Luego de una inútil resistencia que Vlad no se tragaba y de una fingida indignación, la sirvienta estafadora y mal hablada, que inventaba calumnias sobre la salud de su trasero, había aceptado dormir con él.Esa sería la carnada. Si los planes de la mujer eran seducirlo para obtener algún tipo de beneficio económico, ahora empezaría a jugar sus cartas y a mostrar su verdadero rostro. Lo mismo ocurriría si se trataba de una espía de su madre. Esta última era la opción más plausible, no creía que se tratara de una estafadora como Antonella. Le bastaba con mirarla para saber que no era muy lista. Un títere, eso era, una serpiente adiestrada por su madre, para engatusarlo quizás, para vigilarlo y mantenerlo tranquilo como a Ingen. Perfecto, dos pájaros de un tiro. No sabían con quién estaban tratando. Esa mujercita embustera recibiría una cucharada de su propia medicina, se intoxicaría con su propio veneno. Aguantando la repulsión que le causaba, le rodeó la cintura, creyendo que pasaría
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