobre
Marco Esa noche no hubo mensajes, tenía días que le compre un nuevo celular a Daniel para que me cediera el suyo, de ese modo era más cómodo. En la mañana, como siempre desperté al escuchar la música de la alarma, una rutina que mantiene mi cuerpo y mente en óptimo estado, programe las persianas de todo el pent-house para que se abran al sonar la alarma. Hoy no tendería la cama como de costumbre, toca cambio de blancos, por lo que se lo dejaría a Estela. Al no tener ganas de correr opté por bajar hasta la alberca y nadar por cerca de una hora, suelo ejercitarme en el parque La Mexicana, últimamente no lo encuentro placentero, pues tengo una acosadora que piensa que su horrible timbre de voz es agradable de escuchar, aún menos sus avances y coqueteos que me sacan de quicio. De regreso a mi piso, mientras me aseo escucho las noticias financieras para saber cómo amaneció el movimiento de las bolsas de valores, ya que no tengo desayunos o almuerzos agendados, Estela me tiene el d
Marco Una vez concertada la cita, ya había decidido seguir con la farsa de ser Daniel Castillo, no podía ir por allí siendo Marco Augusto Añorve Lueguer, el dueño detrás de Grupo Añorve, saliendo con sabe Dios quién, un punto a mi favor es que mi rostro no era conocido, redes sociales solo las del grupo, nada de mi persona o mi familia circulaba en los medios, me encargo de ello de forma meticulosa, ya vi el desastre que viene con la exposición. Lo que halle en esa cita fue una Sara muy natural, su atuendo bastante básico, sin una gota de maquillaje, todo indicaba que la tome desprevenida, sin quejas de mi parte, las grandes producciones y plastas de maquillaje suelen disgustarme. Eran muy transparentes sus gesticulaciones, ya que delataban sus pensamientos, por lo menos me dejo ver que le era atractivo, cada que le sonreía, un ligero rubor rosado subía a sus mejillas. Era evidente su incredulidad, le entregué la tarjeta que le había pedido a Daniel, yo había planeado convencerla
Sara Todo aquello había sido algo que jamás me hubiera imaginado, yo ya tenía la imagen de Daniel, porque hasta cierto grado los mensajes me hacían pensar que podíamos congeniar, ahora con esto me quedaba con una sensación de escepticismo. Ni decir que en cuanto me dijo que en efecto él era Daniel quise salir corriendo del lugar, yo toda así en el peor estado en el que me pude presentar y él tan... ¡Argh! Lo primero fue hacer una videollamada con Miriam y Karen para contarles la fantástica aventura que me había ocurrido, porque analizándolo seguramente esta sería una buena historia, como esas que cuentan las mamis diciendo que tuvieron un amor de novela, el mío no llego a tanto, pero no podía quejarme. La cena me la pasé divagando, observándolo y babeando, sus modales en la mesa, lo atento que era, son cosas que están casi extintas, es como si hubiera descubierto el último fósil del más maravilloso dinosaurio que haya existido en la tierra. Miriam desestimo que aquel hombre fuer
Sara Definitivamente, quede idiotizada desde que lo vi aparecer doblando la esquina, caminaba como si el lugar le perteneciera, traía un traje neg.ro slim fit de tres piezas, sus zapatos me encantaron, eran obscuros de la parte del talón, con un degradado hacia el frente para terminar en un color café. Ya enfrenté de mí, ¡Dios...! No bastaba con su apariencia, olía increíble, en su fragancia se percibía notas de madera, cuero y algo más que mi nariz inexperta jamás sabría. Mi cerebro ni funcionaba, mi cuerpo en automático mando mi mano derecha para saludar ¡Tonta!, él siendo educado la tomo y la estrecho, otro error más, al tocarlo sentí que el corazón podría salir por mi boca, de lo desbocado que estaba. — ¡Buenas noches!, hoy luces... ¡Wow! — dijo y sin soltarme, se acercó para saludarme con un beso en la mejilla, — ¡Umh! Y hueles delicioso — susurro en mi oído, ¡Genial!, de no tener buen resorte mis pantis ya estarían en el piso. Paso mi mano por su brazo y se puso a mi lado,
Sara Llegue extasiada a mi apartamento, esa despedida me encanto, me había robado un beso, que, aunque solo choco sus labios con los míos, fue suficiente para mandarme a la nube 9.Entre dando vueltas y brinquitos, esa noche me costó mucho conciliar el sueño, repase cada momento de nuestra cita, lo atontada que me dejo con su apariencia, con su forma de coquetear y soltar frases halagadoras. Sin lugar a dudas en mis fallidas relaciones no había conocido alguien como él, olvidemos su apariencia, su personalidad era de lo más encantadora y atrayente, me sentía como abeja, con un jardín repleto de flores, ¡Aah! Debía frenarme y no dejarme ir como “gorda en tobogán”, había varias posibilidades; que fuera cierto lo que decía, o que solo se estuviera permitiendo bajar sus estándares para divertirse con alguien como yo, y otras que mejor descarto por ser aterradoras. Por supuesto que Miriam y Karen querían detalles que yo gustosa compartí con ellas, parecíamos adolescentes con nuestros g