Narra Bruno. Pensé que lo peor que me podría suceder era tener que quedarme en este lugar porque mi vida únicamente sería trabajar y compartir con los niñatos que tengo como amigos, pero ahora, sí quiero profundizar esa amistad. La madrastra de Jeremías es hermosa, justo como me gustan, una mujer llena de curvas, de pelo negro largo y muy lacio, de piel blanca como la porcelana, tan delicada como una flor, sus grandes ojos negros van a juego con sus pestañas risadas y sus cejas son tan definidas, sin necesidad de maquillaje. Parecía una diosa divina con esos labios rosados, que me dieron ganas de chuparlos hasta dejarlos inflamados, su cuerpo voluptuoso invita a pecar, pero ya estoy podrido, mi alma no necesita de más pecado, pues uno más y uno menos no hará la diferencia, porque ya no tengo salvación. Adoro ser como soy sin necesidad de querer cambiar por nada ni por nadie, yo Bruno Lambert he nacido para obtener del mundo todo a lo que las personas puritanas le llaman malo, q
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