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Todos los capítulos de tiempos de guerra: Capítulo 1 - Capítulo 10
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Nace una luz
El último rayo de luz, se escondía en el firmamento.   Una carroza custodiada por veinte hombres armados con espadas y arcos recorrían un angosto camino por el bosque de las bestias. En la carroza se encontraban siete hombres encadenados. Los barrotes absorbían las almas de seis de estos hombres, el restante no podía sacar de su mente los pensamientos que la invadían. Miró por la ventanilla y en un par de tranquilos movimientos se quitó las cadenas, se aproximó hacia la puerta y la abrió con facilidad.   Unos minutos después; diez soldados con un perro de rastro se hallaban buscando a Nemo.   Nemo era un hombre de mediana edad, cabello cano, barba corta y desordenada. Vestido con trapos viejos corría entre la maleza del bosque. De repente vio una roca, miró a su al rededor y se detuvo a descansar. Dos minutos después los soldados finalizaron su búsqueda. El sujeto al verlos levantó tranquilamente sus manos acompa
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Nace una luz II
El viaje era largo, pero Einar tomó un atajo que cruzaba bosques, lagos y montañas.  Nada era capaz de detenerlo, ni a él ni a sus bestias. Los bosques los corrieron, los lagos los surcaron, escalaron hasta las montañas más grandes y empinadas, acamparon entre el frío más duro y el calor de las zonas más áridas no logró detener sus pies. El viaje duró cinco días y la fatiga no duro uno solo. Nowrtheen era una ciudad impenetrable, estaba protegida por seis enormes murallas y cientos de guardias que la habitaban. Su estructura era hexagonal y contaba con diez torres que vigilaban sus extenciones. A su alrededor habían preciosos bosques ricos en especies de animales, rocas, árboles y plantas. Los hombres del bosque permanecian encerrados en una prisión dentro de la ciudad cerca de un costado de la muralla.Einar contemplaba la pr
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Nace una III
Al día siguiente un hombre del rey rata se reunió con Einar para recibir el mensaje que tenía para su jefe. La noche anterior al traslado, Einar les termino de contar el plan. - cuando lleguemos al valle de las hadas, antes de cruzar las montañas del acero, habrá trescientas espadas ocultas en los árboles. En grupos de cinco hombres se dirigirán cada grupo a su respectivo árbol para tomar las espadas, se hallan encima de las ramas cubiertas por las hojas. Para ustedes no será difícil tomarlas.- pero mientras tomamos las espadas, ellos tendrán tiempo para atacarnos - interrumpió Aldor.- no me dejaste terminar... habrá veinte arqueros en las montañas, ustedes tomarán las espadas mientras los arqueros y yo atacamos a los dahmarianos.- ¿y después de escapar que haremos? - preguntó uno de los hombre
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Nace una luz IV
La noche pasó y el sol se deslizó de repente por el firmamento, el frío todavía se hallaba allí, pero se desvanecía con el pasar de los segundos. Aldor estaba dormido, hasta que repentinamente una enorme mano lo estremeció. Abrió los ojos y vio a Einar sin cadenas, pensó que aún no había despertado y vio a su alrededor. Los cuerpos dahmarianos estaban en el piso inmóviles y con los ojos abiertos.   - ¿qué pasó? - preguntó desconcertado. - la comida que traían los arqueros estaba envenenada - dijo Einar en voz baja mientras reía. - ¡qué! Pero esa comida era para nosotros - dijo enojado. - tranquilo, todo era parte del plan. - ¿entonces nos engañaste a todos? - sí - maldito, Einar - se echó a reír.   Se levantaron los dos y Aldor le habló al pueblo.   - ¡quiero que tomen todas las armas que puedan, saqueen los cuerpos de los soldados y por ninguna razón vayan a probar esa com
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El dueño de los mares
Miles, miles y miles de kilómetros azules. Algunos más claros, otros más oscuros y entre toda esta agua, solo se veían siete enormes barcos. Tres de ellos pertenecían a la flota del capitán Jake Smith, el Dueño de los mares tenía por título. El pirata más temido que haya conocido este mundo. El primer barco tenía por nombre "Tormento", el segundo "Clon" y el tercer barco se llamaba "la flor de Rose"    Los cuatro barcos restantes, pertenecían a la corona de Erbit. Uno de los reinos más importantes del continente.   La flota del capitán Smith, había emprendido su camino hacia los barcos de la corona en cuanto los tuvo a la vista. Todos estaban preparados para pelear y vencer, o morir.   Las tres bestias piratas de madera se posicionaron entre los cuatro barcos de la realeza. El Tormento - el cual era el barco personal del Dueño de los mares - se lanzó de frente contra el barco más grande de su oponente -
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El dueño de los mares II
El resto de la semana estuvo leyendo los reportes de su hombre entre otras cosas.Esa semana, no hubo nada fuera de lo común al igual que la siguiente. Pero la semana que llego después fue distinto. El reporte decía - entre otras cosas - que habían desaparecido algunos barcos que cruzaban el río de lodo.Los siguientes días llegaron los fuertes vientos y junto a ellos, tornados y enormes tormentas. Prácticamente era imposible navegar por el mar verde.Unos días más y la desgracia no dejaba de pisotear a los mercaderes del mar. Esta vez habían saqueado cinco barcos que cruzaban el poso de los tigres. Al cabo de un mes, los navegantes habían sido obligados a pasar por las rocas del acantilado, no sin antes pagar un buen peaje por ello.  Y allí estaba Jake Smith. Miraba la pequeña letra de las cartas que lo mantenían
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El dueño de los mares III
Al despertar, estaban todos amarrados a los árboles y rocas.El contramaestre John al verse rodeado de hombres mirándolos con curiosidad se sorprendió. - ¿quién está a cargo?... ¡Exijo que me dejen hablar con su líder! - gritó con autoridad. Un hombre fuerte se acercó a él y lo golpeó. - ¿quién te crees, para hablarnos de esa forma? - preguntó el indígena mirándolo firmemente a los ojos. - soy el contramaestre John Cliff de la flota del dueño de los mares, perra, y si me vuelves a tocar, no vivirás para contarlo - dijo el contramaestre enojado. El hombre frunció las cejas y después le tiro dos dientes de un golpe.  Mientras tanto, el capitán Jake merodeaba cerca del fuerte con su nave. Esperaban que llegará la noche mientras se p
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El dueño de los mares IV
A la mañana siguiente, Jake Smith se encontraba en un caballo galopando hacia las palmeras de Andares.El paisaje de aquel lugar era hermoso. Las palmeras eran verdes con tonos amarillos mezclándose entré sus hojas, se podían ver pájaros paseándose de lado a lado con sus alas y vividos colores. También las diferentes especies de simios que merodeaban por los árboles y palmeras de tan fertil lugar. Jake disfrutaba el panorama con una sonrisa mientras se aproximaba cada vez más a su destino. De repente aparecieron un par de indígenas cachas entré los árboles. El capitán Jake sacó de su bolsillo un pañuelo blanco y gritó - ¡vengo son de en paz! - El caballo se detuvo y tres de los indígenas se acercaron al capitán.  - quiero ver a su jefe - les dijo lentamente abriendo ampliamente su boca y gesticulando con sus
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El ejercito plateado
 El hombre se recostaba sobre un pequeño pajar mientras sus ojos vagaban entre las grises paredes de piedra caliza, que conformaban la celda que lo privaba de su libertad. Se hallaba sumergido en las profundidades inexploradas de su propia mente, pues sus pensamientos no lo dejaban flotar.Vestía de forma elegante. Un pantalón de seda, zapatos de cuero y chaqueta de lino. Tenía el cabello liso y grueso, se peinaba con una línea en el medio que no alcanzaba a notarse debido a lo abultado que era su rubio cabello. Sus ojos eran azules, la nariz fina, boca pequeña y una mandíbula cuadrada.  Esa noche sólo podía pensar en lo que depararía su futuro. - Simon Saxe, jamás creí que te vería encerrado en una celda como esta - dijo un hombre canoso y con túnica oscura cortando el hilo de sus pensamientos.  <
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El ejercito plateado II
Ahora vayamos a un lugar situado a unos días de Phindelvania. En este caso hablamos de una taberna, te diría que es una gran taberna, pero estaría mintiendo. Pues era la taberna más común que podía existir. Tenía una barra algo grande y algunas personas paseándose por ella, tanto hombres como mujeres. No más de treinta personas, pero a nosotros solo nos importan tres de ellas... bueno... ellos.El primero era un hombre llamado Adler Weber. Era rubio, de piel blanca, llevaba una elegante túnica negra y un rostro serio bien afeitado y algo redondo. El segundo hombre vestía algo extravagante, tenía un gran sombrero, una chaqueta de cuero café y unos elegantes pantalones, encima de los zapatos que hacían juego con su atuendo.El rostro del hombre tenía un mostacho, algo de bello bajo el labio y el resto de bello en la cara, era grueso y
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